Pues aqui termina esta historia, que espero que os haya gustado.
Agradezco a todos los que la han seguido hasta el final, sobretodo esos
comentarios que me han dado ánimos y me han ayudado a tener mas ilusión
por escribir de la que tenia antes. Pronto empezare otra historia así
que sed pacientes, os espero!!
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Oscuridad: Capítulo 8
-Jessica...-
No podía creer que lo hubiera dicho en voz alta. -Se cortó delante
mía para ocultar la cicatriz anterior...- Un fuerte sonido la
interrumpió, era la puerta de la habitación.
-¡Agente
Evans, la hija de Linda, la pescadera, ha desaparecido!- Era el señor
Daniels, su respiración agitada, denotaba que había corrido hasta
allí. Miró a Evans y luego a Anna, esperando alguna reacción
mientras recuperaba el aliento.
-Llame
al comisario Carry, dígale que reúna a varios hombres para calmar a
la gente. Si Anna y yo no volvemos en una hora que, por favor, llamen al FBI, obtengan refuerzos y se
dirigan al bosque con todo el armamento que puedan reunir...- El tono del joven transmitía seguridad, el
señor Daniels asintió.
-Si
agente, ahora mismo se lo comunico a Carry- Salió de la habitación,
como había entrado, en un suspiro. Un segundo después volvió.
-¡¿Perdón?! ¿Ustedes dos van a arriesgarse a ir al bosque?
¡¿Están locos?!
-Así
es, pero esta decidido, señor- El hombre quiso replicar, pero estaba
claro, esos jóvenes lo tenían decidido, él no podría hacer nada.
Se fue a hacer lo que le dijo ese insensato.
-Dan
¿Pero si van al bosque no descubrirán la existencia de los
hombres-lobo?- La joven se acercó a Evans, estaba perpleja ¿Qué
planeaba este?
-Si,
pero nosotros resolveremos esto, antes de una hora, si sale mal...
Quizás sea la hora de que los humanos sepan que no están solos-
Anna tardó en asimilar lo que acababa de oír, pero Evans tenia
razón.
-Lo
entiendo. Usted habló antes de una cabaña- Evans la miró
interesado en lo que tenía que decir. -Jessica, seguro esté usando
la cabaña de mi familia, creo que es el lugar donde tiene a mi
hermano- Lo vio asentir, y seguidamente, recoger algo de debajo de la
cama.
-Esto
te pertenece- Anna sonrió. Era la daga de su hermano, tan hermosa...
La colocó en su cinturón, en la parte de la espalda.
Ya
estaban corriendo por el bosque. Debían encontrar a esa muchacha
antes de que Jessica diera con ella. Tenían esa esperanza, pero
quizás ya estuviera muerta... Igualmente seguían corriendo, Anna
sabía perfectamente donde se encontraba la cabaña y guiaba a Evans,
con una seguridad pasmosa, por el oscuro bosque.
-¡Socorro!
¡Ayuda!
Al
oír esa voz ambos cesaron en sus pasos, afinando su oído para ver
de donde provenía, fue curioso, la voz cada vez se escuchaba más
cerca. Miraron a su alrededor, impacientes. Segundos después la
joven apareció de entre los arboles, efectivamente era la hija de la
pescadera.
Era
morena y su pelo negro, ahora suelto, ondeaba totalmente despeinado
cuando se abalanzó sobre ellos. La chica, de unos dieciséis años se abrazó a Anna por
instinto, el miedo la hacia temblar con todo su cuerpo.
Evans
seguía mirando por donde había aparecido la pelinegra, no tardó en
ver a la bestia, que al ver a los presentes, disminuyó su marcha.
Ahora caminaba lentamente hacia ellos, en concreto hacia Evans que lo
miraba desafiante, apuntándola con su revolver.
-Anna, ya está aquí. Quiero que os larguéis ¡Ya!
Recordó
la imagen de su hermano, Evans también quería sacrificarse.
No,
no volvería a dejar que alguien se sacrificara por ella. Evans la
había salvado la noche anterior y salió ileso, pero esta vez era
una lucha a muerte, ella no podía dejar que dieran su vida por ella
una vez más.
-Cathy,
mirame- Anna puso su mano en la barbilla de la muchacha para hacerla
mirar hacia ella. -Ahora debes correr con todas tus fuerzas fuera del
bosque, seguro que tu madre está muy preocupada buscándote, sabes
el camino ¿Verdad? Toma esto, úsalo si es necesario- Ofrecía su
pistola a esa asustada chica, esta la cogió con temor.
Cathy asintió con lagrimas en sus ojos. No tardó en hacer caso a la
joven, desapareció bajo la atenta mirada de Anna, que ahora volvía
hacia Evans.
-Eres
una estúpida...
-Lo
sie...
-Pero
es tu elección...- Jamás pensó esa respuesta de ese hombre y que
al decirlo estuviera sonriendo ¿Él estaba respetando su decisión?
Ella sonrió para sí, no supo definir la sensación que tuvo en ese
instante.
La
criatura ya estaba a pocos metros de ellos. Ambos pudieron ver aun
andaba a cuatro patas. Anna se puso justo al lado del joven, cuando
la criatura comenzó a ponerse sobre sus dos extremidades traseras.
Rugía en señal de poder, los había cazado. Anna sospechaba que en
cualquier momento Dan se transformaría, así que se apartó varios
centímetros de él para dejarle espacio. Nunca había visto esa
clase de transformación así que no sabría si le estorbaba tan
cerca.
Algo,
demasiado extraño para ella, pasó. Evans se arrodilló gritando de
dolor, haciéndole tirar su arma ¿Dolía tanto cada vez que se
transformaban? ¿Como podían soportarlo, cada noche? No, eso no era
normal, Dan no estaba cambiando en absoluto. Seguía gritando de
dolor, su cuerpo estaba ahora en suma tensión. Sus manos tenían un
tono morado de la fuerza que sus dedos hacían al rasgar el suelo. En
su cara, totalmente enrojecida, comenzaron a aparecer venas que
reflejaban el sufrimiento por el que estaba pasando. Y sus ojos
estaba inyectados en sangre, a causa de tal sobre-esfuerzo.
Definitivamente algo no iba bien.
-¡¿Dan?!-
La joven no soportar más la escena que tenía delante de ella, se
acercó rápidamente a él para socorrerlo. La mano de Evans se
interpuso entre ellos, para que no siguiera avanzando.
-¡No!
¡No te acerques!- Los ojos de la joven se abrieron por la sorpresa
¿Por qué rechazó su ayuda?
-¿Qué
ocur...
-¡Algo
no me deja transformarme! ¡Mantente alejada, no me gustaría
dañarte!- Dicho esto el joven volvió gritar de dolor. Anna sentía
como las lagrimas recorrían su rostro por la impotencia.
Entonces
volvió la mirada a la bestia, esta pisoteó sin ningún esfuerzo la
pistola de Evans que quedó destrozada ante tal fuerza. Miraba
fijamente al joven que se retorcía de dolor, pero al notar la mirada
de Anna giró la suya hacia ella. No podía creer lo que estaba
viendo, no podía creer que esa bestia que se le acercaba, pudiera
ser él.
Esos
ojos eran los que le pedían que se fuera, eran los de la persona que
se sacrificó por ella hacia dos noches ya. Esa criatura que tenía
enfrente era Ariel, su hermano estaba a punto de matarla...
-¡¿Ariel?!-
Ante el gritó de Anna la criatura se paró en seco, congelada.
No
pudo decir nada más, Evans se abalanzó sobre la bestia. Aun
teniendo su cuerpo destrozado por el dolor, pudo alejarla de la
joven. Pero un golpe certero del animal lo hizo caer a un par de
metros.
-¡No!
¡Dan!- Estaba desconcertada, pero vio como el agente se recuperó
del tremendo golpe, intentaba tenerse en pie pero el dolor se lo
impedía. Al igual el saber que estaba vivo, la calmó. -¡Es mi
hermano, esta criatura es mi hermano, Dan!- Los ojos de este se
abrieron de par en par, pero segundos después se pasó las manos por
la frente.
-Mierda
¿Cómo no me di cuenta? Quería emparejarse con tu hermano, desde el
principio, por eso te envenenó la primera vez. Sabía que no te ibas
a separar de él y debía quitarte del medio para poder raptarlo sin
que tu recordaras nada. Solo quería despistarnos mientras él sufría
la mutación para convertirse en uno de nosotros...
-Así
es, agente Evans- Una figura humana apareció entre los arboles, era
Jessica. Anna quiso abalanzarse sobre ella, pero su hermano Ariel se
interpuso entre ellas, rugiendo a la joven. -Pero yo envenené a los
dos hermanitos. Sabía que Ariel era bueno luchando con cualquier
cosa. Así que con un poquito de esos polvos mágicos, caería
rendido a mis pies, literalmente. Esa chica era el cebo, sabía que
vendrían al bosque, lo que no me esperaba es que la manguita
resistiera hasta el pueblo con vida, podría haber desbaratado mis
planes, pero afortunadamente murió antes de decir algo...
-Serás...-
Volvió a intentar atacar a Jessica, pero Ariel volvió a rugir
amenazante ¿qué podría hacer ahora por su hermano? ¿Estaba todo
perdido?
-Me
sirvió igual para despistar a todo el pueblo, y sobretodo a ti, mi
querido Evans. Estabas tan centrado en procurar que nadie lo
descubriera, que caíste enterito. Esta estúpida echándose la culpa
y tu intentando protegerla, porque te agrada tanto... ¡Que poco
profesional Dan!
-Eres
tan...- Evans calló ante el dolor pero volvió a hablar. -¿Y la
otra chica? ¿Por qué la mataste?
-Cálmate
querido. Mientras más te alteres, más te dolerá- Miraba ahora
hacia el joven, que ahora entendió, que ella era la causante del
dolor que lo tenía postrado en el suelo. -Los polvitos mágicos que
he echado sobre tu linda libreta no dejaran que te transformes por
unas horitas, así que cálmate, morirás antes de eso. A lo que
iba... No me gusta saltarme mi horario, para las comidas- ¿Intentaba
ser graciosa? Anna tenía ganas de vomitar. -Pero como vi que
funcionaba eso de manteneros distraídos... Pues, os di otro cuerpo
para que jugarais a los detectives...
-Te
conozco desde siempre. Podrías haber elegido otro camino ¿Qué te
ha hecho cambiar así?- Su mirada volvió a Anna y fingió ternura al
observarla.
-Preguntale
al hombre que se retuerce ahora por el dolor. Dan, dile ¿Por qué
estás aquí? Anda, dile que tú solo has venido a matarme. A evitar
que la niña que intentaste devorar hace casi diez años, te delate
¡Anda, cuéntaselo!- Mostraba una sonrisa macabra ahora, al ver
girar la cara de Anna hacia Evans y miró al hombre que bajaba la
cabeza con vergüenza.
-¿Qué?
¿Qué está diciendo, Dan?
-¿Qué
pensabas? ¿Que no reconocería ese olor aunque vinieras aquí como
un turista? Pareces novato Dan. He jugado contigo desde que viniste,
eres muy ingenuo. Solo querías averiguar quién era ¿Verdad? Solo
querías matarme para eliminar cualquier prueba, esas chicas te daban
igual...- Jessica acusaba al hombre que comenzaba a ponerse de pie,
aun con la cabeza gacha.
-¡¿Dan?!
¿Es verdad? ¿Atacaste a Jessica?- Anna estaba confundida, lo miró
con insistencia.
-Yo
era un licántropo joven, yo no sabía controlarme.... Ese maldito
acababa de morderme, el hambre me cegaba y la ataqué ¡Si, te
ataqué!- Se argumentaba con las manos. No lo parecía pero estaba
más calmado. Miraba a Jessica con ira en sus ojos.
-¿Ves
Anna? Es un monstruo. Atacar a una niña...
-¡Te
ataqué, pero no te maté! Solo te herí, jamás he sucumbido al
hambre. Yo confié en mi humanidad, pero tu ya has renunciado a
ella...
-¡Tú
me convertiste en esto desgraciado!- Estaba histérica y comenzó a
andar hacia Evans.
-¡Si,
lo sé y me arrepentiré toda la vida! Pero pudiste elegir, como
yo...
-Yo
he aceptado lo que soy y no traiciono a mi propia condición, en
cambio tú...
-Él
ha elegido seguir a su humanidad, tu solo te excusas en lo que eres
para saciar tus propios instintos...- Anna se interpuso entre ellos
dos, pero al hacerlo no se percató que la daga de su hermano cayó
al suelo. Sabía que Jessica podía matar al joven en cualquier
momento. Jessica solo sonrió y se acercó más a ellos.
-Que
impotencia eh, Evans. Ser un simple humano y morir a manos de una
bestia. Pero eso no es lo peor ¿Verdad? Lo peor es que Anna muera
por salvarte, sin que tú no puedas hacer nada por ella ¿No es así?-
Evans tragó saliva, Jessica tenía razón. La mujer miró ahora a
Anna. -Es hora de morir...
Se
alejó un poco de ellos. Su cuerpo comenzó a transformarse. Poco a
poco su cuerpo se agrandaba, llenándose también de vello negro
azabache. Sus extremidades comenzaban a parecer las de un lobo, los
pies y las manos eran ahora, cuatro enormes garras. La altura de
Jessica aumentó considerablemente. Anna no apartaba la mirada de sus
ojos, que en segundos tornaron amarillos. La boca se estaba
convirtiendo en un hocico, como el de un lobo, dos colmillos
comenzaron a salir de ella cada vez más pronunciados. La joven ya no
era humana, estaban en frente de un licántropo dispuesto a
despedazarles sin contemplaciones. Anna observó como todo el proceso
era un tanto doloroso, pero ahora esa bestia dibujaba una mueca
siniestra, sin dolor... Se les acercaba, pero sintió que Evans la
abrazaba, en señal de protección, algo inútil en ese momento. Pero
que le reconfortó en los que serian, los últimos momentos de su
vida. Aulló fuertemente y se les abalanzó.
Anna
no reaccionó hasta segundos después. Jessica estaba enfrente,
inmóvil, un hilo de sangre salía por su boca... Ella misma se miró
el pecho, salía de él la hoja de una daga de plata, la daga de
Ariel. Había atravesado su corazón. Anna alcanzó a escuchar
algo...
-Ariel
¿Por qué?- A medida que su vida se apagaba su cuerpo
recobraba su forma humana...
Anna
estaba en shock, pero vio como el cuerpo de Jessica caía delante de
ella. Ariel estaba justo detrás, empuñando el arma que aun seguía
clavada en el cuerpo de la joven. Tenía lagrimas en su rostro y se
dejó caer de rodillas. La joven dedujo que si Jessica moría su
hermano volvía a ser humano. Y Ahí estaba frente a ella...
-Toma
esto Ariel- Evans se dirigió hacia a Ariel y lo tapó con su abrigo.
Este estaba desnudo. Le agradeció el gesto, ya que estaba helado.
Anna
seguía fija, pero de pronto se abalanzó hacia su hermano, dándole
un fuerte abrazo.
-Iros,
ya me inventaré algo que decirles al comisario y a los demás- La
mirada de Anna reflejaba cierto disgusto. -Tranquila Anna, estoy
acostumbrado a mentir sobre esto, ahora tenéis que iros- Evans
miraba los alrededores.
-Gracias-
Estaba girando para irse, cuando algo se le cruzó por su mente, algo
que el cuerpo le pedía a voces. Corrió hacia el hombre, cuando
quiso darse cuenta, sus labios presionaban los de Evans, con todo su
ímpetu. Este, por un momento, se quedó perplejo. Segundos después
se dejaba llevar por esa mujer, ambos se fundieron en un largo beso.
-Quizás
vuelva a este pueblo. Me agrada, pero aun más la compañía- Evans
miró a la joven que tenía en frente, era la primera vez que la veía
con una sonrisa tan radiante. Entonces su mirada se dirigió a Ariel,
también tenía una mueca de felicidad en su rostro.
-¿Qué?
¿También vas a besarme?- Dan rió ante el comentario del joven.
Cuando se dieron cuenta, los tres reían. Sabían que, por fin,
estaban a salvo.
Minutos
después, los hermanos abandonaron el lugar, sonriendo. Juntos de
nuevo...
FIN
Oscuridad por Laura Ramírez Patarro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Waaaaaa me encanto, sin palabras... es una historia fascinante !
ResponderEliminarMuchisimas gracias por tus ánimos, que me comenteis me ayuda a tener motivación para escribir más historias. Disfruta con las demás que tengo. Un abrazo!!!
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