Esta historía que os dejo constará de varias partes aquí teneis la primera, disfrutad y comentad
Oscuridad: Capítulo 1
Abrió
sus ojos... ligeros destellos de luz... hojas... arboles... ¿Estaba en
el bosque? su cabeza le dolía, ¿Porqué no recordaba nada de las últimas
horas? ¿Qué había pasado? ¿Qué hacia tirada allí? Comenzó a
incorporarse, todo estaba borroso pero al ponerse de pie y pasar su mano
por la frente observó algo inquietante, sangre, sus manos estaban
manchadas de sangre ¿Era suya? Después de observar si en alguna parte de
su cuerpo tenía alguna herida... no, no era suya ¿Entonces? ¿De quién?
Una punzada le hizo cerrar fuertemente sus ojos, su mente se trasladó...
“andaba riéndose junto con su hermano por una calle en la noche, el
también reía”... Su hermano ¿Donde estaba su hermano? Ella despertó
sola, tumbada en el frío suelo del bosque pero su hermano no estaba por
ninguna parte...
-Quizás ya esté en casa- pensó andando
hacia un claro, conocía ese bosque al milímetro, de pequeña, este era su
patio de recreo pero jamás se había encontrado en esta situación,
despertar en él sin saber como había llegado allí, por tanto debía
llegar a casa para aclarar sus dudas. Lavó sus manos en el río antes de
disponerse a volver a casa.
Ya estaba llegando siempre había pensado
que era un pueblo tranquilo y muy sencillo, casi era uno fantasma, la
gente se cansaba de no tener recursos y se mudaban a ciudades, pero a
ella ese lugar le encantaba, tranquilidad, naturaleza y sobretodo estar
fuera del estrés de la ciudad, esa pasada noche hubo una fiesta, los
militares volvían de las misiones humanitarias en oriente, con ellos su
hermano. Mientras andaba por la calle, desorientada, hacía su casa
recordó el tierno abrazo con su hermano al volver a verlo después de
meses tan lejos de casa, todo el pueblo estuvo aquella noche de
celebración y podía ver los restos de la fiesta, los barrenderos
tendrían bastante trabajo esa mañana.
Por fin llegó a casa, la puerta no estaba
cerrada con llave, en ese pueblo no hacía falta eso, todos se conocían,
era algo normal, entró con desdén y cerró la puerta tras de sí.
-¿Anna?- La voz provenía de la cocina,
pero no era su hermano, era Jessica, amiga de la familia de toda la
vida, pero ¿Qué hacía en su casa?
-Si soy yo- Su voz transmitía el cansancio
y la confusión que tenia en cuerpo y mente, pero algo más la
preocupaba, se suponía que su hermano estaría en casa.
Jessica estaba lavando los platos del
almuerzo de ayer, con todo el alboroto de la fiesta no le dio tiempo a
lavarlos ella misma, algo no cuadraba...
-Jessica ¿Qué haces en mi casa?
-Pensé en venir a invitarte a desayunar,
pero como no os he visto en casa, he decidido esperaros, la fiesta de
ayer fue un tremendo bombazo y casi todos estaban borrachos, por lo que
veo tu también andas con un poco de resaca ¿Donde os habéis metido?- Su
tono resaltaba algo de burla y su mueca, algo divertida, tranquilizó a
Anna.
Se acercó a ella y la ayudó a tomar asiento ambas sonrieron.
-Supongo que se nos fue de las manos...
-Termino de lavar esto y te preparo algo,
veo que lo necesitas...- Se levantó hacía el fregadero a terminar lo que
estaba haciendo.
La cabeza de Anna seguía dando vueltas
tratando de recordar las últimas horas, la fiesta la recordaba, también
las copas que tomó, pero no se explicaba como con un par de bebidas
alcohólicas pudiera emborracharse así y a la mañana siguiente no
recordad nada después de la celebración, estaba acostumbrada a tomar
alcohol con moderación y no le cuadraba lo que había pasado... Un grito
de dolor la sacó de sus pensamientos, Jessica estaba tapándose la mano
con un paño, este estaba manchado de sangre.
-¡Jessica! ¿Qué te ha pasado?
-Mierda, me he cortado con un cuchillo en el fondo del fregadero
Anna se acercó rápidamente a su amiga y le
apartó el paño para ver la herida, no era muy profunda pero si lo
bastante para sutura.
-Creo que necesitamos llevarte al médico, esto necesita sutura amiga
-No no, ese estúpido estará tirado por
ahí, odio este pueblo ni siquiera tenemos un hospital decente, solo a
ese borracho que se hace llamar médico, además no lo veo tan grave...-
Volvió a taparse la herida con el paño y lo enrolló de tal manera que se
pudiera sostener solo. Se sentó en una de las sillas un poco mareada.
-¿Estás loca? Eso necesita sutura, debemos
ir... con suerte estará en su consulta ¡Vamos!- Sin decir más agarró a
Jessica por su brazo derecho y la ayudó a levantarse, un gruñido de
protesta salió de la boca de esta pero aun así se levantó y fueron hacia
la salida.
Era un día muy soleado y ya se podía ver
como los barrenderos trabajaban para dejar limpia la calle, ambas
aligeraban el paso según avanzaban, Anna temía que Jessica pillara una
infección...
-¡Auch! Esto escuece, pero no creo que necesite sutura Anna, de verdad estoy bien
Pero Anna para hacerla entrar en razón
comenzó a quitarle el paño para que ella misma viera la gravedad, que
necesitaba sutura y no pillar una infección, sin mirar siquiera la
herida le dijo...
-¿Ves? Debe verte el médico, se te va a
infectar Jessica- dicho esto bajó la mirada hacía la herida, vio algo
que no podría explicar, la herida no parecía tan grave como pensó en un
principio, era superficial, pero juraría haberla visto mucho mas
profunda en la cocina, quizás la sangre que brotaba de ella la hacía más
profunda de lo que en realidad era.
-Yo no la veo tan grave- Se tapó la mano de nuevo con el paño.
-Yo tampoco...- ¿Pero que estaba pasando
con su cabeza? Podría jurar que la herida a primera vista era tan
profunda como para necesitar sutura ¿Se estaba volviendo loca?
-Anna, esta mañana estas muy rara ¿Qué es lo que pasa?
-He despertado en el...
-¡Qué alguien me ayude por favor!- La voz
venía del final de la calle, un hombre, de unos cincuenta años muy
corpulento se acercaba a ellas y sostenía lo que parecía ser un cuerpo
envuelto en una manta, de pronto el tipo cayó de rodillas sin aliento e
intentó gritar de nuevo pero solo salió de su boca lo que fue un
quejido.
Un escalofrío recorrió la espalda de Anna, tenía que asegurarse de que no fuera él...
Corrió como nunca en su vida hacía el
hombre que, aliviado de ver a alguien, dejó lo más delicadamente posible
el cuerpo en el suelo, las lágrimas brotaban de sus ojos aún sin ver de
quién se trataba el cuerpo, al llegar se dejó caer de rodillas y
comenzó a apartar la manta...
Oscuridad por Laura Ramírez Patarro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
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