Capítulo 12: Algo inesperado
Capítulo 13: Un plan macabro
-Bueno señores, como les iba diciendo... La propuesta de ampliar nuestros horizontes está en pie. En sus carpetas, como pueden ver, hay numerosas propuestas que varias empresas nos ofrecen- La voz del director se oía alta y clara. No se parecía en nada a su hijo pero ambos sabían meterse en el bolsillo a los accionistas. Muchos de los presentes aún se preguntaban donde estaba Jonghyun y porqué no estaba en la reunión con su padre. Al fin y al cabo era, junto con el señor Kim, los dueños de aquella mega-empresa.
-Su hijo desaprobó hace unos meses las mismas propuestas de las empresas que figuran aquí- Comentó un joven casi al fondo de la sala. Todos giraron hacia él, tenía razón en lo que decía cuando miraron los papeles que les habían sido proporcionados por el asistente del director.
-Así es, pero al parecer mi hijo no vio el alto beneficio que nos daría asociarnos con muchas de ellas- Intentó justificar el empresario. Su mirada se había clavado en el joven y parecía no estar muy contento con su intervención.
-Sí, eso su hijo lo sabía pero jamás he dudado de su intuición en estas cuestiones y si canceló cualquier tipo de trato con estas empresas creo que tenía sus razones- Lo miró amenazante, seguro de si mismo. Tampoco lo quería ahí. Jonghyun era su jefe y siempre había sacado muy buenos frutos al tratarse de negociar con asuntos externos.
-Mi hijo...
-Su hijo es un gran líder y nadie va a suplantar su puesto si no sigue sus métodos. Lo admiro por su tenacidad y su buen juicio cuando se trata de elegir aliados. Algo me dice que a usted no le importa pasar por encima de los demás para conseguir beneficios. A diferencia de su hijo, usted no sabe lo que es la honestidad en este sector- Esas palabras hirvieron la sangre del hombre al cargo de la reunión. No podía creer aquella falta de respeto y mucho menos en su propia cara.
-¿Se atreve a hablarle así a su superior?- Un rojo furioso se instó en su rostro, estaba apunto de explotar pero si lo hacía perdería cualquier tipo de credibilidad.
-¿Lo ve? Su hijo dicta mucho de ser un dictador. Su hijo nos daba la capacidad de cooperar con él y no para él. Siempre pone, por encima de todo, el bien la empresa. Esta es lo más importante para su hijo. Vuelvo a repetir: Kim Jonghyun es un gran líder y muy difícil de sustituir. Me temo que usted no le llega ni a la suela de los zapatos- Eso ya era el colmo para el señor Kim. Se levantó totalmente cabreado hacia el joven obligándolo a ponerse a su altura cuando agarró las solapas de su chaqueta. Todos los presentes abrieron sus ojos totalmente alterados por la escena.
-No permitiré más humillaciones por parte suya, joven. Tendrá que irse mañana mismo. Está despedido- Aún con todo el enfado del mundo no podía dejarse llevar por su instinto perverso. Despedir a ese inútil para él, era lo más formal que podía llegar a hacer. Muchos murmullos se escucharon pero no por el repentino despido si no porque alguien había irrumpido en la sala con decisión.
-No lo creo- La voz de su hijo se coló inoportunamente en sus oídos. Deseaba que volviera, ese era su plan pero no justamente en ese instante. Seguro tenía intenciones de desacreditarlo frente al consejo. Lo pensó un momento. Quizás era bueno darle una falsa libertad en la empresa para después tenerlo acorralado al final. Sí, esto era lo mejor.
-Hijo ¿No decías que ya no querías tener nada que ver con esta empresa? ¿Has cambiado de opinión? ¿Has recapacitado?
-No. Sigo pensando igual pero aún soy el director de esta empresa y mientras que yo esté al cargo mi personal no pondrá un pie fuera de aquí ¿Te queda claro?- Acto seguido vio a su padre soltar desganadamente a su empleado. Suspiró aliviado por tener aunque fuera un poco de control sobre ese desgraciado.
-Verás hijo... Me alegra ver tu rudeza. Siempre me hubiera gustado que fueras así. Estoy muy orgulloso- Al verlo girarse hacia él con un semblante de lo más relajado, a Jonghyun le entraron ganas de escupirle en la cara. Era un maldito manipulador, esas alabanzas sólo eran parte de algún plan. Necesitaba averiguar de qué se trataba pero, como sabía, su padre no estaría dispuesto a desvelarle nada. No era estúpido, estaba claro.
-Déjate de falsas alabanzas. Necesito hablar contigo. A solas- Giró hacia los presentes indicando con un gesto afable que abandonaran la sala. Sin rechistar todos obedecieron. El señor Kim maldijo el palpable poder que su hijo tenía sobre los empleados. No le gustaba ni tampoco le asqueaba, simplemente sentía un cierto resquemor. La superioridad de su descendiente lo intimidaba un poco. Pero sólo un poco. Cuando vio la estancia ya desalojada decidió hablar.
-¿De qué deseas hablar hijo?- Lo sabía perfectamente. Sonrió al ver como la mueca de Jonghyun cambiaba radicalmente. Había dado en un punto específico en su interior y le encantaba ver que surgía el efecto deseado.
---
-¡Aw, no me lo puedo creer! ¡¿Te ha besado?! ¡Dios Alice, es tu bendito primer beso ¿Cómo puede ser que la dama de hielo se haya dejado besar?! ¡Que emoción amiga!- Young Mi parecía estar más alegre que la propia Sung Hye. Revoloteaba alrededor de su amiga confundiendo a esta al no poderla ver.
-¡Ya! ¡Sólo ha sido un beso! Aunque haya sido del tipo más adorable del mundo- Se derrotó. No cabía en si de las nuevas sensaciones que fluían por su cuerpo. Rememoró el beso un millón de veces deseando volver a saborear aquellos labios.
-Entonces... ¿Sois novios?- Aquello la hizo darse cuenta de la cruda realidad ¿Cómo afrontaría la situación si era así? No, él debía comprenderla. Sabía que era diferente, podían avanzar juntos ¿Podrían? Un ligero escalofrío le recorrió el cuerpo. Jamás se había visto en esas. Debía prepararse por si la desilusión comenzaba a hacer mella en ella. Su trauma quizás no la dejaría ir muy lejos con él y el miedo de comprobar que Jonghyun era como los demás comenzaba a agrandarse en su interior.
-Aún no hemos quedado en eso. Claire... ¿Tú crees que mi vida cambie con esto? ¿Podré superar este maldito problema con los hombres? ¿En un futuro me sentiré lo bastante segura con Jong como para hablarle de mi trauma?- La alegría en el rostro de Young Mi se esfumó. No era ninguna niñería la inseguridad de Alice. Tenía fuertes razones para plantearse seriamente el salir con ese muchacho o no. La felicidad para algunos era fácil pero para Sung Hye, con su terrible pasado, podía estar algo lejos.
-Alice... Siempre te lo he dicho amiga. Sé demás por lo que estás pasando pero lucha si ves que algo merece la pena. Deja atrás cualquier inseguridad. Si Jonghyun merece la pena estará ahí para lo que sea ¿Entiendes?- Oh, Young Mi siempre tenía ese don de palabra que la reconfortaba en el más mínimo detalle o en el más grande de sus problemas. La abrazó fuerte, intentando abandonar un poco sus inseguridades.
-¡Mierda, Alice! ¡Hoy tenías la entrevista! ¡Debemos darnos prisa para llegar a tiempo!- Se le había olvidado por completo, al igual que su amiga. Maldición. Ese Jonghyun tenía el don de hacerla olvidarse hasta de su nombre. Hasta su vida se veía afectada por él. Sólo esperaba que comenzando a trabajar sus ideas se aclararan. Dando paso a un periodo de “felicidad contenida” como lo llamaba su psicólogo. Una etapa donde sin dejarse llevar demasiado por el deslumbramiento al ver el imponente camino lleno de rosas. “Estas contienen espinas así que debes sopesar los pros y los contras para avanzar lentamente” esas palabras resonaban en su cabeza. Un paso en falso y todo su avance se iría a la mierda. Pasar a la verdadera felicidad necesitaba cimientos seguros y contundentes. Sus indicaciones las cumpliría a rajatabla.
Con decisión se dejó llevar por Young Mi hacía la habitación. Después de alistarse para la entrevista, ambas salieron decididas de casa. Quizás el futuro no era tan negro como se pintó en un principio...
---
Y ahí estaba Jonghyun, con su mirada fulminante en los ojos de su vil padre y este casi mofándose en su cara con todo el descaro.
-Sé que lo de los locales ha sido obra tuya, sé que tus contactos de mierda han hecho todo ese estropicio. Deja de meterte en mi vida o...- Se detuvo. No tenía nada más que su agresividad para ir contra su padre. No tenía nada con qué amenazarlo ¿Matándolo? Él no era como su progenitor. Jamás se rebajaría a su nivel putrefacto. Estaba podrido y lo sabía. Diablos ¿Qué debía hacer? Al final toda su ira no podría ser liberada. Le faltaba un plan B que ni por asomo tenía. Odiaba que su padre lo tuviera agarrado por los mismísimos.
-¿O qué? ¿Qué hijo? ¿Vas a hacer alguna travesura? ¿Me vas a matar? Eso sería muy bajo para ti ¿Verdad?- Dios como odiaba su seguridad ante lo que, para ese hombre, era debilidad. En ese momento dudaba si podría resistir la tentación de estamparle la cabeza contra algo afilado pero no. Él no era así. Le demostraría que podía superarle sin trucos ni juegos sucios. Le haría ver que, en su vida, jamás podría someterlo a él.
-Mira hijo de la grandísima puta. Afortunadamente no soy como tú por lo que tienes mucha suerte. Ahora dime ¿Qué cojones quieres de mí? ¿Qué tengo que hacer para que me dejes en paz?
-Qué sigas en la empresa. Así de sencillo ¡Ah! Y que olvides de todo ese mundo marginado en el que te mezclas- Lo estaba desafiando. Lo amenazaba con seguir haciéndole, a él y a sus amigos, la vida imposible si no accedía. No quería, no podía ceder. Sin ese mundo “marginado”, como su padre lo había llamado, no era nadie. La música era el centro por el cual lo daba todo. Mierda.
-No. No puedo hacer eso ¿Por qué no entiendes que no todo debe ser como tú estipulas? ¿Por qué no te quedas con esta puta empresa de una vez y me dejas en paz?- Declaró Jonghyun. Realmente, en una ínfima parte de su mente deseaba que su padre entendiera. ¡Que iluso!
-Bien. Entonces debes atenerte a las consecuencias. Algún día te darás cuenta de que estás equivocado- Su plan parecía no funcionar pero no se rendiría en traer a su hijo de vuelta y en convertirlo en lo que siempre había deseado: Un títere al cual manejar como se le antojara.
-¡Qué te jodan!- Se fue. No podía soportarlo más. Permanecer allí sólo aumentaba sus ganas de ahorcarlo brutalmente. ¿Qué demonios haría ahora? Su madre lo había elegido antes que a él. Sus ahorros lo podrían mantener por mucho tiempo pero donde trabajaría después si su padre empezaba a meter las manos al su alrededor. Marginando, manipulando, destrozando. El demonio en persona le daba su apellido y eso lo desalentaba. Su vida hecha trizas de nuevo...
Sung Hye.
Ella podía cambiarlo todo. Al pensar en esa mujer inconscientemente su rostro formaba una sonrisa. Le relajaba recordar que podía tenerla en momentos como estos. Por fin alguien que le ayudaría a afrontar cualquier cosa pero ¿Podría superar el pasado? ¿Sería capaz de hablarle de su pequeño problema? Si era la indicada seguro que sí. Totalmente calmado se dispuso a abandonar el edificio. Hasta que vio como su mundo volvía a caer desplomado en el suelo.
-Alice- Susurró al verla salir de uno de los despachos. Pudo observar que se trataba del lugar donde estaban produciéndose las entrevistas del nuevo personal.
La mujer por la que lo daría todo trabajaría para su padre. El ángel se codearía con el más perverso de los demonios. ¡No! No podía estar pasándole esto. Un impulso de ir hacía las jóvenes, ordenándoles que se fueran de allí, se hizo presente en su cuerpo. ¿Estaba loco? Ninguna de las dos conocía su verdadera identidad. Si Young Mi lo veía allí todo lo que les había contado se iría al traste. Debía encontrar la forma de impedir que Sung Hye terminara trabajando allí. Se ocultó en una gran columna que limitaba la recepción con aquella sala de espera. Sacó su móvil del bolsillo del pantalón y marcó el número de Hyo Jo. Casi se le cae al ver la escena más temida en su corazón. Los brazos de su padre se posaban en los hombros de Alice. Notó la sangre ardiendo por sus venas. No sería nada fácil evitar aquello. Maldición. Una idea descabellada se instaló en el recoveco menos deseado de su mente. Aceptar la petición de su padre...
Sus amigos no sufrirían las acciones de su padre. Aunque le dolía tremendamente aceptarlo, ellos podrían encontrar otro vocalista para el grupo. También le dejaría claro que podía controlar la empresa sin su ayuda y haría lo que fuera para demostrar al mundo que su progenitor no estaba capacitado para dirigir su empresa. Sí, eso podría funcionar. Jamás dudó sobre su capacidad en relación a los negocios. Quizás y sólo quizás. Después de todo ese proceso podría volver a la música. Oh sí. Su cuerpo se estremeció ante la visión futura de su vida. Junto a Alice. Ese era el mayor motivo. Protegerla de cerca mientras estuviera trabajando codo con codo con su padre. Sí aunque ¿Cómo demonios lo haría? Ella era ciega pero si Young Mi la acompañaba no tendría mucho espacio para maniobrar y cuidar de Sung Hye.
-¿Jonghyun?- La voz de Hyo Jo por el teléfono lo aisló de su sofocados planes. Se llevó el auricular a la oreja.
-Sí, Hyo Jo. Soy yo. Necesito tu ayuda. Más bien necesito que, por una vez, olvides los principios... ¿Me seguirás?- Temió su respuesta por un segundo. Habían pasado por mucho juntos y deseaba que en esta también pudiera contar con su fiel amigo. Aunque los escrúpulos de Hyo Jo eran famosos por ser totalmente altos.
-No dudes que te ayudaré. Sé que si haces algo un tanto “ilegitimo” de seguro que lo haces por una buena causa. Cuenta conmigo Jonghyun- No reprimió el suspiro de alivio que luchaba por salir de sus labios.
-Gracias Hyo Jo. De esto depende mi futuro...
-Bueno señores, como les iba diciendo... La propuesta de ampliar nuestros horizontes está en pie. En sus carpetas, como pueden ver, hay numerosas propuestas que varias empresas nos ofrecen- La voz del director se oía alta y clara. No se parecía en nada a su hijo pero ambos sabían meterse en el bolsillo a los accionistas. Muchos de los presentes aún se preguntaban donde estaba Jonghyun y porqué no estaba en la reunión con su padre. Al fin y al cabo era, junto con el señor Kim, los dueños de aquella mega-empresa.
-Su hijo desaprobó hace unos meses las mismas propuestas de las empresas que figuran aquí- Comentó un joven casi al fondo de la sala. Todos giraron hacia él, tenía razón en lo que decía cuando miraron los papeles que les habían sido proporcionados por el asistente del director.
-Así es, pero al parecer mi hijo no vio el alto beneficio que nos daría asociarnos con muchas de ellas- Intentó justificar el empresario. Su mirada se había clavado en el joven y parecía no estar muy contento con su intervención.
-Sí, eso su hijo lo sabía pero jamás he dudado de su intuición en estas cuestiones y si canceló cualquier tipo de trato con estas empresas creo que tenía sus razones- Lo miró amenazante, seguro de si mismo. Tampoco lo quería ahí. Jonghyun era su jefe y siempre había sacado muy buenos frutos al tratarse de negociar con asuntos externos.
-Mi hijo...
-Su hijo es un gran líder y nadie va a suplantar su puesto si no sigue sus métodos. Lo admiro por su tenacidad y su buen juicio cuando se trata de elegir aliados. Algo me dice que a usted no le importa pasar por encima de los demás para conseguir beneficios. A diferencia de su hijo, usted no sabe lo que es la honestidad en este sector- Esas palabras hirvieron la sangre del hombre al cargo de la reunión. No podía creer aquella falta de respeto y mucho menos en su propia cara.
-¿Se atreve a hablarle así a su superior?- Un rojo furioso se instó en su rostro, estaba apunto de explotar pero si lo hacía perdería cualquier tipo de credibilidad.
-¿Lo ve? Su hijo dicta mucho de ser un dictador. Su hijo nos daba la capacidad de cooperar con él y no para él. Siempre pone, por encima de todo, el bien la empresa. Esta es lo más importante para su hijo. Vuelvo a repetir: Kim Jonghyun es un gran líder y muy difícil de sustituir. Me temo que usted no le llega ni a la suela de los zapatos- Eso ya era el colmo para el señor Kim. Se levantó totalmente cabreado hacia el joven obligándolo a ponerse a su altura cuando agarró las solapas de su chaqueta. Todos los presentes abrieron sus ojos totalmente alterados por la escena.
-No permitiré más humillaciones por parte suya, joven. Tendrá que irse mañana mismo. Está despedido- Aún con todo el enfado del mundo no podía dejarse llevar por su instinto perverso. Despedir a ese inútil para él, era lo más formal que podía llegar a hacer. Muchos murmullos se escucharon pero no por el repentino despido si no porque alguien había irrumpido en la sala con decisión.
-No lo creo- La voz de su hijo se coló inoportunamente en sus oídos. Deseaba que volviera, ese era su plan pero no justamente en ese instante. Seguro tenía intenciones de desacreditarlo frente al consejo. Lo pensó un momento. Quizás era bueno darle una falsa libertad en la empresa para después tenerlo acorralado al final. Sí, esto era lo mejor.
-Hijo ¿No decías que ya no querías tener nada que ver con esta empresa? ¿Has cambiado de opinión? ¿Has recapacitado?
-No. Sigo pensando igual pero aún soy el director de esta empresa y mientras que yo esté al cargo mi personal no pondrá un pie fuera de aquí ¿Te queda claro?- Acto seguido vio a su padre soltar desganadamente a su empleado. Suspiró aliviado por tener aunque fuera un poco de control sobre ese desgraciado.
-Verás hijo... Me alegra ver tu rudeza. Siempre me hubiera gustado que fueras así. Estoy muy orgulloso- Al verlo girarse hacia él con un semblante de lo más relajado, a Jonghyun le entraron ganas de escupirle en la cara. Era un maldito manipulador, esas alabanzas sólo eran parte de algún plan. Necesitaba averiguar de qué se trataba pero, como sabía, su padre no estaría dispuesto a desvelarle nada. No era estúpido, estaba claro.
-Déjate de falsas alabanzas. Necesito hablar contigo. A solas- Giró hacia los presentes indicando con un gesto afable que abandonaran la sala. Sin rechistar todos obedecieron. El señor Kim maldijo el palpable poder que su hijo tenía sobre los empleados. No le gustaba ni tampoco le asqueaba, simplemente sentía un cierto resquemor. La superioridad de su descendiente lo intimidaba un poco. Pero sólo un poco. Cuando vio la estancia ya desalojada decidió hablar.
-¿De qué deseas hablar hijo?- Lo sabía perfectamente. Sonrió al ver como la mueca de Jonghyun cambiaba radicalmente. Había dado en un punto específico en su interior y le encantaba ver que surgía el efecto deseado.
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-¡Aw, no me lo puedo creer! ¡¿Te ha besado?! ¡Dios Alice, es tu bendito primer beso ¿Cómo puede ser que la dama de hielo se haya dejado besar?! ¡Que emoción amiga!- Young Mi parecía estar más alegre que la propia Sung Hye. Revoloteaba alrededor de su amiga confundiendo a esta al no poderla ver.
-¡Ya! ¡Sólo ha sido un beso! Aunque haya sido del tipo más adorable del mundo- Se derrotó. No cabía en si de las nuevas sensaciones que fluían por su cuerpo. Rememoró el beso un millón de veces deseando volver a saborear aquellos labios.
-Entonces... ¿Sois novios?- Aquello la hizo darse cuenta de la cruda realidad ¿Cómo afrontaría la situación si era así? No, él debía comprenderla. Sabía que era diferente, podían avanzar juntos ¿Podrían? Un ligero escalofrío le recorrió el cuerpo. Jamás se había visto en esas. Debía prepararse por si la desilusión comenzaba a hacer mella en ella. Su trauma quizás no la dejaría ir muy lejos con él y el miedo de comprobar que Jonghyun era como los demás comenzaba a agrandarse en su interior.
-Aún no hemos quedado en eso. Claire... ¿Tú crees que mi vida cambie con esto? ¿Podré superar este maldito problema con los hombres? ¿En un futuro me sentiré lo bastante segura con Jong como para hablarle de mi trauma?- La alegría en el rostro de Young Mi se esfumó. No era ninguna niñería la inseguridad de Alice. Tenía fuertes razones para plantearse seriamente el salir con ese muchacho o no. La felicidad para algunos era fácil pero para Sung Hye, con su terrible pasado, podía estar algo lejos.
-Alice... Siempre te lo he dicho amiga. Sé demás por lo que estás pasando pero lucha si ves que algo merece la pena. Deja atrás cualquier inseguridad. Si Jonghyun merece la pena estará ahí para lo que sea ¿Entiendes?- Oh, Young Mi siempre tenía ese don de palabra que la reconfortaba en el más mínimo detalle o en el más grande de sus problemas. La abrazó fuerte, intentando abandonar un poco sus inseguridades.
-¡Mierda, Alice! ¡Hoy tenías la entrevista! ¡Debemos darnos prisa para llegar a tiempo!- Se le había olvidado por completo, al igual que su amiga. Maldición. Ese Jonghyun tenía el don de hacerla olvidarse hasta de su nombre. Hasta su vida se veía afectada por él. Sólo esperaba que comenzando a trabajar sus ideas se aclararan. Dando paso a un periodo de “felicidad contenida” como lo llamaba su psicólogo. Una etapa donde sin dejarse llevar demasiado por el deslumbramiento al ver el imponente camino lleno de rosas. “Estas contienen espinas así que debes sopesar los pros y los contras para avanzar lentamente” esas palabras resonaban en su cabeza. Un paso en falso y todo su avance se iría a la mierda. Pasar a la verdadera felicidad necesitaba cimientos seguros y contundentes. Sus indicaciones las cumpliría a rajatabla.
Con decisión se dejó llevar por Young Mi hacía la habitación. Después de alistarse para la entrevista, ambas salieron decididas de casa. Quizás el futuro no era tan negro como se pintó en un principio...
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Y ahí estaba Jonghyun, con su mirada fulminante en los ojos de su vil padre y este casi mofándose en su cara con todo el descaro.
-Sé que lo de los locales ha sido obra tuya, sé que tus contactos de mierda han hecho todo ese estropicio. Deja de meterte en mi vida o...- Se detuvo. No tenía nada más que su agresividad para ir contra su padre. No tenía nada con qué amenazarlo ¿Matándolo? Él no era como su progenitor. Jamás se rebajaría a su nivel putrefacto. Estaba podrido y lo sabía. Diablos ¿Qué debía hacer? Al final toda su ira no podría ser liberada. Le faltaba un plan B que ni por asomo tenía. Odiaba que su padre lo tuviera agarrado por los mismísimos.
-¿O qué? ¿Qué hijo? ¿Vas a hacer alguna travesura? ¿Me vas a matar? Eso sería muy bajo para ti ¿Verdad?- Dios como odiaba su seguridad ante lo que, para ese hombre, era debilidad. En ese momento dudaba si podría resistir la tentación de estamparle la cabeza contra algo afilado pero no. Él no era así. Le demostraría que podía superarle sin trucos ni juegos sucios. Le haría ver que, en su vida, jamás podría someterlo a él.
-Mira hijo de la grandísima puta. Afortunadamente no soy como tú por lo que tienes mucha suerte. Ahora dime ¿Qué cojones quieres de mí? ¿Qué tengo que hacer para que me dejes en paz?
-Qué sigas en la empresa. Así de sencillo ¡Ah! Y que olvides de todo ese mundo marginado en el que te mezclas- Lo estaba desafiando. Lo amenazaba con seguir haciéndole, a él y a sus amigos, la vida imposible si no accedía. No quería, no podía ceder. Sin ese mundo “marginado”, como su padre lo había llamado, no era nadie. La música era el centro por el cual lo daba todo. Mierda.
-No. No puedo hacer eso ¿Por qué no entiendes que no todo debe ser como tú estipulas? ¿Por qué no te quedas con esta puta empresa de una vez y me dejas en paz?- Declaró Jonghyun. Realmente, en una ínfima parte de su mente deseaba que su padre entendiera. ¡Que iluso!
-Bien. Entonces debes atenerte a las consecuencias. Algún día te darás cuenta de que estás equivocado- Su plan parecía no funcionar pero no se rendiría en traer a su hijo de vuelta y en convertirlo en lo que siempre había deseado: Un títere al cual manejar como se le antojara.
-¡Qué te jodan!- Se fue. No podía soportarlo más. Permanecer allí sólo aumentaba sus ganas de ahorcarlo brutalmente. ¿Qué demonios haría ahora? Su madre lo había elegido antes que a él. Sus ahorros lo podrían mantener por mucho tiempo pero donde trabajaría después si su padre empezaba a meter las manos al su alrededor. Marginando, manipulando, destrozando. El demonio en persona le daba su apellido y eso lo desalentaba. Su vida hecha trizas de nuevo...
Sung Hye.
Ella podía cambiarlo todo. Al pensar en esa mujer inconscientemente su rostro formaba una sonrisa. Le relajaba recordar que podía tenerla en momentos como estos. Por fin alguien que le ayudaría a afrontar cualquier cosa pero ¿Podría superar el pasado? ¿Sería capaz de hablarle de su pequeño problema? Si era la indicada seguro que sí. Totalmente calmado se dispuso a abandonar el edificio. Hasta que vio como su mundo volvía a caer desplomado en el suelo.
-Alice- Susurró al verla salir de uno de los despachos. Pudo observar que se trataba del lugar donde estaban produciéndose las entrevistas del nuevo personal.
La mujer por la que lo daría todo trabajaría para su padre. El ángel se codearía con el más perverso de los demonios. ¡No! No podía estar pasándole esto. Un impulso de ir hacía las jóvenes, ordenándoles que se fueran de allí, se hizo presente en su cuerpo. ¿Estaba loco? Ninguna de las dos conocía su verdadera identidad. Si Young Mi lo veía allí todo lo que les había contado se iría al traste. Debía encontrar la forma de impedir que Sung Hye terminara trabajando allí. Se ocultó en una gran columna que limitaba la recepción con aquella sala de espera. Sacó su móvil del bolsillo del pantalón y marcó el número de Hyo Jo. Casi se le cae al ver la escena más temida en su corazón. Los brazos de su padre se posaban en los hombros de Alice. Notó la sangre ardiendo por sus venas. No sería nada fácil evitar aquello. Maldición. Una idea descabellada se instaló en el recoveco menos deseado de su mente. Aceptar la petición de su padre...
Sus amigos no sufrirían las acciones de su padre. Aunque le dolía tremendamente aceptarlo, ellos podrían encontrar otro vocalista para el grupo. También le dejaría claro que podía controlar la empresa sin su ayuda y haría lo que fuera para demostrar al mundo que su progenitor no estaba capacitado para dirigir su empresa. Sí, eso podría funcionar. Jamás dudó sobre su capacidad en relación a los negocios. Quizás y sólo quizás. Después de todo ese proceso podría volver a la música. Oh sí. Su cuerpo se estremeció ante la visión futura de su vida. Junto a Alice. Ese era el mayor motivo. Protegerla de cerca mientras estuviera trabajando codo con codo con su padre. Sí aunque ¿Cómo demonios lo haría? Ella era ciega pero si Young Mi la acompañaba no tendría mucho espacio para maniobrar y cuidar de Sung Hye.
-¿Jonghyun?- La voz de Hyo Jo por el teléfono lo aisló de su sofocados planes. Se llevó el auricular a la oreja.
-Sí, Hyo Jo. Soy yo. Necesito tu ayuda. Más bien necesito que, por una vez, olvides los principios... ¿Me seguirás?- Temió su respuesta por un segundo. Habían pasado por mucho juntos y deseaba que en esta también pudiera contar con su fiel amigo. Aunque los escrúpulos de Hyo Jo eran famosos por ser totalmente altos.
-No dudes que te ayudaré. Sé que si haces algo un tanto “ilegitimo” de seguro que lo haces por una buena causa. Cuenta conmigo Jonghyun- No reprimió el suspiro de alivio que luchaba por salir de sus labios.
-Gracias Hyo Jo. De esto depende mi futuro...
Capítulo 14: La felicidad es efímera

No puedo verte by Laura Ramírez Patarro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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