Capítulo 16: Tempestad inevitable
Capítulo 17: No hay más remedio
-¡Hijo!
-Hola mamá...- Saludó Jonghyun con una triste sonrisa en su rostro. Volver a esa casa dolía, más de lo que había pensado al trazar ese plan. Hyo Jo le aconsejó que lo hiciera con otros métodos pero este era más fácil, aparentemente. A esas horas su padre no estaría y pudiendo despistar a su madre tendría la oportunidad de revisar el cuarto que volvía a ser la oficina de su progenitor. Sabía donde guardaba todo lo relacionado con sus transacciones. De pequeño parecía ser ingenuo e inocente, sin embargo, siempre había tenido una percepción de lo que pasaba a su alrededor bastante nítida y desarrollada. Su éxito en los negocios podía estar debido a eso exactamente. Iba a aprovechar todas sus virtudes en destronar al rey más corrupto de todos, si para ello tenía que pasar por encima de sus principios, lo haría. Debía hacerlo, y ahora más que nunca.
Si todo salía bien, simplemente observaría un par de datos fiscales y recaudaría información a partir de ahí. La simple visita sería sospechosa aunque la relación con su madre podría servir de perfecta excusa si llegara a los oídos del señor Kim que su hijo había pisado su casa. Sólo necesitaba una distracción que le ofrecería Taemin. Este al ser uno de los empleados tenía acceso a todas las llaves de la mansión algo que le facilitaría adentrarse en ese despacho sin tener que forzar nada. Ahora quedaba entretener a su madre con algo casual que la llevara a tardar lo suficiente para que a Jong le diera tiempo colarse, recaudar la información necesaria y que al regresar su madre al salón lo viera tal y como lo había dejado, tranquilo tomando un café, como si no hubiera pasado absolutamente nada. Confiaba en Taemin, podía ser lo que fuese pero a la hora de crear situaciones provocadas para que parecieran fortuitas era el mejor.
-Me alegra tanto que vuelvas a casa- Su tono se apagó al ver la mueca de Jonghyun. Sólo con mirarlo notaba la angustia de pisar ese suelo sabiendo que su marido vivía ahí. Él venía por otra razón, algo que le llevaría poco tiempo en su hogar. Le ofreció una sonrisa antes de hablar. -Oh, ya veo, no vienes para quedarte... Entonces ¿Qué te trae por aquí?- Fingía indiferencia. La mujer sufría por dentro lo que Jong podía imaginar pero nunca alcanzar. No permitiría que su hijo la viera flaquear y menos cuando sabía perfectamente que él tenía razón ¿Cuándo dejaría de ser débil ante ese hombre? ¿Por qué sabiendo que era un delincuente lo seguía amando? Se maldijo toda su vida por ello, les había hecho daño a ambos y, como una estúpida, volvía a él sin ningún miramiento. Se aborrecía a si misma por estar causado tanto dolor a su hijo. Por su ineptitud volvía a dañarlo como antaño. Parecía ser fuerte y valeroso como siempre había querido que fuera, aún así conocía a su niño, notaba en sus entrañas que su vida se hundía cada vez más, el odio hacia su padre lo estaba consumiendo. Todo gracias a ella. Su sentimental corazón anhelaba que volviera a ella pero su sentido común sostenía que debía alejarse, alejarse de ese ambiente podrido que sus progenitores le habían dado desde siempre. Deseaba que alguien le hiciera ver que la vida sin ellos era mejor, que se dejara llevar lejos por alguien mejor que su familia, brindándole el calor que ella no había podido darle por los dos. Por mucho que le doliera esa era la verdad, lo que le convenía a Jonghyun para que no se convirtiera en su padre. No. Ese era su mayor temor, que Jong siguiera los pasos de su marido. Si eso ocurría, su corazón ya marchito se rompería en pedazos sin dar lugar a reponerse. Moriría en vida.
-Quería visitarte. Te extraño mamá y no sabes cuanto- Dicho esto la abrazó. Fue reconfortante para ambos. Las lagrimas del rostro femenino fueron disimuladas con una media sonrisa invitando al joven para que fuera al salón. Debía ser fuerte frente a él. Con suerte podrían tener una agradable conversación madre e hijo.
La tensión aumentaba, en unos minutos comenzaría el plan. Esperaba que Taemin se diera prisa ya que los nervios podrían jugarle una mala pasada a Jong. Nunca se había atrevido a hacer ese tipo de cosas. Ahora por hacer justicia por su empresa, su pareja y sobretodo por su madre, se adentraba en un juego peligroso donde un paso en falso desmoronaría cualquier esperanza para demostrar la clase de porquería que manejaba su padre. Sonrió de nuevo al ver a su progenitora llegar con una bandeja. La ayudó levantándose hacia ella y dejando que se sentara sirviendo él un par de cafés.
-Jonghyun... Me alegra que vinieras pero sabes lo que pasará si te ve aquí ¿Verdad?- Se frotaba las manos con nerviosismo a lo que el muchacho calmó poniendo encima una de las suyas.
-He venido a ver a mi madre. Nadie, jamás, podrá impedir que te vea- Era cierto, aparte del plan había deseado ver a su madre desde que salió, completamente destrozado, el día en que ese desgraciado se apoderó de nuevo de todo lo que había cosechado durante diez años. Maldito, eso era, un autentico maldito. Su furia fue despejada por la mueca tranquilizadora de la mujer. Por arte de magia todo su cuerpo se había relajado por completo. La señora Kim tenía ese don y ahora se lo agradecía enormemente. “Espera, sólo espera un poco más y me libraré de él. Te lo prometo” sin palabras, sin ningún gesto relevante. Ella lo entendió, captó como la mirada de su hijo lo decía todo.
-Jong... Vete- La voz sepulcral de la mujer lo alertó.
-¿Qué?- Preguntó confundido. No podía creer lo que oía en ese momento. La vio levantarse soltando su mano con brusquedad.
-Vete hijo. Vete ahora que aún tienes tu corazón limpio. No dejes que él te corrompa. Por favor vete, vete lejos, es lo mejor. Así él no te dañará más- Los brazos de Jong frotaron los hombros de su madre que comenzaba a sollozar ante su repentina pero segura decisión.
-Jamás, no te dejaré sola. Pronto mamá, pronto llegará la felicidad que nos merecemos...- Lo interrumpió totalmente alterada.
-¡Eso no es posible! Yo no merezco la felicidad que te he arrebatado por ser tan débil, por ser una inútil, por... Tú puedes ser feliz pero debes alejarte hijo, alejate por dios...
-Mamá, no digas nada más, no te hagas daño diciendo esas cosas. Sólo hay que esperar un poco. Confía en mí por favor- La obligó a mirarlo sujetando su mentón con el pulgar. -Por favor...
Débil, si lo era. Alguien fuerte hubiera resistido las súplicas de su hijo para salvarlo y no terminar abrazándolo, reteniendo su única oportunidad de salvarse. No escuchó lo que él dijo a continuación ya que su propio llanto estaba nublando sus sentidos. Debía confiar en él si no quería perderlo. La esperanza, de que en su interior no hubiera la misma maldad heredada de su padre, comenzaba a crecer. Necesitaba creer eso. Sin embargo estaba dispuesta a buscar otra solución, a espaldas de su hijo. Por ayudarlo, por salvarlo de él mismo si en un futuro cupiera esa posibilidad.
-¡Señora! ¡Venga rápido!- Esa era la señal que andaba esperando Jong desde que entró en esa casa. Se trataba de la madre de Taemin. Desde la cocina se escuchaban ruidos, las demás empleadas corrían por todos lados, despavoridas ¿Qué demonios se le había ocurrido a Taemin? Mejor que ni pensara en ello.
-Hijo, quédate aquí veré qué ocurre- Tal y como esperaba, su madre le pedía esperar ahí. Al verla abandonar el salón no dudó ni un segundo en encaminarse hacia las escaleras hasta llegar en un suspiro al despacho de su padre. Debía ser rápido pero a la vez precavido, dejando todo tal y como lo había encontrado.
Los cajones estaban repletos de papeles de la empresa, al hojearlos no vio nada raro hasta que topó con un documento, se trataba de un perfil empresarial. ¡Bingo! El accionista fantasma, osea él mismo, había atrapado su atención. Había picado el anzuelo, sus labios se curvaron en una sonrisa. Cerró el cajón con lo que había encontrado, era una buena información pero no lo que buscaba. Entonces recordó la caja fuerte ¿Podría estar ahí? Se le había olvidado lo maniático que era con ese tema. Mierda. Una contraseña se interponía entre él y el interior de la caja blindada.
-¿Qué demonios podía ser? Rápidamente tecleó la fecha de nacimiento de su madre. Nada. El aniversario de bodas. Nada ¿Estaba loco? Como se le había pasado por la mente que podía ser eso. Su fecha de nacimiento. No, eso era prácticamente imposible. Igual debía intentarlo así que tecleó su propio nacimiento... Abrió. -Espera ¿Qué?
No tenía tiempo para preguntarse el porqué su padre lo consideraba para esa estúpida contraseña. Miró dentro de la caja. Redondo, ahí se encontraba lo que andaba buscando. Un par de fotos y tendría la información necesaria para comenzar su plan. Salió de la oficina asegurándose de que todo estuviera en orden. Efectivamente era así. Lo que no se esperaba fue ir a la cocina para encontrarse con semejante escena. Su madre sostenía temblorosa un cepillo que de vez en cuando estampaba en el suelo. Cuando se dio cuenta de a qué atacaba casi suelta una sonora carcajada.
El loco de Taemin había soltado un par de ratones que ahora, asustados, corrían por todos los muebles de la cocina. Las servidumbre gritaba descontrolada sin saber qué hacer y su progenitora intentaba espantar los animales por si se les terciaba huir hacia la puerta. Error garrafal que hacía asustarlos más metiéndose por los rincones.
-¡Oh dios!- Como si no supiera nada, el menor entró por la puerta trasera. Fingiendo inocencia formando una perfecta “O” con sus labios. Entonces a Jong se le ocurrió utilizar las trampas que fabricó cuando era pequeño. Se sentía orgulloso del ingenio que había empleado en fabricarlas. Era bastante bueno imitando las de un programa del que era fan. En este siempre construían cosas muy útiles para cazar y exterminar animales. En una pequeña etapa de su vida casi se obsesionó haciendo varios cacharros bastante efectivos. Si no recordaba mal estaban en la habitación de sus padres. En un santiamén había recorrido todo el pasillo llegando al cuarto.
Al entrar no se detuvo en ningún punto, fue directamente a por lo que iba. Cuando salió algo lo hizo detenerse, algo que paró en seco su corazón. Un sobre abierto dejaba ver, parcialmente, un par de fotos. La cabellera negra de Alice le propinó una punzada en su centro. Se olvidó de porqué estaba allí, sin más se agachó al lado de la mesilla donde estaban las imágenes y las sacó confirmando sus sospechas: Su padre sabía perfectamente su relación con Sung Hye, sabía que era su debilidad ¿Le había dado el trabajo consciente de su relación? Estaba claro de que así era. En ese momento el plan le daba exactamente igual, quería encararlo, quería dejarle claro que si tocaba un sólo pelo de Alice lo mataría con sus propias manos. Llevado por la ira agarró el sobre con fuerza y salió disparado de la habitación.
La madre de Taemin sostenía dos ratones en una de sus manos mientras que su hijo estaba subido en la encimera junto a dos empleadas mas, cuando Jonghyun regresó al lugar. Todos giraron hacia él, su aura sombría devastaba el ambiente alrededor. Esta se liberó al ver el causante de todas sus desgracias. Su padre apareció por la entrada, no venía solo pero eso a Jong no le importó. Le tiró a la cara el sobre haciendo que algunas fotos cayeran fuera de él.
-Así que es así como te las gastas ¿No hijo de perra?- Se encontró con la fingida sorpresa del señor Kim. Este recogió aparentemente atónito las imágenes caídas. Su mujer pudo recoger una de ellas, al ver la escena que se reflejaba en ellas se llevó la mano a la boca. Sentía alegría al ver como su hijo tenía a alguien especial pero no entendía la situación y por qué Jong estaba tan alterado. Lo vio acercarse a su padre con un par de zancadas. Frente a frente, el hijo agarró las solapas de la chaqueta de su progenitor y lo amenazó contundentemente. -Ponle una mano encima a Alice y me olvidaré por fin de que eres mi padre porque estarás muerto ¿Me escuchas? ¡Muerto!- Le hirvió la sangre al notar un bufido por parte del desgraciado. Encima de todo sonreía impasible.
-Tu comportamiento inexplicable está asustando a todos- Maldito, sabía como domar la situación a su antojo. Su madre no podía presenciar algo así sin que le afectara. Lo soltó forzadamente, después tendría que dejarle claro su posición. -¿Por qué tan alterado hijo? Y yo que venía tan alegre a presentaros a una personita muy especial- Jonghyun no se fijo que detrás del hombre se escondía un niño asustadizo. Por un momento le recordó a el mismo a esa edad. Sometido a su padre como una ficha de ajedrez. El tipo lo obligó a ponerse a su lado. Era delgado, demasiado delgado. No llegaba a estar famélico pero poco le faltaba. El corazón de su madre se ablandó por completo ante ese niño y fue hacia él para hacerlo sentir seguro. -Se llama Seung Jae y ha pasado toda su vida en un orfanato. Cruel ¿No es verdad? Con esto quiero demostrar que no soy tan malo como algunos me pintan. Especialmente tú, hijo- Una sonrisa cínica se dibujo en los labios del señor Kim. A Jonghyun le dieron ganas de vomitar ¿Qué pretendía trayendo a un niño desamparado a su casa? Nada bueno, por supuesto. Debía impedir que ese niño sufriera la más mínima influencia de él a toda costa.
-Macabro, todo lo que salga de ti es diabólico y macabro. No quiero ni pensar que tienes entre manos para con este crío. No permitiré que esparzas tu veneno más y menos con un niño inocente ¿Me has oído?
-Basta Jong, el niño está escuchando- Le interrumpió su madre. Dirigió su mirada hacia él y pudo comprobar que cada vez temblaba más. Si tan supiera que sólo quería ayudarlo.
-Averiguaré de donde lo has sacado y lo alejaré de ti. El no será tu peón como yo ¡Jamás!- Concluyó yendo hacía la puerta. Ya no aguantaba más en el mismo lugar que su padre.
-Mmm quizás no te convenga averiguar sobre el niño pero como tu dices es necesario para alejarlo de mí ¿No? Suerte- Unas ganas de partirle la cara recorrieron todo su organismo. A veces tenía la certeza de que era hijo del mismísimo diablo. Debía impedirlo, por todos los que le rodeaban. Por esa criatura inocente que, estaba seguro, tenía intenciones de doblegar. Por Alice, por una vida fuera de tanta mierda ¿Podría ser capaz de conseguirlo? ¿Se libraría de su padre? ¿O terminaría en la cárcel por matarlo? La última opción parecía ser la más probable y la que más miedo le daba. Se convertiría en lo que siempre había odiado. Su padre...
-¡Hijo!
-Hola mamá...- Saludó Jonghyun con una triste sonrisa en su rostro. Volver a esa casa dolía, más de lo que había pensado al trazar ese plan. Hyo Jo le aconsejó que lo hiciera con otros métodos pero este era más fácil, aparentemente. A esas horas su padre no estaría y pudiendo despistar a su madre tendría la oportunidad de revisar el cuarto que volvía a ser la oficina de su progenitor. Sabía donde guardaba todo lo relacionado con sus transacciones. De pequeño parecía ser ingenuo e inocente, sin embargo, siempre había tenido una percepción de lo que pasaba a su alrededor bastante nítida y desarrollada. Su éxito en los negocios podía estar debido a eso exactamente. Iba a aprovechar todas sus virtudes en destronar al rey más corrupto de todos, si para ello tenía que pasar por encima de sus principios, lo haría. Debía hacerlo, y ahora más que nunca.
Si todo salía bien, simplemente observaría un par de datos fiscales y recaudaría información a partir de ahí. La simple visita sería sospechosa aunque la relación con su madre podría servir de perfecta excusa si llegara a los oídos del señor Kim que su hijo había pisado su casa. Sólo necesitaba una distracción que le ofrecería Taemin. Este al ser uno de los empleados tenía acceso a todas las llaves de la mansión algo que le facilitaría adentrarse en ese despacho sin tener que forzar nada. Ahora quedaba entretener a su madre con algo casual que la llevara a tardar lo suficiente para que a Jong le diera tiempo colarse, recaudar la información necesaria y que al regresar su madre al salón lo viera tal y como lo había dejado, tranquilo tomando un café, como si no hubiera pasado absolutamente nada. Confiaba en Taemin, podía ser lo que fuese pero a la hora de crear situaciones provocadas para que parecieran fortuitas era el mejor.
-Me alegra tanto que vuelvas a casa- Su tono se apagó al ver la mueca de Jonghyun. Sólo con mirarlo notaba la angustia de pisar ese suelo sabiendo que su marido vivía ahí. Él venía por otra razón, algo que le llevaría poco tiempo en su hogar. Le ofreció una sonrisa antes de hablar. -Oh, ya veo, no vienes para quedarte... Entonces ¿Qué te trae por aquí?- Fingía indiferencia. La mujer sufría por dentro lo que Jong podía imaginar pero nunca alcanzar. No permitiría que su hijo la viera flaquear y menos cuando sabía perfectamente que él tenía razón ¿Cuándo dejaría de ser débil ante ese hombre? ¿Por qué sabiendo que era un delincuente lo seguía amando? Se maldijo toda su vida por ello, les había hecho daño a ambos y, como una estúpida, volvía a él sin ningún miramiento. Se aborrecía a si misma por estar causado tanto dolor a su hijo. Por su ineptitud volvía a dañarlo como antaño. Parecía ser fuerte y valeroso como siempre había querido que fuera, aún así conocía a su niño, notaba en sus entrañas que su vida se hundía cada vez más, el odio hacia su padre lo estaba consumiendo. Todo gracias a ella. Su sentimental corazón anhelaba que volviera a ella pero su sentido común sostenía que debía alejarse, alejarse de ese ambiente podrido que sus progenitores le habían dado desde siempre. Deseaba que alguien le hiciera ver que la vida sin ellos era mejor, que se dejara llevar lejos por alguien mejor que su familia, brindándole el calor que ella no había podido darle por los dos. Por mucho que le doliera esa era la verdad, lo que le convenía a Jonghyun para que no se convirtiera en su padre. No. Ese era su mayor temor, que Jong siguiera los pasos de su marido. Si eso ocurría, su corazón ya marchito se rompería en pedazos sin dar lugar a reponerse. Moriría en vida.
-Quería visitarte. Te extraño mamá y no sabes cuanto- Dicho esto la abrazó. Fue reconfortante para ambos. Las lagrimas del rostro femenino fueron disimuladas con una media sonrisa invitando al joven para que fuera al salón. Debía ser fuerte frente a él. Con suerte podrían tener una agradable conversación madre e hijo.
La tensión aumentaba, en unos minutos comenzaría el plan. Esperaba que Taemin se diera prisa ya que los nervios podrían jugarle una mala pasada a Jong. Nunca se había atrevido a hacer ese tipo de cosas. Ahora por hacer justicia por su empresa, su pareja y sobretodo por su madre, se adentraba en un juego peligroso donde un paso en falso desmoronaría cualquier esperanza para demostrar la clase de porquería que manejaba su padre. Sonrió de nuevo al ver a su progenitora llegar con una bandeja. La ayudó levantándose hacia ella y dejando que se sentara sirviendo él un par de cafés.
-Jonghyun... Me alegra que vinieras pero sabes lo que pasará si te ve aquí ¿Verdad?- Se frotaba las manos con nerviosismo a lo que el muchacho calmó poniendo encima una de las suyas.
-He venido a ver a mi madre. Nadie, jamás, podrá impedir que te vea- Era cierto, aparte del plan había deseado ver a su madre desde que salió, completamente destrozado, el día en que ese desgraciado se apoderó de nuevo de todo lo que había cosechado durante diez años. Maldito, eso era, un autentico maldito. Su furia fue despejada por la mueca tranquilizadora de la mujer. Por arte de magia todo su cuerpo se había relajado por completo. La señora Kim tenía ese don y ahora se lo agradecía enormemente. “Espera, sólo espera un poco más y me libraré de él. Te lo prometo” sin palabras, sin ningún gesto relevante. Ella lo entendió, captó como la mirada de su hijo lo decía todo.
-Jong... Vete- La voz sepulcral de la mujer lo alertó.
-¿Qué?- Preguntó confundido. No podía creer lo que oía en ese momento. La vio levantarse soltando su mano con brusquedad.
-Vete hijo. Vete ahora que aún tienes tu corazón limpio. No dejes que él te corrompa. Por favor vete, vete lejos, es lo mejor. Así él no te dañará más- Los brazos de Jong frotaron los hombros de su madre que comenzaba a sollozar ante su repentina pero segura decisión.
-Jamás, no te dejaré sola. Pronto mamá, pronto llegará la felicidad que nos merecemos...- Lo interrumpió totalmente alterada.
-¡Eso no es posible! Yo no merezco la felicidad que te he arrebatado por ser tan débil, por ser una inútil, por... Tú puedes ser feliz pero debes alejarte hijo, alejate por dios...
-Mamá, no digas nada más, no te hagas daño diciendo esas cosas. Sólo hay que esperar un poco. Confía en mí por favor- La obligó a mirarlo sujetando su mentón con el pulgar. -Por favor...
Débil, si lo era. Alguien fuerte hubiera resistido las súplicas de su hijo para salvarlo y no terminar abrazándolo, reteniendo su única oportunidad de salvarse. No escuchó lo que él dijo a continuación ya que su propio llanto estaba nublando sus sentidos. Debía confiar en él si no quería perderlo. La esperanza, de que en su interior no hubiera la misma maldad heredada de su padre, comenzaba a crecer. Necesitaba creer eso. Sin embargo estaba dispuesta a buscar otra solución, a espaldas de su hijo. Por ayudarlo, por salvarlo de él mismo si en un futuro cupiera esa posibilidad.
-¡Señora! ¡Venga rápido!- Esa era la señal que andaba esperando Jong desde que entró en esa casa. Se trataba de la madre de Taemin. Desde la cocina se escuchaban ruidos, las demás empleadas corrían por todos lados, despavoridas ¿Qué demonios se le había ocurrido a Taemin? Mejor que ni pensara en ello.
-Hijo, quédate aquí veré qué ocurre- Tal y como esperaba, su madre le pedía esperar ahí. Al verla abandonar el salón no dudó ni un segundo en encaminarse hacia las escaleras hasta llegar en un suspiro al despacho de su padre. Debía ser rápido pero a la vez precavido, dejando todo tal y como lo había encontrado.
Los cajones estaban repletos de papeles de la empresa, al hojearlos no vio nada raro hasta que topó con un documento, se trataba de un perfil empresarial. ¡Bingo! El accionista fantasma, osea él mismo, había atrapado su atención. Había picado el anzuelo, sus labios se curvaron en una sonrisa. Cerró el cajón con lo que había encontrado, era una buena información pero no lo que buscaba. Entonces recordó la caja fuerte ¿Podría estar ahí? Se le había olvidado lo maniático que era con ese tema. Mierda. Una contraseña se interponía entre él y el interior de la caja blindada.
-¿Qué demonios podía ser? Rápidamente tecleó la fecha de nacimiento de su madre. Nada. El aniversario de bodas. Nada ¿Estaba loco? Como se le había pasado por la mente que podía ser eso. Su fecha de nacimiento. No, eso era prácticamente imposible. Igual debía intentarlo así que tecleó su propio nacimiento... Abrió. -Espera ¿Qué?
No tenía tiempo para preguntarse el porqué su padre lo consideraba para esa estúpida contraseña. Miró dentro de la caja. Redondo, ahí se encontraba lo que andaba buscando. Un par de fotos y tendría la información necesaria para comenzar su plan. Salió de la oficina asegurándose de que todo estuviera en orden. Efectivamente era así. Lo que no se esperaba fue ir a la cocina para encontrarse con semejante escena. Su madre sostenía temblorosa un cepillo que de vez en cuando estampaba en el suelo. Cuando se dio cuenta de a qué atacaba casi suelta una sonora carcajada.
El loco de Taemin había soltado un par de ratones que ahora, asustados, corrían por todos los muebles de la cocina. Las servidumbre gritaba descontrolada sin saber qué hacer y su progenitora intentaba espantar los animales por si se les terciaba huir hacia la puerta. Error garrafal que hacía asustarlos más metiéndose por los rincones.
-¡Oh dios!- Como si no supiera nada, el menor entró por la puerta trasera. Fingiendo inocencia formando una perfecta “O” con sus labios. Entonces a Jong se le ocurrió utilizar las trampas que fabricó cuando era pequeño. Se sentía orgulloso del ingenio que había empleado en fabricarlas. Era bastante bueno imitando las de un programa del que era fan. En este siempre construían cosas muy útiles para cazar y exterminar animales. En una pequeña etapa de su vida casi se obsesionó haciendo varios cacharros bastante efectivos. Si no recordaba mal estaban en la habitación de sus padres. En un santiamén había recorrido todo el pasillo llegando al cuarto.
Al entrar no se detuvo en ningún punto, fue directamente a por lo que iba. Cuando salió algo lo hizo detenerse, algo que paró en seco su corazón. Un sobre abierto dejaba ver, parcialmente, un par de fotos. La cabellera negra de Alice le propinó una punzada en su centro. Se olvidó de porqué estaba allí, sin más se agachó al lado de la mesilla donde estaban las imágenes y las sacó confirmando sus sospechas: Su padre sabía perfectamente su relación con Sung Hye, sabía que era su debilidad ¿Le había dado el trabajo consciente de su relación? Estaba claro de que así era. En ese momento el plan le daba exactamente igual, quería encararlo, quería dejarle claro que si tocaba un sólo pelo de Alice lo mataría con sus propias manos. Llevado por la ira agarró el sobre con fuerza y salió disparado de la habitación.
La madre de Taemin sostenía dos ratones en una de sus manos mientras que su hijo estaba subido en la encimera junto a dos empleadas mas, cuando Jonghyun regresó al lugar. Todos giraron hacia él, su aura sombría devastaba el ambiente alrededor. Esta se liberó al ver el causante de todas sus desgracias. Su padre apareció por la entrada, no venía solo pero eso a Jong no le importó. Le tiró a la cara el sobre haciendo que algunas fotos cayeran fuera de él.
-Así que es así como te las gastas ¿No hijo de perra?- Se encontró con la fingida sorpresa del señor Kim. Este recogió aparentemente atónito las imágenes caídas. Su mujer pudo recoger una de ellas, al ver la escena que se reflejaba en ellas se llevó la mano a la boca. Sentía alegría al ver como su hijo tenía a alguien especial pero no entendía la situación y por qué Jong estaba tan alterado. Lo vio acercarse a su padre con un par de zancadas. Frente a frente, el hijo agarró las solapas de la chaqueta de su progenitor y lo amenazó contundentemente. -Ponle una mano encima a Alice y me olvidaré por fin de que eres mi padre porque estarás muerto ¿Me escuchas? ¡Muerto!- Le hirvió la sangre al notar un bufido por parte del desgraciado. Encima de todo sonreía impasible.
-Tu comportamiento inexplicable está asustando a todos- Maldito, sabía como domar la situación a su antojo. Su madre no podía presenciar algo así sin que le afectara. Lo soltó forzadamente, después tendría que dejarle claro su posición. -¿Por qué tan alterado hijo? Y yo que venía tan alegre a presentaros a una personita muy especial- Jonghyun no se fijo que detrás del hombre se escondía un niño asustadizo. Por un momento le recordó a el mismo a esa edad. Sometido a su padre como una ficha de ajedrez. El tipo lo obligó a ponerse a su lado. Era delgado, demasiado delgado. No llegaba a estar famélico pero poco le faltaba. El corazón de su madre se ablandó por completo ante ese niño y fue hacia él para hacerlo sentir seguro. -Se llama Seung Jae y ha pasado toda su vida en un orfanato. Cruel ¿No es verdad? Con esto quiero demostrar que no soy tan malo como algunos me pintan. Especialmente tú, hijo- Una sonrisa cínica se dibujo en los labios del señor Kim. A Jonghyun le dieron ganas de vomitar ¿Qué pretendía trayendo a un niño desamparado a su casa? Nada bueno, por supuesto. Debía impedir que ese niño sufriera la más mínima influencia de él a toda costa.
-Macabro, todo lo que salga de ti es diabólico y macabro. No quiero ni pensar que tienes entre manos para con este crío. No permitiré que esparzas tu veneno más y menos con un niño inocente ¿Me has oído?
-Basta Jong, el niño está escuchando- Le interrumpió su madre. Dirigió su mirada hacia él y pudo comprobar que cada vez temblaba más. Si tan supiera que sólo quería ayudarlo.
-Averiguaré de donde lo has sacado y lo alejaré de ti. El no será tu peón como yo ¡Jamás!- Concluyó yendo hacía la puerta. Ya no aguantaba más en el mismo lugar que su padre.
-Mmm quizás no te convenga averiguar sobre el niño pero como tu dices es necesario para alejarlo de mí ¿No? Suerte- Unas ganas de partirle la cara recorrieron todo su organismo. A veces tenía la certeza de que era hijo del mismísimo diablo. Debía impedirlo, por todos los que le rodeaban. Por esa criatura inocente que, estaba seguro, tenía intenciones de doblegar. Por Alice, por una vida fuera de tanta mierda ¿Podría ser capaz de conseguirlo? ¿Se libraría de su padre? ¿O terminaría en la cárcel por matarlo? La última opción parecía ser la más probable y la que más miedo le daba. Se convertiría en lo que siempre había odiado. Su padre...
Capítulo 18: Jugando con fuego

No puedo verte by Laura Ramírez Patarro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Permissions beyond the scope of this license may be available at https://www.facebook.com/LaCulturaKPopYJPop.
No hay comentarios:
Publicar un comentario