Capítulo 6: Cicatrices
Capítulo 7: Apariencias
-¡Jonghyun! Lo sé, vas a matarme pero lo necesitaba... Ahora quiero un favor... ¿Jonghyun?- La voz de Taemin parecía tan lejana que nada de lo que dijo sacó de sus pensamientos al joven. Estaban ahora por un pasillo de aquella planta, luchaba contra si mismo pero debía irse de allí antes de que nadie pudiera detenerlo. Su amigo lo miró un tanto extrañado, su actitud pasiva ante la revelación de coger prestado el coche sin su permiso era algo insólito. Amaba ese coche y odiaba que alguien lo tocara sin su consentimiento.
-Me largo Taemin- Golpeó suavemente el hombro de este con pesadez en sus palabras. El menor notó enseguida que algo no iba bien.
-¿De qué hablas?
-Ha vuelto, ese desgraciado ha vuelto y yo no quiero tener nada que ver con él así que dejo la empresa, me voy- Le miraba a los ojos estupefacto, no podía creer lo que oía ¿Quién había vuelto? ¿Por qué se iba? ¿Por qué justo ahora?
-¿Quién ha vuelto?
-Mi padre- Eso era imposible, ese tipo estaba en la cárcel. No, espera ¿Ya habían pasado ocho años?Eso era lo que menos necesitaban ahora, no cuando se decidía a pedir aquel favor... -Si él está aquí yo me iré. Mejor, mucho mejor ahora podré centrarme en la música, lo que siempre he deseado
-No, Jong. Esta empresa es tuya no por quien eres si no por lo que has hecho por ella. Deberías enfrentarlo, luchar por ella ¿Vas a rendirte justo ahora? ¿Todo tu esfuerzo será en vano?- Tenía toda la razón pero se sentía un tanto culpable al convencerlo no por su amigo si no por un interés personal. Conquistar a esa pelirroja antes que él a la morena. Estaba decidido a usar cualquier método para ganar y debía dejar de lado los escrúpulos.
-Lo siento. Está decidido, hoy mismo dejo de tener algo que ver con esta empresa- Sin más dirigió sus pasos a la salida pero la mano de Taemin en su brazo se lo impidió.
-Jong, eres un cobarde... Si dejas ganar a tu padre serás lo que siempre has sido, un cobarde- Aquello activó algo en Jonghyun, algo que le hizo recordar una de las palizas a su madre donde él con impotencia miraba como le pegaba. Su padre repetía una y otra vez cobarde. Desde pequeño había estado muy unido a su madre y esto su padre no lo toleraba, para él era un niño de mamá al que debía educar a base de golpes para hacerse más fuerte. Así fue, aun cuando su progenitora lo intentaba impedir él recibía golpes por parte de aquel desgraciado. No reparaba que tuviera cinco años, ni nueve... Desde que tenía uso de consciencia solo conocía a su padre asestando palizas a ambos. Y ahí estaba su amigo, haciéndole recordar lo amargo de su existencia. Sin pensar lo empujó hasta la pared más próxima para poner su antebrazo en el cuello de Taemin. Este sintió la presión que no le dejaba entrar aire en el pecho e intentó que Jong se diera cuenta. -¡Jong suéltame! ¡No puedo respirar!- Por suerte Jo Hyo apareció corriendo para agarrar a su amigo y liberar al menor que tosía toscamente. Se dejó caer de rodillas al sentir el hormigueo por la fuerza ejercida. En su mente había algo de culpa, su pequeño castigo por meter el dedo en la yaga pero si quería que su plan funcionara, su amigo debía ceder a toda costa.
-Lo... Lo siento Taemin, yo...- ¿Qué estaba haciendo? Era su amigo ¿Qué demonios estaba pasando con él? -Tengo que irme. Jo Hyo supongo que ya lo sabes, me voy de esta empresa para siempre
-Creo que primero debemos calmarnos, hablamos mañana más tranquilamente- Su tono era sosegado, siempre acertaba en sus palabras. Jo Hyo siempre sabía que decir y cuando decirlo.
-Sí, será lo mejor y Jong... No te preocupes, estoy bien- Comentó con voz ronca mientras se sobaba el cuello, el suceso carecía de importancia ya que quizás sus palabras habían sido demasiado duras. Sabiendo el carácter de su amigo lo comprendía y más ahora que lo necesitaba de su lado en este asunto.
---
Al día siguiente Alice se levantó con una extraña energía. Sentir que quizás podría volver a trabajar felizmente como en California la llenaba de esperanzas. Su autosuficiencia se vería reforzada al igual que su seguridad. Si no fuera por los constantes recordatorios de Young Mi sobre su cita podría nombrar ese día como el mejor en meses.
-Alice solo te digo que no pierdes nada. Te dará una simple charla de disculpa y ya está. Si tu no quieres no pasará nada más- Podía adivinar su cara de felicidad al decir aquello. La conocía demasiado como para no notar cuando jugaba con ella. Estaba divirtiéndose con eso y a ella no le hacía ninguna gracia.
-Claire déjalo ya. Mi decisión es clara. No iré
-Qué fastidio... Si supieras lo que te pierdes... Es realmente atractivo y sabes muy bien que tengo buen gusto. Deberías darle una oportunidad, quizás sea diferente- La había agarrado del brazo para girarla a la mesa.
-¿Quieres dejar el tema ya? Vamos a comer anda- La otra asintió aunque no pudiera verla. Su mente trabajó en algo para convencer a su amiga. Algo que no pudiera rechazar. Pero sonó el timbre alejándola de sus pensamientos.
Un chico con un ramo de flores estaba en la puerta. Young Mi firmó el recibo y él le brindó las flores, al cerrar una sonrisa de oreja a oreja ocupaba el rostro de la joven.
-¿Quién era?- Preguntó Sung Hye con curiosidad.
-Mmm de nuevo un ramo de Jong... Veamos que dice- Alice no dijo nada, por alguna razón sintió que debía callar. Young Mi comenzó a leer la tarjeta que encontró entre los pétalos.
“Sé que lo más seguro es que ni te plantees venir esta tarde pero de igual manera necesitaba decirte esto... ¿Podrías apiadarte de alguien que solo necesita charlar con alguien? Sé que sonará extraño pero solo te costará unos minutos de tu tiempo, por favor.
Jong”
Algo en aquella carta la había conmovido, quizás era la forma de rogarle por su compañía o más bien la tristeza que trasmitían sus palabras. No era simplemente un hombre que intentaba ligar con ella, era alguien que necesitaba desahogar sus problemas. Al parecer se había equivocado, no era igual que los demás. Espera ¿Me quiere como desahogo? No, eso daba igual. Ella había hecho lo mismo con muchas personas aprovechando su belleza y su minusvalía. Por lo visto era hora de que ella ayudara a ese desconocido a librarse de sus fantasmas.
-¿Qué? No me digas que lo has pensado mejor- La conocía como la palma de su mano. Su amiga era bastante difícil de leer pero ella había descubierto todas y cada una de sus caras. Estaba segura de que esta vez sí aceptaría la propuesta de ese Jong. -Te escogeré el mejor vestido amiga. Vas a ir preciosa, ya verás
-No será en calidad de cita, iré al encuentro con alguien que necesita ser escuchado. No hace falta que vaya arreglada para eso- Se sintió ignorada ya que Young Mi ya corría por las escaleras hacia su habitación. Le hacía más ilusión a ella que a la propia Sung Hye, sonrió igualmente. No tenía caso llevarle la contraria en esos momentos.
---
Llegó a casa después de caminar sin rumbo por la ciudad, miraba a su alrededor y nada podía levantarle el ánimo. Estaba destrozado, no había pisado su casa en toda la noche, su móvil estaba apagado y lo único que alcanzó a encargar fue aquel ramo de flores. En su mente la apuesta ocupaba un ínfimo hueco pero pensar en ella lo alejaba de su nefasta situación. Esa muchacha frágil y ciega estaría a su merced después de la carta tan enternecedora. De seguro la había cautivado como pensaba. Se estaba engañando a si mismo ya que la carta decía la verdad, necesitaba alguien con quien desahogarse pero la culpabilidad de usar a la joven lo tentaba a dejar ese estúpido juego con Taemin. “No” se dijo, debía seguir adelante con eso. Era lo único que podría hacerlo pensar en otra cosa que no fuera su padre. Eso y la música...
-¡Jong! Necesito pedirte un favor- Taemin lo alcanzaba corriendo desde el principio de la calle ¿Como había dado con él?
-¿Cómo...? Va, da igual ¿Qué favor?
-Necesito que me des un puesto en la empresa, me da igual de lo que sea. Solo quiero aparentar trabajar en un alto cargo- Su respiración agitada no dejo que Jong escuchara todo claramente pero sí lo más básico.
-¿Qué? ¿Necesitas... Aparentar?- Taemin asintió. -¿Te has vuelto loco? ¿No sabes que yo ya no trabajo ahí?
-Eso no es técnicamente cierto... Tú aun eres el director...- Sus ojos bajaron a sus pies, parecía un niño rogando por un helado. Jong estaba totalmente sorprendido, tomaba el trabajo también como un simple juego.
-¿Piensas que todo es un juego? ¿Crees que con un simple chasquido de dedos tendrás un trabajo? Taemin... Madura por dios...
-Já, está claro que si puedes pero eres tú el que elige no enfrentarse a su padre, el que no quiere pelear por lo que es suyo- Estaba en lo cierto. Odiaba a Taemin en esos momentos pero tenía razón, no quería enfrentarse a su padre, no quería tener nada que ver con él. Pero ¿Y la empresa? ¿Todo su esfuerzo para que de la nada se la arrebatara como todo en la vida?
-Taemin... Ve tú mismo a mi padre y pídele un trabajo. Yo estoy fuera de esto- Definitivamente era un cobarde... Pero algo se le vino a la mente. -Ah, y espero que no vuelvas a coger mi coche o te las verás conmigo- Dicho esto se alejó cabizbajo era hora de volver a casa. Su madre llegaría de Japón en cualquier momento y necesitaba abrazarla escapando de toda la realidad.
---
-¡Ya estoy en casa!- Observó como la madre de Taemin se acercaba a él con la cabeza gacha. Algo no iba bien... -¿Y mi madre? ¿Ya ha llegado de su viaje?
-Sí señor... Está en el comedor con...- Se tapó la boca con sus manos como si hubiera dicho algo que no debía.
-¿Qué ocurre tía?
-Señor solo vaya al comedor su madre lo espera- Obedeció ahora liberado de su abrigo y chaqueta. Aún portaba el chaleco y la corbata, esta comenzó a aflojarla con desgana dirigiéndose al gran comedor de la mansión.
No pudo reaccionar ante lo que veía, eso ya era demasiado. Su madre no estaba sola, estaba acompañada. Ese desgraciado que le había dado la vida se la estaba arrebatando poco a poco. Estaba tan tranquilo hablando amistosamente con ella. La señora Kim cambió su sonrisa alegre por una amarga ¿Cómo podía estar tan feliz con él? Al ver a su hijo sintió el impulso de correr hacia él para envolverlo en sus brazos pero la mano de su todavía marido se lo impidió. El gesto brusco y la sumisión por parte de la mujer hicieron revolver el estómago de Jonghyun. Sus lágrimas comenzaban a bañar sus ojos y para detenerlas se agarró el puente de la nariz apretando con fuerza. Su otra mano formaba un puño perfectamente cerrado, se podía ver la presión que ejercía por lo morado de este.
-Hijo... No hemos empezado con buen pie yo...
-Mamá me voy, no volveré hasta que este individuo salga de casa. No quiero tener nada que ver con él. Lo entiendes ¿Verdad?- La mujer al fin se levantó para detener a su hijo, Jong ya se había dado la vuelta hacia la entrada dispuesto a dejar su hogar.
-Jonghyun, por favor. No te vayas. Mi hijo no puede irse de nuevo- Se aferró a su brazo fuertemente mientras sollozaba levemente. Comenzó a acariciar la espalda de Jonghyun intentando reflejar su amor por él.
-Mamá, si quieres que me quede él debe irse- Se giró hacia su padre señalándolo con el dedo.
-Bien, está bien. Me iré si no me quieren aquí- El hombre se levantó dando un pequeño alivio a su hijo, quizás si podría estar en paz, al menos en su hogar.
-No, por favor. No te vayas- Ahora sin soltar a Jong agarraba la mano de su marido. La mujer sentía que no podía dejarlos ir, a ninguno de los dos.
-Mamá, personas como él no cambian y me lo ha demostrado... Si él se queda yo me voy- Anhelaba que su madre se aferrara a él y dejara ir a ese desgraciado.
-No tranquilo, ya está. Yo me voy, cariño no te preocupes, él está cómodo sin mi. No quiero molestar- Ocurrió algo que hizo su corazón añicos. Su madre soltó su brazo, lo soltó... Estaba eligiendo a su padre, aquel que le había pegado por años, aquel que había destrozado sus vidas. Tuvo unas ganas repentinas de vomitar, aquello estaba desgarrándolo como a un peluche cuando le sacaban el algodón. Comenzó a ver borroso hasta que sus ojos le obligaron a cerrar los párpados. Sin más corrió hacía la entrada yéndose de allí sin más. Necesitaba aire, sus pulmones se sentían pesados pero no podía dejar de avanzar. Cayó de rodillas en medio de la calle soltando por fin todo el llanto que estaba controlando hasta ahora. La gente lo observaba pero qué importaba su vida estaba desmoronándose de nuevo. Él ya no tenía nada.
Minutos después miró inconsciente su reloj. Había olvidado por completo la cita... Llegaría tarde. Daba lo mismo, ella no asistiría. Todo el mundo lo abandonaba, ella no sería diferente... La mejor opción era irse a un hotel y dormir por horas...
-¡Jonghyun! Lo sé, vas a matarme pero lo necesitaba... Ahora quiero un favor... ¿Jonghyun?- La voz de Taemin parecía tan lejana que nada de lo que dijo sacó de sus pensamientos al joven. Estaban ahora por un pasillo de aquella planta, luchaba contra si mismo pero debía irse de allí antes de que nadie pudiera detenerlo. Su amigo lo miró un tanto extrañado, su actitud pasiva ante la revelación de coger prestado el coche sin su permiso era algo insólito. Amaba ese coche y odiaba que alguien lo tocara sin su consentimiento.
-Me largo Taemin- Golpeó suavemente el hombro de este con pesadez en sus palabras. El menor notó enseguida que algo no iba bien.
-¿De qué hablas?
-Ha vuelto, ese desgraciado ha vuelto y yo no quiero tener nada que ver con él así que dejo la empresa, me voy- Le miraba a los ojos estupefacto, no podía creer lo que oía ¿Quién había vuelto? ¿Por qué se iba? ¿Por qué justo ahora?
-¿Quién ha vuelto?
-Mi padre- Eso era imposible, ese tipo estaba en la cárcel. No, espera ¿Ya habían pasado ocho años?Eso era lo que menos necesitaban ahora, no cuando se decidía a pedir aquel favor... -Si él está aquí yo me iré. Mejor, mucho mejor ahora podré centrarme en la música, lo que siempre he deseado
-No, Jong. Esta empresa es tuya no por quien eres si no por lo que has hecho por ella. Deberías enfrentarlo, luchar por ella ¿Vas a rendirte justo ahora? ¿Todo tu esfuerzo será en vano?- Tenía toda la razón pero se sentía un tanto culpable al convencerlo no por su amigo si no por un interés personal. Conquistar a esa pelirroja antes que él a la morena. Estaba decidido a usar cualquier método para ganar y debía dejar de lado los escrúpulos.
-Lo siento. Está decidido, hoy mismo dejo de tener algo que ver con esta empresa- Sin más dirigió sus pasos a la salida pero la mano de Taemin en su brazo se lo impidió.
-Jong, eres un cobarde... Si dejas ganar a tu padre serás lo que siempre has sido, un cobarde- Aquello activó algo en Jonghyun, algo que le hizo recordar una de las palizas a su madre donde él con impotencia miraba como le pegaba. Su padre repetía una y otra vez cobarde. Desde pequeño había estado muy unido a su madre y esto su padre no lo toleraba, para él era un niño de mamá al que debía educar a base de golpes para hacerse más fuerte. Así fue, aun cuando su progenitora lo intentaba impedir él recibía golpes por parte de aquel desgraciado. No reparaba que tuviera cinco años, ni nueve... Desde que tenía uso de consciencia solo conocía a su padre asestando palizas a ambos. Y ahí estaba su amigo, haciéndole recordar lo amargo de su existencia. Sin pensar lo empujó hasta la pared más próxima para poner su antebrazo en el cuello de Taemin. Este sintió la presión que no le dejaba entrar aire en el pecho e intentó que Jong se diera cuenta. -¡Jong suéltame! ¡No puedo respirar!- Por suerte Jo Hyo apareció corriendo para agarrar a su amigo y liberar al menor que tosía toscamente. Se dejó caer de rodillas al sentir el hormigueo por la fuerza ejercida. En su mente había algo de culpa, su pequeño castigo por meter el dedo en la yaga pero si quería que su plan funcionara, su amigo debía ceder a toda costa.
-Lo... Lo siento Taemin, yo...- ¿Qué estaba haciendo? Era su amigo ¿Qué demonios estaba pasando con él? -Tengo que irme. Jo Hyo supongo que ya lo sabes, me voy de esta empresa para siempre
-Creo que primero debemos calmarnos, hablamos mañana más tranquilamente- Su tono era sosegado, siempre acertaba en sus palabras. Jo Hyo siempre sabía que decir y cuando decirlo.
-Sí, será lo mejor y Jong... No te preocupes, estoy bien- Comentó con voz ronca mientras se sobaba el cuello, el suceso carecía de importancia ya que quizás sus palabras habían sido demasiado duras. Sabiendo el carácter de su amigo lo comprendía y más ahora que lo necesitaba de su lado en este asunto.
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Al día siguiente Alice se levantó con una extraña energía. Sentir que quizás podría volver a trabajar felizmente como en California la llenaba de esperanzas. Su autosuficiencia se vería reforzada al igual que su seguridad. Si no fuera por los constantes recordatorios de Young Mi sobre su cita podría nombrar ese día como el mejor en meses.
-Alice solo te digo que no pierdes nada. Te dará una simple charla de disculpa y ya está. Si tu no quieres no pasará nada más- Podía adivinar su cara de felicidad al decir aquello. La conocía demasiado como para no notar cuando jugaba con ella. Estaba divirtiéndose con eso y a ella no le hacía ninguna gracia.
-Claire déjalo ya. Mi decisión es clara. No iré
-Qué fastidio... Si supieras lo que te pierdes... Es realmente atractivo y sabes muy bien que tengo buen gusto. Deberías darle una oportunidad, quizás sea diferente- La había agarrado del brazo para girarla a la mesa.
-¿Quieres dejar el tema ya? Vamos a comer anda- La otra asintió aunque no pudiera verla. Su mente trabajó en algo para convencer a su amiga. Algo que no pudiera rechazar. Pero sonó el timbre alejándola de sus pensamientos.
Un chico con un ramo de flores estaba en la puerta. Young Mi firmó el recibo y él le brindó las flores, al cerrar una sonrisa de oreja a oreja ocupaba el rostro de la joven.
-¿Quién era?- Preguntó Sung Hye con curiosidad.
-Mmm de nuevo un ramo de Jong... Veamos que dice- Alice no dijo nada, por alguna razón sintió que debía callar. Young Mi comenzó a leer la tarjeta que encontró entre los pétalos.
“Sé que lo más seguro es que ni te plantees venir esta tarde pero de igual manera necesitaba decirte esto... ¿Podrías apiadarte de alguien que solo necesita charlar con alguien? Sé que sonará extraño pero solo te costará unos minutos de tu tiempo, por favor.
Jong”
Algo en aquella carta la había conmovido, quizás era la forma de rogarle por su compañía o más bien la tristeza que trasmitían sus palabras. No era simplemente un hombre que intentaba ligar con ella, era alguien que necesitaba desahogar sus problemas. Al parecer se había equivocado, no era igual que los demás. Espera ¿Me quiere como desahogo? No, eso daba igual. Ella había hecho lo mismo con muchas personas aprovechando su belleza y su minusvalía. Por lo visto era hora de que ella ayudara a ese desconocido a librarse de sus fantasmas.
-¿Qué? No me digas que lo has pensado mejor- La conocía como la palma de su mano. Su amiga era bastante difícil de leer pero ella había descubierto todas y cada una de sus caras. Estaba segura de que esta vez sí aceptaría la propuesta de ese Jong. -Te escogeré el mejor vestido amiga. Vas a ir preciosa, ya verás
-No será en calidad de cita, iré al encuentro con alguien que necesita ser escuchado. No hace falta que vaya arreglada para eso- Se sintió ignorada ya que Young Mi ya corría por las escaleras hacia su habitación. Le hacía más ilusión a ella que a la propia Sung Hye, sonrió igualmente. No tenía caso llevarle la contraria en esos momentos.
---
Llegó a casa después de caminar sin rumbo por la ciudad, miraba a su alrededor y nada podía levantarle el ánimo. Estaba destrozado, no había pisado su casa en toda la noche, su móvil estaba apagado y lo único que alcanzó a encargar fue aquel ramo de flores. En su mente la apuesta ocupaba un ínfimo hueco pero pensar en ella lo alejaba de su nefasta situación. Esa muchacha frágil y ciega estaría a su merced después de la carta tan enternecedora. De seguro la había cautivado como pensaba. Se estaba engañando a si mismo ya que la carta decía la verdad, necesitaba alguien con quien desahogarse pero la culpabilidad de usar a la joven lo tentaba a dejar ese estúpido juego con Taemin. “No” se dijo, debía seguir adelante con eso. Era lo único que podría hacerlo pensar en otra cosa que no fuera su padre. Eso y la música...
-¡Jong! Necesito pedirte un favor- Taemin lo alcanzaba corriendo desde el principio de la calle ¿Como había dado con él?
-¿Cómo...? Va, da igual ¿Qué favor?
-Necesito que me des un puesto en la empresa, me da igual de lo que sea. Solo quiero aparentar trabajar en un alto cargo- Su respiración agitada no dejo que Jong escuchara todo claramente pero sí lo más básico.
-¿Qué? ¿Necesitas... Aparentar?- Taemin asintió. -¿Te has vuelto loco? ¿No sabes que yo ya no trabajo ahí?
-Eso no es técnicamente cierto... Tú aun eres el director...- Sus ojos bajaron a sus pies, parecía un niño rogando por un helado. Jong estaba totalmente sorprendido, tomaba el trabajo también como un simple juego.
-¿Piensas que todo es un juego? ¿Crees que con un simple chasquido de dedos tendrás un trabajo? Taemin... Madura por dios...
-Já, está claro que si puedes pero eres tú el que elige no enfrentarse a su padre, el que no quiere pelear por lo que es suyo- Estaba en lo cierto. Odiaba a Taemin en esos momentos pero tenía razón, no quería enfrentarse a su padre, no quería tener nada que ver con él. Pero ¿Y la empresa? ¿Todo su esfuerzo para que de la nada se la arrebatara como todo en la vida?
-Taemin... Ve tú mismo a mi padre y pídele un trabajo. Yo estoy fuera de esto- Definitivamente era un cobarde... Pero algo se le vino a la mente. -Ah, y espero que no vuelvas a coger mi coche o te las verás conmigo- Dicho esto se alejó cabizbajo era hora de volver a casa. Su madre llegaría de Japón en cualquier momento y necesitaba abrazarla escapando de toda la realidad.
---
-¡Ya estoy en casa!- Observó como la madre de Taemin se acercaba a él con la cabeza gacha. Algo no iba bien... -¿Y mi madre? ¿Ya ha llegado de su viaje?
-Sí señor... Está en el comedor con...- Se tapó la boca con sus manos como si hubiera dicho algo que no debía.
-¿Qué ocurre tía?
-Señor solo vaya al comedor su madre lo espera- Obedeció ahora liberado de su abrigo y chaqueta. Aún portaba el chaleco y la corbata, esta comenzó a aflojarla con desgana dirigiéndose al gran comedor de la mansión.
No pudo reaccionar ante lo que veía, eso ya era demasiado. Su madre no estaba sola, estaba acompañada. Ese desgraciado que le había dado la vida se la estaba arrebatando poco a poco. Estaba tan tranquilo hablando amistosamente con ella. La señora Kim cambió su sonrisa alegre por una amarga ¿Cómo podía estar tan feliz con él? Al ver a su hijo sintió el impulso de correr hacia él para envolverlo en sus brazos pero la mano de su todavía marido se lo impidió. El gesto brusco y la sumisión por parte de la mujer hicieron revolver el estómago de Jonghyun. Sus lágrimas comenzaban a bañar sus ojos y para detenerlas se agarró el puente de la nariz apretando con fuerza. Su otra mano formaba un puño perfectamente cerrado, se podía ver la presión que ejercía por lo morado de este.
-Hijo... No hemos empezado con buen pie yo...
-Mamá me voy, no volveré hasta que este individuo salga de casa. No quiero tener nada que ver con él. Lo entiendes ¿Verdad?- La mujer al fin se levantó para detener a su hijo, Jong ya se había dado la vuelta hacia la entrada dispuesto a dejar su hogar.
-Jonghyun, por favor. No te vayas. Mi hijo no puede irse de nuevo- Se aferró a su brazo fuertemente mientras sollozaba levemente. Comenzó a acariciar la espalda de Jonghyun intentando reflejar su amor por él.
-Mamá, si quieres que me quede él debe irse- Se giró hacia su padre señalándolo con el dedo.
-Bien, está bien. Me iré si no me quieren aquí- El hombre se levantó dando un pequeño alivio a su hijo, quizás si podría estar en paz, al menos en su hogar.
-No, por favor. No te vayas- Ahora sin soltar a Jong agarraba la mano de su marido. La mujer sentía que no podía dejarlos ir, a ninguno de los dos.
-Mamá, personas como él no cambian y me lo ha demostrado... Si él se queda yo me voy- Anhelaba que su madre se aferrara a él y dejara ir a ese desgraciado.
-No tranquilo, ya está. Yo me voy, cariño no te preocupes, él está cómodo sin mi. No quiero molestar- Ocurrió algo que hizo su corazón añicos. Su madre soltó su brazo, lo soltó... Estaba eligiendo a su padre, aquel que le había pegado por años, aquel que había destrozado sus vidas. Tuvo unas ganas repentinas de vomitar, aquello estaba desgarrándolo como a un peluche cuando le sacaban el algodón. Comenzó a ver borroso hasta que sus ojos le obligaron a cerrar los párpados. Sin más corrió hacía la entrada yéndose de allí sin más. Necesitaba aire, sus pulmones se sentían pesados pero no podía dejar de avanzar. Cayó de rodillas en medio de la calle soltando por fin todo el llanto que estaba controlando hasta ahora. La gente lo observaba pero qué importaba su vida estaba desmoronándose de nuevo. Él ya no tenía nada.
Minutos después miró inconsciente su reloj. Había olvidado por completo la cita... Llegaría tarde. Daba lo mismo, ella no asistiría. Todo el mundo lo abandonaba, ella no sería diferente... La mejor opción era irse a un hotel y dormir por horas...
Capítulo 8: Estrenando sentimientos

No puedo verte by Laura Ramírez Patarro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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