Capítulo 17: No hay más remedio
Capítulo 18: Jugando con fuego
-Ayúdame con esto, Claire- Pidió Alice. De las pocas veces que pedía ayuda lo hacía exclusivamente a su amiga. Le costaba bastante aceptar que en algunas cuestiones no bastaba con sus cuatro sentidos restantes. Había llegado una carta para el señor Kim y por desgracia no traía el troquelado característico del braille en el sobre.
-¿Para qué soy buena?- Sung Hye extendió el brazo hacia ella antes de hablar. Young Mi agarró lo que le era ofrecido.
-Dime si el remitente es un nombre extranjero-
-Pues...- Volteó la carta hasta que confirmó de lo que hablaba Alice. -Sí, un tal...
-Shh, el señor Kim no quiere que su correspondencia sea revelada- Interrumpió fugazmente la morena. En California había aprendido a tolerar las manías de sus jefes, con este no iba a ser diferente. Su fama, de excelente asistente, no se debía a falsos rumores. Ella ejecutaba a la perfección todo lo que le era asignado y si podía hacer más estaba más que dispuesta. Contando con que su superior fuera una persona honesta y legal. Lo que no sabía es que su, ahora, jefe no sólo carecía de esas cualidades, si no que rozaba lo retorcido y fraudulento.
-Oh perdón perdón... Que remilgado- Fingió disculparse con exagerados gestos, algo inútil frente a Alice, no porque fuera ciega más bien por su enorme sentido del deber. Su tono burlesco no haría efecto alguno en la muchacha. En cierto modo admiraba esa parte de Sung Hye aunque por otra parte lo odiaba, necesitaba relajarse de vez en cuando y no ser tan estricta en ciertos temas. Pero era Alice “la dama de hielo” era lógico que la mayoría de sus consejos volaran de un oído a otro de la susodicha sin hacer ni una sola parada por su dura mollera.
-Es un empresario, tienden a ser así. Mi padre es igual ¿Recuerdas?- Tenía razón, no conocía una persona más cabezota y maniática que el padre de su amiga. Sólo lo superaba una persona y estaba frente a ella.
-Sí sí, ni que lo recuerdes- Ambas rieron. La morena se dirigió, con la ayuda de su bastón, a la oficina del señor Kim y Young Mi siguió ordenando los alrededores. Muchas veces los demás trabajadores se olvidaban de la discapacidad de Alice y dejaban cosas de por medio. La máxima eficiencia de la muchacha causaba ese efecto, que todos terminaran por tratarla como una igual, olvidando esos pequeños detalles. Claire sonreía mientras recogía un paraguas en el pasillo central de aquella sala repleta de escritorios, estaban separados por medios tabiques pero había una vía libre para circular yendo y trayendo papeles por doquier. Se sentía bien allí, sin embargo sabía que no era su sitio, nunca había sido su sitio ¿Desde cuando no encontraba algo que la llenara profesionalmente? Se había centrado tanto en su amiga que últimamente se había descuidado en lo que le convenía a ella misma. No culpaba a Sung Hye, faltaría más, era la primera que le aconsejaba vivir su vida sin preocuparse tanto de una persona, que al fin y al cabo, se buscaba la vida sola. Pero mil veces se había negado a acompañarla a todos lados en lo posible. Diablos, tenía razón.
Entre pensamientos no notó la presencia que la acechaba desde hacía ya varios minutos. Al verla agacharse esa persona se acercó lentamente, con una sonrisa en sus labios por la inminente travesura que le proporcionaría la satisfacción del día. Como un crío de cuatro años, el muchacho esperó que se despejara el lugar para actuar. El motivo por el que estaba ahí era otro mucho más serio pero nunca rechazaría complementos tan divertidos entremedias. Hyo Jo le ayudaría a que su farsa fuera tan real que Young Mi ni pensara tan siquiera en rechazar la propuesta por ser una vil mentira. Por muy bueno que fuera montando ese tipo de teatros, sabía el odio que le tenía esa joven así que dudaba que aceptara la propuesta y mucho menos si se trataba de algo así. Jonghyun estaba loco al pensar que Claire se prestara a eso pero quizás su amigo tenía razón. Quizás podría funcionar...
-Mierda ¿Dónde están esos malditos papeluchos?- Maldijo Young Mi aún agachada. Necesitaba unos cuantos formularios, en especial los de la sección de contabilidad. Y para nada se esperaba que alguien se pusiera detrás suya imitándola. El joven se acercó a su oído antes de abrir su boca con un susurro.
-Me encanta cuando maldices así-
-¡Ahhh!- El respingo de la muchacha la hizo girar sobre si misma por el susto y cayó de culo, tirando varias carpetas repletas de papeles. Notó como el impulso amenazaba con tumbarla por completo pero alguien la sujetó por la cintura para que su espalda no tocara el suelo.
Alzó la vista, Taemin estaba ahí. Mirándola fijamente. Su cuerpo estaba ligeramente inclinado hacia el suyo y si no fuera por su mano apoyada en el suelo, diría que habrían caído ambos, uno encima del otro. Igualmente la situación para Young Mi parecía realmente incómoda como de costumbre. Claramente para Taemin era todo lo contrario, apostaba a que lo estaba disfrutando cual condenado.
-¡Imbécil, suéltame!- Él la ignoro por completo.
-Si te suelto te golpeas...- Su tono la desesperaba, esa confianza en si mismo la repateaba. Definitivamente le ponía de los nervios, lo odiaba.
-Me da igual, ¡Suéltame estúpido!-
-Últimamente te has vuelto muy mal hablada, Young Mi. Mereces una lección- Lo vio entrecerrar sus ojos ¿Qué estaba planeando? Las dudas se le aclararon cuando Taemin comenzó a acercar su rostro ¿Qué pretendía? ¿Besarla? Entonces... ¿Por qué no lo evitaba? Su mente pedía a gritos alejarse mientras que su cuerpo permanecía quieto, deseoso de que acabara con esos labios sobre los suyos. En contra de su voluntad los ojos se le cerraban parcialmente ¡No! Antes de poder hacer nada sintió un duro golpe en la cabeza, el maldito la había soltado sin avisar y terminó tirada por completo en el suelo. Humillada y avergonzada golpeó la superficie con los puños mientras pataleaba levemente. -En serio... Pensabas que te iba a besar ¿Verdad?
-¡Por supuesto que no!- Se enderezó de tal manera que a Taemin le pareció tremendamente adorable. Siguió provocándola, le encantaba verla así, vulnerable. Si todo salía bien la engatusaría en su momento más débil.
-Has cerrado los ojos-
-¡Mentira!- Se levantó ofuscada.
-Sí, ya veo, te gusta mentirte a ti misma-
-Te odio- Dijo finalmente.
-Te amo- Eso hizo que tanto los ojos como la boca de Young Mi se abrieran en su totalidad.
-¡¿Qué?!- No podía creerlo ¿Podría ser...?
-Mentira, pero te has emocionado- Hijo de... El insulto lo completó mentalmente. Como lo detestaba.
-¡Que no!- Preciosa. Enfadada, roja, y con puchero. La encontró simplemente hermosa. El momento justo se acercaba. Debía olvidarse de eso por un momento.
-Jamás, eres un maldito liante, en mi vida me fijaría en ti ¡En tu sueños!- ¡Bingo! Ya la tenía donde quería.
-En mis sueños...- Hizo un mohín insinuante. -Uff seguro. Pero va a ser más que eso. A partir de ahora soy tu superior, vendrás conmigo a un lugar donde sí seas de provecho- Aseguró ahora totalmente serio.
-Imposible. Yo no iré a ningún lugar contigo- Taemin agarró un maletín que al parecer había dejado antes en uno de los escritorios, lo abrió y le entregó entonces una carpeta ligera que abría justo por la página que a la muchacha le sería sumamente atractiva.
-¿Aunque sea justo el trabajo que te mereces, lo que deseas? ¿Aunque sea una orden directa de tu superior? ¿En serio rechazarás esta oportunidad Young Mi?- Al verla absorta en los papeles aprovechó para argumentar mejor si se terciaba.
-¿Qué... Qué es esto?- Observó totalmente incrédula lo que tenía entre las manos. Tentador, demasiado pero viniendo de Taemin... ¿Sería algo verídico?
-Te dije que trabajaba aquí, pues ahora te digo que te doy la oportunidad de trabajar, conmigo, en lo que siempre has querido...- Cierto, con Alice lo había hablado. Al final tenía razón, por muy estúpido que pareciese, trabajaba allí y en un alto cargo por lo que podía comprobar. Aún así no podía, su amiga la necesitaba, por mucho que no quisiera aceptarlo, la necesitaba ¿Y si alguien le hacía daño? ¿Y si por algún casual, alguien se dejaba algo en el suelo y ella caía? ¡Dios! Se estaba volviendo loca.
-¿Claire?- La voz de Sung Hye la devolvió a la realidad. Sonrió al verse, supuestamente, salvada. Taemin ya no tendría como presionarla con ella ahí ¿Verdad?
-Hola Alice. Soy Taemin- Descaradamente se acercó a ella para saludarla acariciando su hombro con un gesto delicado.
-Sí, recuerdo tu voz ¿Qué te trae por aquí?
-Yo trabajo aquí, bueno trabajaba... Quiero emprender algo y Young Mi está dispuesta a ayudarme ¿Verdad?- Era definitivo: Taemin era el enfoque de toda su ira. Podría matarlo ahí mismo si tuviera los medios necesarios.
-¡¿Qué?! Yo no...- Como, trágicamente esperaba, se vio interrumpida. Maldijo su suerte una y otra vez.
-¿De verdad? Espero que ni pienses en negarte Claire o te las verás conmigo- Alice parecía entusiasmada ¿Realmente la dejaría sola con ese tipo? No lo podía creer.
-Pero yo...-
-Nada, sé perfectamente como te sientes aquí... No es tu lugar, tú necesitas encargarte de un proyecto grande y si encima Taemin te lo ofrece ¡Estás de suerte!- Tocada y hundida, encima obra de su mejor amiga. Se llevó la mano a su rostro, suspiró para mantener la calma. Debía salir de esta a como diera lugar aunque en su interior sabía que aquella oferta era bastante buena. Lo que buscaba estaba en ese contrato que le ofrecía el chico, motivo de sus desgracias. ¿Desgracias? La había salvado del incidente del bar y ahora le ofrecía un puesto inimaginable para ella. Sopesando los pros y los contras... Maldición, darse cuenta de la realidad pisaba su orgullo completamente.
-¡Oh! Taemin ¿Ya has encontrado socio? Tu proyecto pinta magníficamente bien, el afortunado podrá sentirse orgulloso por colaborar contigo- Una cuarta persona se unía a la conversación. Hyo Jo caminaba hacía ellos sonriente, asegurando la farsa de Taemin. Por supuesto Young Mi ató cabos, ese chico era el abogado que los defendió el día que se conocieron y al parecer era amigo de ambos. Entonces ¿Los favores a Jonghyun los había hecho todos él? Impresionante, cómo se había equivocado tanto con ese mocoso, quizás su actitud lo hacía ver como alguien irresponsable e inmaduro pero ahora se daba cuenta de que la verdad dictaba mucho de ser así. Le costaba reconocerlo... Comenzaba a admirarlo un poco, sólo un poco.
-Pues ¿Qué te parece? Esta preciosidad de aquí es la afortunada. Sí firma este documento estará dentro del proyecto- La incitó poniendo el papel frente a ella, provocativamente. No hacía falta, si su amiga había dado el visto bueno no dudaría en aceptar. Anhelaba reconocimiento en lo profesional y ahora no iba a echarse atrás. No ahora que se daba cuenta de quien era Taemin.
-Firma, por favor Claire. Hazlo por mí- Suplicó Alice con una mueca, fingiendo estar afligida. Young Mi sonrió.
-No hace falta que me supliques amiga, firmaré- Dicho esto agarró con seguridad el papel y firmó con contundencia. Al entregárselo de nuevo a Taemin lo miró absolutamente entusiasmada. El joven sintió por un momento la culpa de haberla engañado. La estaba obligando a hacer algo que ni siquiera contaría como trabajo. Era una fantasía, un proyecto fantasma. La mano de Hyo Jo en su hombro le indicó que no decayera como si hubiera leído sus pensamientos. No, ahora que lo había conseguido no podía echarlo a perder. Le debía ese favor a Jonghyun y no le fallaría. Quizás, después de que todo acabase... Sí, a lo mejor podría sentirse culpable tanto como quisiera. Pero maldita sea, Young Mi no lo perdonaría una vez que supiera todo ¿Por qué le dolía tanto? Ya la había atrapado ¿Por qué ansiaba tenerla más de lo estipulado junto a él?
Ante el abrazo de Alice a la pelirroja los dos hombres se miraron, lo habían conseguido. Ahora quedaba en manos de Jonghyun poder proteger a Sung Hye de su propio padre. Sería algo mucho más difícil y arriesgado que esa jugarreta, estaban en juego muchas vidas y sobretodo el honor de las “Industrias Kim”.
-¿Mamá? ¿Mami?- Un chiquillo apareció por el pasillo directo a ellos. Al ver a las dos mujeres las observó confundido. Taemin lo reconoció enseguida. Esa extrema delgadez era preocupante pero no tanto el verlo ahí, frente a ellos diciendo esas palabras.
-¿Qué? ¿De quién es este niño tan guapo?- Preguntó Young Mi al verlo. Se agachó para acariciarle y vio como este retrocedía. Miraba a Alice. -Al parecer le gustan las morenas- Todos rieron aunque Alice notó algo extraño en el tono de aquel niño, como si comprendiera un dolor desconocido dentro del pequeño. Se sintió conectada por un momento a él. ¿Comenzaba a tener instintos maternales? El psicólogo parecía tener razón, su recuperación iba viento en popa. Dios mío, el haber conocido a Jonghyun empezaba a ser lo mejor que le había ocurrido. Su trauma estaba remitiendo y todo gracias a él. A Jonghyun...
-Ven aquí campeón- Otra voz se sumaba a la improvisada reunión. El señor Kim sostuvo la mano del crío y se disponía a entablar una conversación aparentemente amena con los presentes, sin embargo lo que dijo los dejó, especialmente a Alice, un tanto desconcertados. -Seung Jae sólo quería saludar a su mamá... Pero por lo visto no está aquí ¿Verdad?
-Ayúdame con esto, Claire- Pidió Alice. De las pocas veces que pedía ayuda lo hacía exclusivamente a su amiga. Le costaba bastante aceptar que en algunas cuestiones no bastaba con sus cuatro sentidos restantes. Había llegado una carta para el señor Kim y por desgracia no traía el troquelado característico del braille en el sobre.
-¿Para qué soy buena?- Sung Hye extendió el brazo hacia ella antes de hablar. Young Mi agarró lo que le era ofrecido.
-Dime si el remitente es un nombre extranjero-
-Pues...- Volteó la carta hasta que confirmó de lo que hablaba Alice. -Sí, un tal...
-Shh, el señor Kim no quiere que su correspondencia sea revelada- Interrumpió fugazmente la morena. En California había aprendido a tolerar las manías de sus jefes, con este no iba a ser diferente. Su fama, de excelente asistente, no se debía a falsos rumores. Ella ejecutaba a la perfección todo lo que le era asignado y si podía hacer más estaba más que dispuesta. Contando con que su superior fuera una persona honesta y legal. Lo que no sabía es que su, ahora, jefe no sólo carecía de esas cualidades, si no que rozaba lo retorcido y fraudulento.
-Oh perdón perdón... Que remilgado- Fingió disculparse con exagerados gestos, algo inútil frente a Alice, no porque fuera ciega más bien por su enorme sentido del deber. Su tono burlesco no haría efecto alguno en la muchacha. En cierto modo admiraba esa parte de Sung Hye aunque por otra parte lo odiaba, necesitaba relajarse de vez en cuando y no ser tan estricta en ciertos temas. Pero era Alice “la dama de hielo” era lógico que la mayoría de sus consejos volaran de un oído a otro de la susodicha sin hacer ni una sola parada por su dura mollera.
-Es un empresario, tienden a ser así. Mi padre es igual ¿Recuerdas?- Tenía razón, no conocía una persona más cabezota y maniática que el padre de su amiga. Sólo lo superaba una persona y estaba frente a ella.
-Sí sí, ni que lo recuerdes- Ambas rieron. La morena se dirigió, con la ayuda de su bastón, a la oficina del señor Kim y Young Mi siguió ordenando los alrededores. Muchas veces los demás trabajadores se olvidaban de la discapacidad de Alice y dejaban cosas de por medio. La máxima eficiencia de la muchacha causaba ese efecto, que todos terminaran por tratarla como una igual, olvidando esos pequeños detalles. Claire sonreía mientras recogía un paraguas en el pasillo central de aquella sala repleta de escritorios, estaban separados por medios tabiques pero había una vía libre para circular yendo y trayendo papeles por doquier. Se sentía bien allí, sin embargo sabía que no era su sitio, nunca había sido su sitio ¿Desde cuando no encontraba algo que la llenara profesionalmente? Se había centrado tanto en su amiga que últimamente se había descuidado en lo que le convenía a ella misma. No culpaba a Sung Hye, faltaría más, era la primera que le aconsejaba vivir su vida sin preocuparse tanto de una persona, que al fin y al cabo, se buscaba la vida sola. Pero mil veces se había negado a acompañarla a todos lados en lo posible. Diablos, tenía razón.
Entre pensamientos no notó la presencia que la acechaba desde hacía ya varios minutos. Al verla agacharse esa persona se acercó lentamente, con una sonrisa en sus labios por la inminente travesura que le proporcionaría la satisfacción del día. Como un crío de cuatro años, el muchacho esperó que se despejara el lugar para actuar. El motivo por el que estaba ahí era otro mucho más serio pero nunca rechazaría complementos tan divertidos entremedias. Hyo Jo le ayudaría a que su farsa fuera tan real que Young Mi ni pensara tan siquiera en rechazar la propuesta por ser una vil mentira. Por muy bueno que fuera montando ese tipo de teatros, sabía el odio que le tenía esa joven así que dudaba que aceptara la propuesta y mucho menos si se trataba de algo así. Jonghyun estaba loco al pensar que Claire se prestara a eso pero quizás su amigo tenía razón. Quizás podría funcionar...
-Mierda ¿Dónde están esos malditos papeluchos?- Maldijo Young Mi aún agachada. Necesitaba unos cuantos formularios, en especial los de la sección de contabilidad. Y para nada se esperaba que alguien se pusiera detrás suya imitándola. El joven se acercó a su oído antes de abrir su boca con un susurro.
-Me encanta cuando maldices así-
-¡Ahhh!- El respingo de la muchacha la hizo girar sobre si misma por el susto y cayó de culo, tirando varias carpetas repletas de papeles. Notó como el impulso amenazaba con tumbarla por completo pero alguien la sujetó por la cintura para que su espalda no tocara el suelo.
Alzó la vista, Taemin estaba ahí. Mirándola fijamente. Su cuerpo estaba ligeramente inclinado hacia el suyo y si no fuera por su mano apoyada en el suelo, diría que habrían caído ambos, uno encima del otro. Igualmente la situación para Young Mi parecía realmente incómoda como de costumbre. Claramente para Taemin era todo lo contrario, apostaba a que lo estaba disfrutando cual condenado.
-¡Imbécil, suéltame!- Él la ignoro por completo.
-Si te suelto te golpeas...- Su tono la desesperaba, esa confianza en si mismo la repateaba. Definitivamente le ponía de los nervios, lo odiaba.
-Me da igual, ¡Suéltame estúpido!-
-Últimamente te has vuelto muy mal hablada, Young Mi. Mereces una lección- Lo vio entrecerrar sus ojos ¿Qué estaba planeando? Las dudas se le aclararon cuando Taemin comenzó a acercar su rostro ¿Qué pretendía? ¿Besarla? Entonces... ¿Por qué no lo evitaba? Su mente pedía a gritos alejarse mientras que su cuerpo permanecía quieto, deseoso de que acabara con esos labios sobre los suyos. En contra de su voluntad los ojos se le cerraban parcialmente ¡No! Antes de poder hacer nada sintió un duro golpe en la cabeza, el maldito la había soltado sin avisar y terminó tirada por completo en el suelo. Humillada y avergonzada golpeó la superficie con los puños mientras pataleaba levemente. -En serio... Pensabas que te iba a besar ¿Verdad?
-¡Por supuesto que no!- Se enderezó de tal manera que a Taemin le pareció tremendamente adorable. Siguió provocándola, le encantaba verla así, vulnerable. Si todo salía bien la engatusaría en su momento más débil.
-Has cerrado los ojos-
-¡Mentira!- Se levantó ofuscada.
-Sí, ya veo, te gusta mentirte a ti misma-
-Te odio- Dijo finalmente.
-Te amo- Eso hizo que tanto los ojos como la boca de Young Mi se abrieran en su totalidad.
-¡¿Qué?!- No podía creerlo ¿Podría ser...?
-Mentira, pero te has emocionado- Hijo de... El insulto lo completó mentalmente. Como lo detestaba.
-¡Que no!- Preciosa. Enfadada, roja, y con puchero. La encontró simplemente hermosa. El momento justo se acercaba. Debía olvidarse de eso por un momento.
-Jamás, eres un maldito liante, en mi vida me fijaría en ti ¡En tu sueños!- ¡Bingo! Ya la tenía donde quería.
-En mis sueños...- Hizo un mohín insinuante. -Uff seguro. Pero va a ser más que eso. A partir de ahora soy tu superior, vendrás conmigo a un lugar donde sí seas de provecho- Aseguró ahora totalmente serio.
-Imposible. Yo no iré a ningún lugar contigo- Taemin agarró un maletín que al parecer había dejado antes en uno de los escritorios, lo abrió y le entregó entonces una carpeta ligera que abría justo por la página que a la muchacha le sería sumamente atractiva.
-¿Aunque sea justo el trabajo que te mereces, lo que deseas? ¿Aunque sea una orden directa de tu superior? ¿En serio rechazarás esta oportunidad Young Mi?- Al verla absorta en los papeles aprovechó para argumentar mejor si se terciaba.
-¿Qué... Qué es esto?- Observó totalmente incrédula lo que tenía entre las manos. Tentador, demasiado pero viniendo de Taemin... ¿Sería algo verídico?
-Te dije que trabajaba aquí, pues ahora te digo que te doy la oportunidad de trabajar, conmigo, en lo que siempre has querido...- Cierto, con Alice lo había hablado. Al final tenía razón, por muy estúpido que pareciese, trabajaba allí y en un alto cargo por lo que podía comprobar. Aún así no podía, su amiga la necesitaba, por mucho que no quisiera aceptarlo, la necesitaba ¿Y si alguien le hacía daño? ¿Y si por algún casual, alguien se dejaba algo en el suelo y ella caía? ¡Dios! Se estaba volviendo loca.
-¿Claire?- La voz de Sung Hye la devolvió a la realidad. Sonrió al verse, supuestamente, salvada. Taemin ya no tendría como presionarla con ella ahí ¿Verdad?
-Hola Alice. Soy Taemin- Descaradamente se acercó a ella para saludarla acariciando su hombro con un gesto delicado.
-Sí, recuerdo tu voz ¿Qué te trae por aquí?
-Yo trabajo aquí, bueno trabajaba... Quiero emprender algo y Young Mi está dispuesta a ayudarme ¿Verdad?- Era definitivo: Taemin era el enfoque de toda su ira. Podría matarlo ahí mismo si tuviera los medios necesarios.
-¡¿Qué?! Yo no...- Como, trágicamente esperaba, se vio interrumpida. Maldijo su suerte una y otra vez.
-¿De verdad? Espero que ni pienses en negarte Claire o te las verás conmigo- Alice parecía entusiasmada ¿Realmente la dejaría sola con ese tipo? No lo podía creer.
-Pero yo...-
-Nada, sé perfectamente como te sientes aquí... No es tu lugar, tú necesitas encargarte de un proyecto grande y si encima Taemin te lo ofrece ¡Estás de suerte!- Tocada y hundida, encima obra de su mejor amiga. Se llevó la mano a su rostro, suspiró para mantener la calma. Debía salir de esta a como diera lugar aunque en su interior sabía que aquella oferta era bastante buena. Lo que buscaba estaba en ese contrato que le ofrecía el chico, motivo de sus desgracias. ¿Desgracias? La había salvado del incidente del bar y ahora le ofrecía un puesto inimaginable para ella. Sopesando los pros y los contras... Maldición, darse cuenta de la realidad pisaba su orgullo completamente.
-¡Oh! Taemin ¿Ya has encontrado socio? Tu proyecto pinta magníficamente bien, el afortunado podrá sentirse orgulloso por colaborar contigo- Una cuarta persona se unía a la conversación. Hyo Jo caminaba hacía ellos sonriente, asegurando la farsa de Taemin. Por supuesto Young Mi ató cabos, ese chico era el abogado que los defendió el día que se conocieron y al parecer era amigo de ambos. Entonces ¿Los favores a Jonghyun los había hecho todos él? Impresionante, cómo se había equivocado tanto con ese mocoso, quizás su actitud lo hacía ver como alguien irresponsable e inmaduro pero ahora se daba cuenta de que la verdad dictaba mucho de ser así. Le costaba reconocerlo... Comenzaba a admirarlo un poco, sólo un poco.
-Pues ¿Qué te parece? Esta preciosidad de aquí es la afortunada. Sí firma este documento estará dentro del proyecto- La incitó poniendo el papel frente a ella, provocativamente. No hacía falta, si su amiga había dado el visto bueno no dudaría en aceptar. Anhelaba reconocimiento en lo profesional y ahora no iba a echarse atrás. No ahora que se daba cuenta de quien era Taemin.
-Firma, por favor Claire. Hazlo por mí- Suplicó Alice con una mueca, fingiendo estar afligida. Young Mi sonrió.
-No hace falta que me supliques amiga, firmaré- Dicho esto agarró con seguridad el papel y firmó con contundencia. Al entregárselo de nuevo a Taemin lo miró absolutamente entusiasmada. El joven sintió por un momento la culpa de haberla engañado. La estaba obligando a hacer algo que ni siquiera contaría como trabajo. Era una fantasía, un proyecto fantasma. La mano de Hyo Jo en su hombro le indicó que no decayera como si hubiera leído sus pensamientos. No, ahora que lo había conseguido no podía echarlo a perder. Le debía ese favor a Jonghyun y no le fallaría. Quizás, después de que todo acabase... Sí, a lo mejor podría sentirse culpable tanto como quisiera. Pero maldita sea, Young Mi no lo perdonaría una vez que supiera todo ¿Por qué le dolía tanto? Ya la había atrapado ¿Por qué ansiaba tenerla más de lo estipulado junto a él?
Ante el abrazo de Alice a la pelirroja los dos hombres se miraron, lo habían conseguido. Ahora quedaba en manos de Jonghyun poder proteger a Sung Hye de su propio padre. Sería algo mucho más difícil y arriesgado que esa jugarreta, estaban en juego muchas vidas y sobretodo el honor de las “Industrias Kim”.
-¿Mamá? ¿Mami?- Un chiquillo apareció por el pasillo directo a ellos. Al ver a las dos mujeres las observó confundido. Taemin lo reconoció enseguida. Esa extrema delgadez era preocupante pero no tanto el verlo ahí, frente a ellos diciendo esas palabras.
-¿Qué? ¿De quién es este niño tan guapo?- Preguntó Young Mi al verlo. Se agachó para acariciarle y vio como este retrocedía. Miraba a Alice. -Al parecer le gustan las morenas- Todos rieron aunque Alice notó algo extraño en el tono de aquel niño, como si comprendiera un dolor desconocido dentro del pequeño. Se sintió conectada por un momento a él. ¿Comenzaba a tener instintos maternales? El psicólogo parecía tener razón, su recuperación iba viento en popa. Dios mío, el haber conocido a Jonghyun empezaba a ser lo mejor que le había ocurrido. Su trauma estaba remitiendo y todo gracias a él. A Jonghyun...
-Ven aquí campeón- Otra voz se sumaba a la improvisada reunión. El señor Kim sostuvo la mano del crío y se disponía a entablar una conversación aparentemente amena con los presentes, sin embargo lo que dijo los dejó, especialmente a Alice, un tanto desconcertados. -Seung Jae sólo quería saludar a su mamá... Pero por lo visto no está aquí ¿Verdad?
Capítulo 19: Perversidad

No puedo verte by Laura Ramírez Patarro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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