Capítulo 10: Un peligroso secreto
Capítulo 11: Un fugaz milagro
Y comenzaron a tocar. Se habían disculpado, con la excusa de que a Jonghyun le acababa de surgir un imprevisto, pero que en unos minutos volvería. Si volvía, claro. Claire sólo fijaba su mirada en un punto. Aquel muchacho que en un principio le pareció un mocoso inútil e inepto, estaba tocando la batería como nadie. Sus bellos se erizaban con la música, con su movimiento. ¡Dios! ¿Qué le pasaba con ese muchacho? Había sido el tipo más imbécil que se había cruzado en su vida y ahora lo miraba embobada. Maldición. Debía desear no verlo nunca más, en vez de eso, su cuerpo la desobedecía acelerando su respiración. Entusiasmada con cada nota que tocaba. Era realmente bueno. Demasiado... Una mirada furtiva con un guiño, especial y únicamente para ella, terminó por dejarla en estado de shock. Ese mocoso se merecía la cárcel, la estaba matando.
-¿Deseas algo más?- El camarero se pasó delante de ella. Tragó saliva por sentirse descubierta en su ensoñación. Por otro lado lo agradeció, aquello no era sano. Si seguía así podría asegurar que se volvería completamente loca.
-Sí, tráeme algo fuerte, por favor- Lo necesitaba.
-Así será- Con una sonrisa cautivadora, que Young Mi ni avistó, se fue a por la bebida. Le había coqueteado desde que entró en el local pero por andar mirando lo que no debía ni siquiera lo entendió hasta ahora. Se pasó la mano por la frente, aclaró su garganta y esperó a que volviera. Apoyado en la barra se veía aún más atractivo pero se maldijo cuando notó que su cuerpo no respondía como con el dichoso Taemin. Se golpeó la sien demasiado fuerte. -¡Auch! No seas tonta- Se dijo en voz baja.
-Aquí está. Pero ten cuidado. Esta clase de ron es demasiado fuerte- Volvió a sonreírle. Bastante guapo por cierto. Si quería olvidarse de esos pensamientos tontos con Taemin ese muchacho la despejaría y muy bien. Le devolvió una mueca afable, intentando hacerle entender que le correspondía al cortejo pero algo los hizo detenerse bruscamente.
Un grupo de hombres de entre veinte y cuarenta años irrumpió en el sitio. Tenían pintas de mafiosos y esto alertó a uno de los porteros. Este habló por su walky talky, en menos de un minuto varios de ellos comenzaron a detener el avance de los recién llegados. SHINee dejó de tocar cuando empezaron los golpes. Claire abrió los ojos sin saber donde meterse. Uno de los porteros cayó a sus pies. Tuvo que levantarse al ver que el otro tipo corría hacia él para agarrarlo y ponerlo en la mesa donde había estado su bebida. Ahora caía rompiendo el vaso en pedazos. La gente corría descontrolada hacia la entrada, entre ellos el camarero que ni se preocupó por ayudar a Young Mi. Recibió un empujón de él mismo para salir de allí. No le dio tiempo a decepcionarse por ver que aquel tío la abandonaba porque al caer, en una de sus rodillas, se le clavó un cristal. Gritó de dolor al tener que desenterrarlo de su piel entre tanto caos. Las lágrimas comenzaban a aflorar por sus ojos hasta que notó que alguien agarraba su mano.
-No te sueltes- Obedeció, y a duras penas pudo ponerse de pie y dejarse guiar. No vio de quien se trataba hasta que salieron por la puerta trasera del local. Con unas cuantas personas más. Ahora sí centró su atención en él. Cuando giró su rostro hacia ella casi cae de la impresión. Aquel al que llamaba mocoso inútil la salvó de ser aplastada y no se sabe que otras cosas más. Ahí estaba enfrente de ella, sonriéndole. Los ojos del muchacho se dirigieron a su rodilla. -¡Oh dios, estás herida!- Hasta ahora no se había fijado en ello. Sus medias estaban empapadas en sangre. Sí, ahora su cuerpo comenzaba a reaccionar la zona le palpitaba del dolor. Necesitaba como mínimo unos cuantos puntos de sutura. Dejó de pensar al sentir las manos de Taemin por su extremidad ¿Cuando se había agachado frente a ella? Tanteó la piel delicadamente para examinar la herida. De nuevo su piel se erizó aún con el simple roce de las yemas de sus dedos. Aquello era delirante, en una situación así y seguía sintiéndose vulnerable ante él. -Necesitarás puntos. Vamos a que te curen eso- Se levantó y tiró de la mano de Young Mi. Esta no se movió.
-No, no hace falta... Además no puedo andar con esto. Me duele demasiado- No tuvo que decir más. De pronto se vio suspendida en los brazos de Taemin. Un rojo furioso se acopló en sus mejillas y su corazón saltaba tontamente al notarlo tan cerca. Estaba perdida. -¡Suéltame! Esto se llenará de ambulancias en pocos segundos, simplemente esperaré
-En ese caso deja que te lleve hasta la entrada- No tenía defensa ante eso así que asintió dejándose llevar hasta la entrada principal.
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Alice cayó encima de Jonghyun. Podía notar la respiración de este tan cerca que se olvidó de todo lo demás. Ansiaba algo en esos instantes pero ¿Qué era? No lo quería saber. Aún sin ver nada, al ponerse nerviosa siempre cerraba sus ojos fuertemente. Lo que no predijo fue el efecto segundos después. Sucedió algo que podría catalogarse de milagro. Lo vio... Entre una luz intensa vio el borde de una cara, unos labios carnosos y que le decían algo que no alcanzó a escuchar. Su cabeza comenzó a doler brindándole fuertes punzadas pero admirar aquel hermoso rostro era más importante. Se negaba a cerrar los ojos de nuevo por miedo a que sólo fuera un sueño y al volverlos a abrir la oscuridad se aferrara a ellos de nuevo. Como pudo alzó una mano para tocar esos labios, suaves tal y como se veían. Jonghyun parecía estar inmóvil ante su toque pero debía experimentar el observar y palpar a la vez. Era maravilloso. Era un sueño. Debía serlo. Comenzó a subir hacía sus ojos pero todo se volvió borroso a cada segundo.
-¡No, no! ¡No!- Gritó desesperada antes de sumarse en su habitual oscuridad y desvanecerse, encima de Jong, por el terrible dolor de cabeza.
-¡Sung Hye! ¡Sung Hye responde!- Entonces sí reaccionó. La apartó suavemente hacia un lado para poder incorporarse. Golpeó un par de veces la mejilla de Alice pero no respondió. No quería imaginar que fuera algo grave pero desmayarse dos veces en menos de una hora no era normal. Con la ayuda de un par de personas que pasaban por ahí la pudo echar a la espalda. Debían llegar al hospital lo antes posible. Corrió como nunca antes.
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Abrió los ojos con la esperanza de volver a ver aquel rostro ante ella. Oscuridad. La eterna oscuridad que la había acompañado por años fue lo que encontró. Notó como las lágrimas salían libres recorriendo sus mejillas. Entonces sintió algo cálido que las secaba. Alguien usaba su pulgar para ello. Sabía perfectamente a quien pertenecían.
-Jonghyun...- Al escuchar su nombre paró en seco sin apartar su mano. Sonrió al ver como reconocía su tacto. Esa mujer era asombrosa y su estado la hacía única. Lo que lo atormentaba era el porqué de sus repentinos desmayos y la reacción de ella al decirle que había mentido. El médico necesitaba analizar su sangre y para eso un familiar debía autorizarlo. Le había dicho que era su prometido. Cuando se enterara quizás no consentiría tenerlo cerca. A diferencia de Sung Hye, él ya la añoraría si se alejaba. ¿Podía ser posible? ¿Haberse enamorado de una chica en sólo unos días? ¿O era la simple ilusión de encontrar a alguien con grandes desgracias, igual que él? De lo que estaba completamente seguro, y eso podría jurarlo, era que esperaba, con todas sus fuerzas, que tuviera lo tuviese esa muchacha no fuera nada grave. Decidió continuar acariciándole la cara, inesperadamente ella no se lo impidió. Parecía estar en una especie de trance.
-Sung Hye yo...- Por mucho que le costara tenía que decirle la verdad. Además de lo del médico, su verdadera identidad. Siempre había sido sincero y, sin saber la razón, con ella no lo era. Dios, era una tortura pero si por algún casual sus sentimientos se aclararan y de verdad estaba enamorado de ella... Quería ser él mismo frente a esa mujer, siempre.
-Tenemos los resultados- El médico entró y sonrió al ver a la supuesta pareja demostrando su cariño. La cara de Alice se arrugó en un signo de molestia. Entendió la situación en un segundo.
-¿Qué se supone que significa esto?- Realmente Jong se había pasado de la raya. No consentía que nadie hiciera cosas sin su consentimiento y menos con esos temas. Menudo atrevimiento. -Quiero irme de aquí- Se apartó las sábanas con la que estaba arropada y se dispuso a salir de la cama. Jonghyun se lo impidió agarrándola con un fuerte abrazo. Aquello activo algo en la muchacha, algo que no quería recordar y mucho menos por el toque de ese hombre. Sí, se había tomado muchas molestias. Algo no cuadraba. Los hombres siempre quieren algo a cambio. Y pensar que era diferente... Ya estaba harta y esto hizo que comenzara a golpearlo hasta soltarse. El médico aún no entendía el comportamiento de la muchacha e intentó apaciguar sus ánimos.
-Señorita, cálmese
-No. No quiero saber nada, este tipo le ha dicho que es algo mío ¿Verdad?- El doctor abrió sus ojos ante sus palabras. -Lo conozco de dos días y me acosa. Quiero irme de aquí y a ti- Apuntó certeramente hacia Jonghyun. Sus años con ceguera le otorgaban esa clase de facilidad para detectar las posiciones de los demás. Un simple suspiro o la respiración agitada, como en este caso, le indicaba donde estaba justamente el sujeto. -Maldigo el día en que te conocí, maldigo el haber tenido que encontrar a un cerdo que se toma estas libertades. Me desagradas enormemente. No te aparezcas más delante mía. No quiero verte nunca más ¿Irónico verdad?- Su bestia interior volvía. Se alegraba de no haber abierto su alma con Jong. Todos eran iguales. Todos se tomaban libertades con ella. Y nunca permitiría que nadie le pasara por encima como hizo aquel desgraciado hacía ya diez años. Maldición. Los recuerdos volvieron fluidos atormentando su mente, ahora frágil. Movió sus brazos bruscamente para librarse de Jong y consiguió ponerse de pie. Palpando toda la habitación recogió sus cosas y salió de la habitación. Dejando a dos hombres bastante conmocionados.
Jonghyun se levantó de la silla en la que se había sentado para asimilar las crueles palabras de Alice. El médico agarró su brazo antes de decirle algo que lo devastó aún más.
-Aún no sé de que se trata pero debería hacerse un chequeo completo para evitar disgustos. Varios desmayos consecutivos anuncian que algo no está bien con ella. Por favor, hágala entrar en razón- Lo soltó pero Jonghyun no se movió. Le faltaba el aire. Lo que temía podía ser cierto. Corrió para alcanzar a Sung Hye. El doctor tenía razón, debían averiguar que le pasaba. Se frustró al ver que ya no había ni rastro de ella. Entonces recordó el concierto ¿Iría allí con Claire? Podría ser una opción. Menos es nada. Mirando para los lados cruzó la calle y se dispuso a ir hacia el local.
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-¡Taemin! ¡Taemin, aquí!- La voz de Onew lo hizo girar en sus pasos. Había mucho revuelo y sobretodo gente asustada esparcida por el sueño con ataques de nervios o simples moratones al golpearse para salir. La policía estaba poniendo esposas a varios tipos y otros escuchaban algunos testimonios. El resto del grupo estaba sentado en la acera. Justo a un lado de la entrada principal. -¿Qué demonios ha pasado?- Los tres al ver como cargaba a Young Mi se fijaron en la herida de la rodilla. Lo bueno, es que la calle estaba infestada de ambulancias y coches de policía.
-Chicos ¿Quiénes eran esos? Parecían mafiosos- Con cuidado dejó a Claire en el suelo y con un gesto llamó a uno de los sanitarios para que la atendiera. Sonrió tímida por sus atenciones y por un segundo sintió como algo en su interior lo traicionaba. No, sólo era la excitación de haberla cargado, nada más. Já, la otra posibilidad era una completa locura. A él eso jamás podría pasarle, por muy buena, adorable y hermosa que fuera. Iba en contra de sus pretensiones. Negó con la cabeza y cerró sus ojos. Al respirar hondo le devolvió la sonrisa benévola de siempre, con la picardía necesaria para embobarla. Eso era, sólo volverla loca y ganar la apuesta. Sí.
-No lo sé pero con esto cerrarán el local ¿Dónde vamos a tocar entonces? ¿Eh? ¡Jonghyun, joder! ¡¿Dónde estás cuando se te necesita?!- Cómo invocándolo apareció por la esquina con una mueca de preocupación. Young Mi buscó a Alice moviendo su cabeza entre la gente.
-¿Y Alice?- Preguntó el recién llegado.
-¿Cómo? ¿No ves lo que está pasando aquí?- Espetó Key señalando a su alrededor. Por un momento Jonghyun ni se había fijado ¿Tan absorto lo tenía esa mujer? Volvió su mirada fruncida a Key en respuesta.
-Pero ¿Qué cojones?- Avistó a Claire al lado de Taemin. Estaba herida. Su pregunta no fue respondida. -¿Y Alice?
-¡¿Qué?! ¿No estaba contigo?- Con esfuerzo la joven se levantó. No podía creer lo que estaba escuchando. El sanitario había vendado la zona y parecía no necesitar sutura. Taemin la agarró por la cintura sin ninguna restricción por parte de ella. Estaba pensando en su amiga, en ese instante lo demás daba lo mismo. -Jonghyun ¿Qué le has hecho?
El susodicho bajó la cabeza. -Nada, sólo que por ayudarla he hecho algo que la ha cabreado demasiado... Y no sé aún la razón- Pero Young Mi podía adivinarla. Conocía su amiga como la palma de su mano. Necesitaba saber que había pasado para averiguar dónde se había ido. Jonghyun le contó por encima antes de que la muchacha le golpeara la cara. -Lo siento...
-No sientas hacer lo que has hecho, siente el haberla dejado ir. Debo ir a casa, si no está ahí tengo en mente varios sitios donde puede haber ido. Os indico ahora mismo cuales- Todos asintieron. Quizás si colaboraban juntos darían con ella más rápido. Jonghyun anotó en su cabeza otro lugar. Bastante improbable pero en donde no dudaría en buscar.
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Al bajar del taxi se preguntó porqué su mente había elegido ese lugar para pensar... Café Paraíso. Justo donde creyó que todo cambiaría. Pero el recuerdo de ver esos labios, esas mejillas comenzaba a atormentarla ¿Era su imaginación que le ofreció un rostro imaginario de ese hombre? ¿O por unos segundos sus ojos pudieron verlo realmente? ¿Por qué precisamente el rostro de Jonghyun? En ese lugar lo conoció. Las respuestas vendrían solas con un café bien cargado.
-Disculpe- Al escuchar esa voz de quien le abría la puerta todo su cuerpo templó. Esa voz tan grotesca, tan sucia, tan desagradable... Sus recuerdos estaban torturándola de nuevo. -¿Le ocurre algo?- Lo que faltaba pasó. Notó que le agarraba por el brazo. Esa asquerosa sensación que exactamente sintió ese día. Esas manos que le manoseaban el cuerpo lascivamente. Gritó, gritó agachándose y apartando esas sucias manos de ella. La persona miró hacia los lados y se fue de allí aturdido por la escena. Dejando a una chiquilla totalmente destrozada en la entrada al café. Abrazando sus piernas y balanceándose levemente mientras intentaba aislar su mente de los malditos recuerdos.
Capítulo 12: Algo inesperado

No puedo verte by Laura Ramírez Patarro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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