Capítulo 4: El Pópulus
Capítulo 5: Un descanso
Ya podían sentir la brisa que provenía
del puerto de Cátathor, algo tremendamente gratificante ya que esos
días atrás habían sufrido temperaturas altísimas, el este se
caracterizaba por ellas. Por fin llegaban a un lugar habitable, era
una pequeña aldea jovial y por lo que se podía oír, muy viva. Sus
calles estaban llenas de gente y muchos comerciantes tenían puestos
improvisados a ambos lados, gritaban reclamando la atención de los
viajeros. Lynx y Aldahir se miraron, sonriendo al ver tan buen
ambiente después de un viaje tan largo. Mientras Aldahir paró en
uno de los puestos, uno de los vendedores se acercó a Lynx:
-Joven, mira que buen tejido, la mejor
calidad- Traía en sus manos piel de Calazer, se distinguía
perfectamente por su lisa y suave textura a la vista, su tacto helado
y su tono anaranjado. Los Calazer eran animales que vivían
plácidamente en las tierras del este, su piel les proporcionaba el
frío para evadir las altas temperaturas. A simple vista parecían
mamíferos pero provenían de las antiguas aves, sin tener el don de
volar. Podían llegar a medir los dos metros sobre sus dos patas y
muy agresivos, algo peligroso era cazarlos ya que eran bastante
territoriales. Aunque eran vegetarianos atacaban a cualquiera que los
amenazara. Lo que la gente codiciaba era su piel y muchos se
aventuraban a matar a estos animales. Ese tejido era bastante caro
pero duraba toda la vida ya que su flexibilidad, su falta de desgaste
y su capacidad para refrescar el cuerpo de quien lo lucía, lo hacían
el atuendo esencial en los territorios del este. -Tócalo es de
primera, este Calazer fue cazado por mi en las llanuras Parazeas.
Mira su textura, podrás deducir que no miento...- Le ofreció tocar
la piel a Lynx y esta con una sonrisa aceptó. Realmente era delicada
al tacto...
-No le creas nada jovencita, este es un
trolero, sus mentiras son famosas en todo el reino. ¡Solo hay que
mirarlo para saber que no duraría ni una hora en las llanuras
Parazeas!-Lynx giró su rostro hacia donde provenía la voz. Era otro
comerciante un poco más joven que el anterior, se acercaba a ellos
con decisión y frunciendo el entrecejo. Lynx ahora se encontraba
entre ambos individuos. Estos estaban desafiándose con la mirada.
-¡Mentiras las tuyas! ¡Siempre me
quieres quitar a mis clientes, simplemente tienes envidia de que yo
sea el mejor cazador de este reino!- Estaban acercándose cada vez
más, Lynx temía que llegaran a las manos así que no se movió del
medio por sí tenía que separarlos evitando una pelea.
-¡Eso no te lo crees ni tu! ¡Solo
eres un mindundi que se cree cazador!- Para su sorpresa Lynx notó
como alguien tiraba de ella hacia un lado, ninguno de los dos se dio
cuenta de esto ya que seguían discutiendo. La joven giró hacia la
persona que la separó de ambos comerciantes, por un momento pensó
que era Aldahir pero no. Era una mujer ya anciana, por su atuendo
podía deducir que también se trataba de una vendedora...
-Hija, ni caso a esos dos. Llevo la
mitad de mi vida aquí y siempre han sido así- Lynx giró hacia
ellos, aún le preocupaba que la situación empeorara pero la voz de
la mujer la volvió a distraer. -No te preocupes, perros ladradores
nunca muerden, jamás llegarán a las manos. Los muy cobardes- La
mujer soltó una risita que hizo que Lynx se tranquilizara y
sonriera. La señora la ofreció asiento en una caja de madera al
lado de la mesa donde tenia todos sus enseres, se sentó sin replicar
ya que estaba cansada. -Toma jovencita esto te hará bien, después
de un largo viaje este jugo te revitalizará- La anciana hablaba
mientras con un cucharón llenaba un cuenco con una especie de sopa
de un tono rojizo. Lynx miró con recelo cuando le ofreció aquél
tazón. -¡Ah! ¡Tranquila, no te cobraré por esto, bébelo con
total confianza!
-Gracias, pero no es eso señora. Solo
quiero saber de que se trata este jugo- Aclaró la joven, con una
mueca afable. -Lo siento si la ofendí
-¡Para nada muchacha! Es lógico que
preguntes, los viajeros sois muy observadores, estoy acostumbrada- La
mujer lucía una sonrisa bastante amplia y esto impulsó a que Lynx
la imitara. -Es jugo de Quireva, tiene propiedades relajantes y
estimula la mente. Notarás como tus músculos se calman y tu cabeza
se aclara- Seguido de esto hizo un gesto con su mano, indicando que
bebiera tranquilamente. La joven reconoció por fin de que jugo se
trataba y lo ingirió plácidamente. Delicioso, realmente no había
probado otro liquido tan exquisito como ese. La mujer tenía
experiencia, por lo visto conocer gente de todo el mundo la hacía
preparar cosas de sabores maravillosos para cualquier paladar. La
respuesta al ver que la muchacha no dejó ni una gota fue un aplauso
de la anciana felicitándose a ella misma. Lynx se limitó a sonreír
ante tal acción. -¡Nadie se resiste a mi jugo de Quireva! ¡Es el
mejor del mundo!- Lucía feliz cuando volvió a echar más jugo al
cuenco que sostenía la muchacha.
-No señora, estaba delicioso pero
tengo que irme ya- Se levantó dispuesta a salir del puesto pero la
mujer consiguió echar mas líquido al vaso.
-Anda toma más, no seas tonta-
Resignada Lynx hizo el amago de volver a beber de él, pero de
repente unas manos le arrebataron el bol.
-¡Esto es para mi!- Gritó Aldahir
bebiendo como un poseso del recipiente. -¡Ahhh! ¡Delicioso!- Al
girar su mirada vio la de Lynx, un escalofrió recorrió su cuerpo.
Si no fuera porque era solo una mirada estaría muerto, fulminado.
Sonrió torpemente en forma de disculpa. -¡Perdoname Lynx vi que lo
bebías con resignación y pensé en ayudarte a terminarlo je je!- La
joven se giró con indiferencia, mostrando que no le importaba ya
algo tan insignificante.
-¡No peléis, hay para los dos!-
Aldahir a escuchar esto se dispuso a ofrecer el cuenco para que la
mujer vertiera más jugo pero al volver la mirada hacia Lynx entendió
que debían irse, además de que su acompañante mostraba un enfado
evidente.
-Oh, perdone señora pero debemos
irnos. ¡De verdad, su jugo de Quireva es el mejor!- Ofreció el
cuenco a la mujer y se apresuró a ir al lado de la joven que ya
avanzaba por la larga calle. -Lynx perdoname.. Anda- Su mano daba
tirones suaves en la manga de la camisa de Lynx.
-Anda vamos- Su rostro lució una
pequeña sonrisa que no quería mostrar al joven, así que se
adelantó con paso ligero para evitar su mirada. Pero él sabía
perfectamente que le sacó esa sonrisa por lo que la imitó y se
dirigió hacia ella hasta que la alcanzó, ahora andaba al frente
justo a ella.
Llegaron a una posada, escucharon por
los alrededores que era la mejor en muchos kilómetros a la redonda,
así que estaban decididos a entrar cuando Lynx paró en seco.
Aldahir al ver que no seguía a su lado retrocedió hacia ella.
-Lynx ¿Qué pasa? Tenemos que...- La
mirada de la joven indicaba que guardara silencio, algo no iba bien,
así que se acercó más a ella.
-Haz como si te hubieras perdido- Le
susurró sin siquiera mover los labios. Aldahir captó enseguida la
idea, alguien los estaba siguiendo. Por sí solo jamás habría
averiguado tal cosa, pero si Lynx insinuaba que los perseguían es
porque así era. Actuó naturalmente.
-¡Ah! ¡Es más al norte Lynx, me he
desorientado!- Dicho esto la joven se limitó a asentir y seguir a su
compañero. Entraron en una calle abarrotada de gente, casi no se
podía andar con normalidad sin chocar con alguien más. La joven vio
la oportunidad y se lo indicó a Aldahir. Debían correr... Segundos
después podía verse como, a toda velocidad, ambos sorteaban todo lo
que se cruzara por delante, desde personas hasta carros con
mercancías. La gente asustada caía y se balanceaba de un lado a
otro por esquivar a aquellos individuos embravecidos de repente. Lynx
giró su rostro un par de veces, la figura de la que huían cada vez
estaba más lejos, pudo ver como una de las veces tropezó con un
carromato cayendo al suelo junto con todo su contenido. Ahora o nunca
pensó. Tiró fuertemente del chaleco de Aldahir y lo llevó a una
bocacalle. Corrieron por un par de manzanas más cuando decidieron
detenerse, por fin lo habían perdido.
-Mierda Lynx ¿Desde cuando nos
seguía?- Preguntó entrecortado por culpa de la falta de oxigeno,
apoyaba sus manos en la parte superior de sus rodillas para recuperar
el aliento.
-¿Recuerdas cuando me arrebataste el
cuenco de jugo de Quireva?- También ofrecía cansancio en su voz
pero se compuso rápidamente.
-Si, me fulminaste con la mirada- Dejó
caer su enojo al recordarlo.
-No te miraba a ti, justo me di cuenta
de que una persona estaba escondida en el anterior puesto al de la
señora, solo disimule ya que estabas justo en medio de mi campo de
visión. No estaba segura en ese momento pero lo he confirmado cuando
al llegar a la posada el tipo a tropezado con alguien y se ha
disculpado. Era el mismo que estaba escondido en aquel puesto-
Aclaró, totalmente descansada, Lynx.
-¡Ja! Y yo pensando cosas raras...
Menos mal que lo hemos despistado. Ahora si podemos ir a aquella
posada ¿Verdad? Me muero de hambre...- Expresó tocándose el
vientre. Lynx simplemente sonrió.
Ya estaban dentro de la taberna, se
sentaron en dos banquetas en frente de la barra. La mujer que rentaba
el lugar los atendió y les aseguró tener una habitación para
ellos.
-Es verdad lo que se dice de este
sitio, pacífico y hogareño. Como a mi me gusta- Expresó Aldahir
tomando cerveza de uno de los enormes vasos de cerámica, que la
mujer les brindó segundos antes.
-Es cierto, un poco de tranquilidad nos
irá bien para continuar- El tono de Lynx siempre era serio y
contundente, era raro ver ese tono jovial con el que había
respondido a su compañero.
-Veo que estás de buen humor, me
alegro- Confesó Aldahir con una sonrisa burlona correspondida por
una mirada ofensiva de la muchacha, ya estaba acostumbrado a ese tipo
de aptitud, así que simplemente ignoró ese hecho.
Entraron varias personas después que
ellos pero la gente no prestaba atención ya que la mayoría comía
como si fuera su ultimo día de vida. Lynx pudo observar como uno de
los que entró en la estancia lo hacía con brusquedad, quizás venía
de una pelea acalorada ya que tenía rasguños en su rostro y la
túnica desgarrada por varios sitios.
-¡Sírveme algo que sea fuerte, muy
fuerte!¡Malditos soldados, son unos ineptos, todos, todos ellos!-
Espetó gritando el individuo que ahora retiraba su capucha
descubriéndose el rostro.
-¿Qué pasa ahora Morthar?- La dueña
de la taberna preguntaba mientras llenaba una gran jarra con un
líquido anaranjado.
-Los muy estúpidos dicen que
desaparecieron en sus narices... ¡Ja! Como si los humanos tuvieran
poderes... ¡Menuda escusa barata! ¡Deben admitir que los perdieron,
parecen novatos, novatos todos!- Se desahogó tomando, bruscamente,
la jarra que le ofrecía mujer. Los presentes observaron curiosos la
escena. Lynx y Aldahir no podían creer lo que estaban escuchando
¿Humanos? ¿Fuera del eras? Se miraron, fugazmente, estupefactos
pero decidieron seguir escuchando...
-Morthar debes tranquilizate, esto no
te ayudará en nada. Nosotros también estábamos bastante asustados
ese día, no me explico como llegaron aquí ¿Será una táctica para
la inminente guerra? Quizás los humanos tramen algo...- La mesera
parecía realmente preocupada cuando reveló como se sentía, pero no
dejaba de echar comida en un cuenco.
-Puede ser, debemos estar atentos y
encontrarlos a como dé lugar. Cuando los atrapemos confesarán todo
lo que traman...
-Será difícil, Morthar, ya que aquel
humano era un gran guerrero, todos vimos como tumbó a varios de los
tuyos en menos de un minuto- Ahora la mujer se encontraba fuera de la
barra sirviendo algún que otro plato repleto de comida.
-¡Ineptos, los míos son todos unos
ineptos! Si yo hubiera estado aquí ese maldito humano no sale vivo,
os lo aseguro- Estaba de pie dándose golpes en el pecho como si
quisiera mostrar al mundo su poder. Los comensales dejaron de comer y
miraron al hombre ahora parado mirándolos a todos. -Si alguien ve
algo raro no dudéis en decírmelo, tenemos que estar preparados para
todo. Siempre nos tachan de débiles y tontos pero esta vez no nos
dejaremos, esta vez lucharemos ¡Por Cátathor!- Alzó su puño hacia
arriba.
-¡Por Cátathor!- Todos los presentes
alzaron sus copas imitando a Morthar y gritaron al unisono. Lynx y
Aldahir también pero con menos ímpetu que los demás.
-¿Qué demonios estará pasando Lynx?-
Susurró el joven.
-No lo sé pero si es algo importante
lo sabremos pronto. Lo increíble es que han hablado de humanos
¿Humanos aquí? ¿Fuera del Eras? Es tan insólito...- La joven dio
su primer trago del vaso de cerveza, ya casi olvidado, frente a ella.
-Es cierto... Y yo que pensé que este
lugar iba a ser tranquilo. Me he equivocado...
Ya estaban en la habitación, había
dos camas. Aldahir no pronunció palabra y se tiró literalmente
encima de una de ellas. Lynx sin embargo se sentó en el sillón que
daba a la ventana mirando el paisaje de fuera. ¿Qué había sido
eso? Aún no podía creerlo... Su mente se trasladó dos años
antes...
Aquella persona le suplicó que no lo
hiciera pero... ¿Podía ser la oportunidad que estaban buscando para
volver? Debía volver... Aunque sabía que podía ser el fin de todo,
debía volver...

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