miércoles, 20 de marzo de 2013

El camino a la felicidad I

Os traigo el primer capítulo de esta historia donde la felicidad de sus protagonistas está en juego...


Introducción






Capítulo 1: Y todo comenzó...


-Hija ¿Lo estáis pasando bien?- La voz de su madre se colaba por el auricular del teléfono móvil. Min Ah sonreía al mirar como Min Hyuk ponía sus ojos en blanco mientras iba conduciendo. Después de tener al pequeño Jin Hyuk la madre de Min Ah insistió en que debían ir a su luna de miel. No pudieron irse en su momento ya que la muchacha estaba en sus últimas semanas de embarazo y era demasiado arriesgado viajar. Ahora con el dinero que les había regalado su madre podían permitirse desaparecer por unos días. Lo necesitaban. Jin Hyuk cumpliría un año en menos de un mes y ellos querían despejarse antes de celebrar algo digno para el bebé.

-¿Y cómo está Jin Hyuk? ¿No te ha dado mucha lata?

-Tranquila hija, ahora mismo está durmiendo como un tronco. Este niño nos ha salido dormilón pero eso es bueno, para que crezca sano y fuerte- Min Ah no pudo redimir una sonrisa, su esposo se contagió al escuchar a su suegra por el teléfono. -Bueno no os interrumpo más, seguid haciendo más hermanitos para Jin Hyuk ¿Vale?
 
-¡Mamá!- Entonces Min Hyuk carcajeó fuertemente recibiendo un manotazo de su mujer en el estómago. -Cuelgo, estamos en la carretera y es un largo viaje hasta el lago donde queremos ir. Muchos besos para mi nene. Te quiero mamá- Con esto colgó dejando que su marido le cubriera la mano, dulcemente, con la suya.
 
-Si tan sólo mi madre fuera como la tuya...
 
-Min Hyuk... Sabes lo mucho que te aprecia mi madre, te quiere como a un hijo. No lo olvides- Las palabras de Min Ah siempre lo calmaban. Tenía suerte de tenerla y que la madre de esta los apoyara en todo. Su vida, dentro de lo que cabía, era algo perfecto. La felicidad que le brindaba su familia política llenaba ese vacío que la suya le había hecho injustamente. Jonghyun era el que se salvaba, su hermano era el único familiar del que se sentía tremendamente orgulloso. Saber que era el mejor amigo de Min Ah le daba la seguridad de que velaría por ambos. Auténtico y leal, siempre a su lado. Buen consejero e increíble persona. De pequeño lo admiraba tanto que la envidia se había presentando un par de veces pero ahora su vida completa y feliz le había apartado de ese sentimiento confuso hacia su hermano mayor. Min Ah se había encargado de limpiar su corazón un tanto corrupto, como él mismo decía. La bondad de la muchacha no se comparaba en nada ni a nadie y la transmitía con una naturalidad única, una de las razones por lo que cayó enamorado inevitablemente de ella. Amaba a esa mujer con toda su alma.
 
-Gracias Min Ah... Por todo- Sin pensar se incorporó hacia ella dándole un beso fugaz en los labios.
 
-¡Min Hyuk! ¡Estás conduciendo!- Intentaba que su todo fuera más grave al regañarlo pero su sonrisa la delataba. Esos arrebatos por parte de su marido le encantaban. -Ten cuidado...- Lo miró de reojo.
 
-Yo sé que te gusta cuando lo hago- Acusó el joven sin dejar de mirarla. Esta puso sus ojos en blanco. Para que no se diera cuenta de sus mejillas sonrojadas, se dispuso a distraerse, mirando hacia el frente... -¡¡¡Min Hyuk!!!- Señaló rápidamente a la carretera para intentar que su esposo pudiera esquivar lo que se les venía encima.
 
Un coche los abordaba en dirección contraria y estaba demasiado cerca. Min Hyuk tuvo tiempo de reaccionar, girando el volante lo más que pudo derrapando por la carretera. Se libraron de este pero en la maniobra no se dieron cuenta de que invadieron en carril contrario. La mujer fue la primera en darse cuenta de que volvían a estar en peligro. Gritó en vano. El siguiente conductor no avistó a tiempo el vehículo de la pareja y chocó contra ellos brutalmente...
 
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"Jonghyun la agarraba de la mano. Eran amigos, aquello era normal. Aunque en Seúl la gente murmuraba cosas, realmente no les importaba lo más mínimo. Primero porque ella estaba soltera y no necesitaba dar explicaciones a nadie. Y segundo porque Jonghyun, en cierto modo, la hacía sentir segura con sus gestos. Ese día no era así. Había notado a Jonghyun muy raro desde por la mañana y sostenía su mano de una forma diferente. Sin querer comenzaba a sentirse un tanto incómoda.

-Jonghyun ¿De qué me querías hablar? Estás bastante raro hoy- Dijo Min Ah parando en seco y soltándose delicadamente de la extremidad del joven.
 
-Eh... Es que se me hace difícil Min Ah... Yo...- Se sobó la nuca un tanto frustrado. -Mejor lleguemos primero al parque ¿Sí?- Volvió a agarrarla pero ella no se movió.
 
-No. Dime ahora qué es lo que te pasa. Tú no eres así
 
-¿Y cómo soy?
 
-Directo, natural, hablador, muy hablador. Hoy desde que hemos salido pareces nervioso, tenso y no has pronunciado palabra desde entonces ¿Es por lo que me vas a decir? ¿Es grave?- Puso las manos en los hombros de Jonghyun. Su mueca era insistente pero a la vez comprensiva. Era su amigo, al fin y al cabo, podía contar con ella.
 
-... Mejor hablamos en el parque. Por favor- Suplicó Jonghyun.
 
-Aish... Está bien. Vamos
 
Se dejó guiar hacia su destino hasta que un sonriente Min Hyuk apareció en frente de ambos. Miró un tanto curioso las manos unidas de los muchachos y ofreció una sonrisa encantadora a Min Ah. Esta iluminó su rostro con una mueca de fascinación. Desde que Jonghyun le presentó a su hermano experimentaba sensaciones fuertes hacia él. Más o menos entendía que podía ser. Aunque estaba segura de que no era correspondida. Se equivocaba enormemente.
 
Ahí enfrente de todos. Min Hyuk se arrodilló ante la muchacha. Esta se tapó la boca con su mano libre.
 
-¿Qué... Qué haces Min Hyuk?- Aun tenía su mano sostenida por la de Jonghyun. Sin embargo, este comenzaba a sospechar la escena venidera. Su corazón temía lo que estaba apunto de acontecer. Comenzó a ejercer fuerza en la frágil extremidad de Min Ah.

-Me gustas Min Ah. Desde que te conocí no he parado de pensar en ti. Te amo y todo gracias a que eres la persona más maravillosa que he conocido. Me has hecho darme cuenta de que estaba equivocado en muchos aspectos de mi vida y ahora quiero estar a tu lado, siempre- La boca de Min Ah se abrió completamente. Aturdida por esas palabras soltó la mano de Jonghyun para dejarla caer muerta. Sonrió después de asimilarlo. El hombre por el que suspiraba acababa de confesársele.
 
-Min Hyuk... Tú... Tú también me gustas- No tuvo que decir más para que el joven se abalanzara hacia ella abrazándola con ímpetu. Jonghyun notó como su corazón se partía en trocitos muy pequeños. Como si de un jarrón se tratara. Muerto en vida, pensaba lo tonto que era. Si por un segundo él se hubiera adelantado... Si su cobardía no le hubiera ganado... Se maldecía mil y una veces el haber sido tan estúpido. El beso entre su hermano y Min Ah fue lo que casi lo hace desvanecer ahí mismo. Las lágrimas corrían furiosas por sus mejillas.

-¡Aw! ¡Mira! Hasta Jonghyun se ha emocionado- Comentó Min Hyuk ahora girando hacia su hermano mayor. Este no tuvo otra alternativa que encerrar sus sentimientos y sonreír con ellos.

-Sí, soy un estúpido
 
-No, simplemente eres sensible. Eso es lo que te hace tan especial ¿Verdad?- Apuntó Min Ah mirándolo con cierta duda. Su intuición le decía que algo iba mal ¿Quizás era por lo que le iba a decir?
 
-Verdad, por eso os dejaré solos. Ahora tendréis mucho de que hablar- Se disponía a irse cuando el brazo de la joven lo hizo detenerse.

-Jonghyun ¿Y lo que me ibas a decir?
 
-Ya no tiene importancia. Créeme...- No lo pensó más. Corrió de aquel sitio dejando, ahora, que el agua empapara su rostro. Llegó al parque casi sin respiración y con el peor dolor del mundo ensayó en voz alta su discurso. Ese discurso donde le confesaba a Min Ah lo que sentía por ella. No pudo terminar. El llanto le obligó a caer de rodillas y descargar la rabia por no haber sido más rápido que su hermano.
 
¿Y si así debía ser? Su hermano era lo mejor que Min Ah había podido encontrar ¿Y si estaban destinados a estar juntos? Él jamás se interpondría. Eran su hermano y su mejor amiga. Tenía que apoyarlos. Estaba decidido a enterrar esos sentimientos en lo más profundo de su ser y ayudar a la pareja a ser feliz. Por encima de él. Aunque muriera un poquito cada vez que los viera demostrarse su amor. Así debía ser."
 
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La muchacha estaba bastante adolorida pero su dolor no importaba. Su sufrimiento no debía ser tomando en cuenta. Sólo él. Sólo saber que estaba bien, que cuando el doctor saliera del quirófano, le comunicaba que su marido estaba sano y salvo.

-¡Min Ah!- Giro su rostro hacia el final del pasillo. Ahí estaba Jonghyun. Con su pecho moviéndose fuertemente, luchando por cada bocanada de aire. Cuando había recibido la llamada más dolorosa de su vida se encontraba en el trabajo. Jamás se había visto en otra. Él odiaba ese trabajo, heredar la empresa no le había hecho ninguna ilusión. Pero eso le permitía darle a su hermano los recursos necesarios para vivir dignamente. Min Hyuk nunca lo supo, sólo Min Ah se dejaba ayudar ya que el pequeño Jin Hyuk necesitaba comer bien. El apoyo de Jonghyun fue bien recibido por ella y seguramente, si se enteraba Min Hyuk, no lo aceptaría. Este era de un orgullo insuperable y muchas veces llegaba a ser muy terco. Ahora eso no importaba. Escuchar por el teléfono, de la boca de Min Ah, que habían tenido un accidente, y que la vida de su hermano estaba en peligro, le hizo olvidar todo. Haría lo que fuera por salvarlo. Aún si tuviera que arruinarse en cientos de tratamientos para recuperar a su hermano. Haría todo por la felicidad que una vez juró mantener.
 
-¡Jonghyun!- Soltó su llanto mientras lo veía correr hacia ella. Necesitaba tener a alguien que no la dejara caer. Alguien que pudiera animarla a seguir adelante. Jonghyun era su mejor amigo. La persona indicada. Se fundieron en un fuerte abrazo. Ambos comenzaron a sollozar juntos. El dolor compartido era más llevadero. -Jonghyun... Min Hyuk, Min Hyuk...
 
-Shh. Tranquila. Él estará bien, ya verás. Tranquila- Acariciaba suavemente la cabeza de Min Ah sin dejar de abrazarla. No podía, no quería alejarla. Sabía que si por un casual se separaba de ella podría caer al suelo. Todo su cuerpo temblaba descontroladamente. Luchaba por no desmayarse ahí mismo y él lo estaba notando. La acercó más a su cuerpo brindándole el apoyo necesario para mantenerse en pie. Esperó paciente a que se calmara. Y de paso autoconvencerse de la situación para poder afrontarla.
 
Por fin sus respiraciones eran lentas y pausadas. Decidieron acabar con aquel abrazo reconfortante y mirarse a los ojos. Sólo dolor se avistaba en sus pupilas. Sus corazones deseaban que el estado de Min Hyuk fuera leve para alcanzar la verdadera calma.
 
-Tu madre no ha querido cogerme el teléfono. Por favor avísala. Dile que Min Hyuk está aquí. Dile que si quiere yo me voy mientras ella venga a visitarlo pero que su hijo la necesita. Toda madre debe estar con sus hijos en estos momentos. Por favor avísala. Tiene derecho a saber cómo está- Se sentó en una de las sillas de aquella sala de espera. Jonghyun la imitó justo a su lado. Le sobaba la espalda mientras sonreía tristemente.
 
-Ya la he avisado mientras venía. Estará aquí en unos minutos. Mi padre... Bueno, él no vendrá...- Tragó saliva. No odiaba a su padre pero en momentos como este se ganaba a pulso que en su interior creciera ese sentimiento. Su hijo estaba en peligro y aún así no se movía un ápice. Era algo inaudito. Siempre había sido él el hijo repudiado pero al aparecer Min Ah en la vida de Min Hyuk, este comenzó a ganarse la antipatía de su progenitor. Tanto que incluso lo negaba. Jonghyun no entendía la estrechez de mente de su padre. A lo mejor algún día la situación cambiara. Algún día...
 
-Bien, entonces voy a por un café. Tu madre no querrá verme aquí- Quiso levantarse cuando la mano de Jonghyun la obligó a sentarse de nuevo.
 
-No. Tú eres la mujer de mi hermano. Tienes todo el derecho de saber su estado. De estar aquí velando por su salud. No te dejaré ir Min Ah- Ejercía presión mientras la muchacha intentaba zafarse de él, en vano.

-¡Suéltame! ¡Tú no lo entiendes! ¡No tienes hijos! Querrá estar aquí, sola y exclusivamente, para saber la salud de su hijo. No la incomodaré con mi presencia

-No. No los tengo pero soy tu mejor amigo y ella es mi madre. Sé que el sufrimiento que pasáis ambas es el mismo así que no dejaré que te mortifiques así. Yéndote sin saber de mi hermano

-¡Qué me sueltes, te digo!

-No- De pronto la mejilla de Jonghyun fue golpeada por la mano de Min Ah. Sus ojos se abrieron desmesuradamente. Intentaba ayudarla y sólo recibía ese golpe. Podía entender su situación pero solo quería lo mejor para ella. La muchacha, al darse cuenta de lo que acababa de hacer necesitó disculparse.

-Lo... Lo siento...

-No... Yo sólo...- No tenía las palabras adecuadas. Pensaba que sus intenciones estaban claras. Quiso pedir disculpas también.

-¡¿Qué hace esta mujer aquí?! ¡Por ella está mi hijo como está! ¡Debe irse! ¡Irse lejos de mi hijo!- La madre de los hermanos estaba justo al lado de ellos. Su mueca estaba desencajada y parecía querer descargar su ira contra Min Ah. Centró su mirada en ella con todo su odio. -¡Todo esto es tu culpa desgraciada!

-Mamá no te consiento...- Fue interrumpido por la mujer que tenía intenciones de seguir humillando a la muchacha.

-¡Jonghyun, llévatela de mi vista! Ahora mi hijo será cuidado por mí y sólo por mí ya que tú le causarás nada más que desgracias. Le has causado desgracias desde que apareciste en su vida. ¡Maldita!- Aquello fue el detonante para que saliera corriendo, destrozada. Su corazón no soportaría más. Jonghyun se dispuso a seguirla, no sin antes decirle algo a su madre.

-Te acabas de equivocar enormemente. Esa muchacha es la única que hace feliz a tu querido hijo. Ese al que tu propio marido ni viene a visitar en tales circunstancias...- Le había dado donde más dolía. Simplemente, tenía razón. Sus palabras causaron efecto en la mujer ¿Para bien o para mal?




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viernes, 15 de marzo de 2013

A través del tiempo VIII

El capítulo 8 de esta aventura a través del tiempo. Espero que lo disfrutéis...


Capítulo 7: Buenos amigos en situaciones difíciles





Capítulo 8: ¿Solo en casa?


Ya estaba bajando las escaleras, ahora lucía pantalones grises con una americana negra de mangas francesas, debajo de esta una camisa blanca. Calzaba unos tacones, de punta redonda y con una ligera plataforma, también negros. Su pelo color café, ya seco, había dejado unas ondas naturales que resaltaba las facciones de su fino rostro, por lo que suelto la hacían aún más atractiva. Sabía perfectamente como sacarse provecho. Su sentido de la moda volvía loco a Key ya que sus gustos eran similares, ambos tenían un estilo impecable y salir de compras era lo que los aislaba de todo lo demás. Esta salida era ni más ni menos que para ayudar a Hana con la desafortunada situación en la que se encontraba. Key no permitiría que ese día con él recordara nada que pudiera afligirla.

-Si no fueras mi cosita adorada te hubiera besado salvajemente antes de bajar el primer escalón- Los ojos de Key estaban despidiendo estrellitas al ver a su amiga. Un codazo de Jonghyun lo hizo cambiar su mueca por una de total enfado. -Dejame bruto, no sabes admirar la absoluta belleza

-Sí que la admiro, incluso más que tú- Su tono fue tan leve que Key ni lo escuchó. Verla bajar había despertado muchas cosas en él. Se le había tirado encima si estuviera estado a solas con ella. “Dios ¿En qué estas pensando Jonghyun?” Se molestó consigo mismo por esos pensamientos. Ella no era cualquiera, a ella debía respetarla. Ella era la mujer que por caprichos del destino aún amaba.

-¡Ah! Falta algo muy importante- Avisó Key mientras sacaba algo de uno de sus bolsillos. Hana ya estaba a su lado cuando observó de que se trataba. -Los vi en una boutique y no pude resistirme, con ese conjunto te quedarán divinos Hana- Extendió su brazo hacia una de las orejas de la muchacha. Eran unos pendientes de plata muy delicados. Tenían la forma de dos dados, sus puntitos en vez de ser el típico negro estaban hechos de piedras preciosas.

-¡Oh! Key son preciosos. Pónmelos, pónmelos- Mientras decía esto inclinaba su cabeza para que su amigo pudiera maniobrar y ponerle aquellos pendientes. Desde la cocina Jin Ki veía curioso toda aquella escena remeando con su cabeza a aquel tipo. ¿Por qué tantas atenciones si solo era su amigo? Giró la mirada hacia Jonghyun, se sintió fatal cuando observó la cara de este, seguramente la suya estaba igual. Tener algo en común con ese estúpido lo llenaba de ira. Al esconderse de nuevo no divisó que uno de los cajones estaba abierto y se dio un golpe fuerte en su codo.

-¿Qué ha sido eso?- Preguntó Jonghyun dirigiendo su mirada a la cocina. Hana abrió sus ojos, debía tener alguna idea para que Jonghyun no fuera a comprobar que provocó aquel ruido. Por fin se le vino a la cabeza...

-Es Nano, nuestro nuevo gato Jonghyun- Sonrió disimulando su nerviosismo al ver que quizás aquella excusa no era creíble. Decidió añadir algo más contundente. -Además esta casa está muy bien vigilada por cámaras de seguridad y alarma. Solo Jessy, Key y tú tenéis la clave de la puerta- Por lo visto eso si tranquilizó a Jonghyun y sonrió sin más dándole la razón. -Vámonos que no aguanto las ganas de atrampar con todo lo que encuentre

-Esa es mi chica- Key casi corrió hacia la puerta, ofreció uno de los bolsos colgados en la entradita a su dueña y abrió alegremente la puerta. Hana antes de pasar por la puerta como sus dos amigos echó un último vistazo a Jin Ki, ya se estaba poniendo de pie cuando le sonrió. Sintió algo extraño cuando aquel hombre solo le devolvió una mueca de fastidio. -¡¿Hana?! ¡Venga!- Notó la mano de Key tirar de su brazo, casi tropieza por la fuerza que ejerció la diva pero le dio tiempo a cerrar la puerta tras de si.

-Jin Ki, mejor no toques nada- Se dijo en voz alta, observó todo a su alrededor y dejó salir un suspiro de su boca. Ahora se acordó de aquel aparato que Hana le había dado minutos antes. Su forma era tan fina que no podía adivinar de que se trataba así que simplemente lo puso encima de la encimera. Quizás ella se lo explicaría con más calma a su regreso.

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Ya estaban en aquella ciudad comercial, era inmensa y el espacio favorito de aquellos dos amigos que ahora corrían para entrar a ella. Jonghyun los seguía pero quedándose atrás, esos dos locos eran como perritos, volverían solo para comer así que avanzó tranquilamente sin preocuparse por ellos.

-¡Aw! ¡Hana mira esto! Debe quedarte genial- Estaba frente a un escaparate. Un vestido negro con piedritas doradas acaparaba ahora toda su atención. Tenia muy buen gusto y aquella prenda iluminó también los ojos de Hana. -Vamos dentro- Otro tirón para un brazo ya adolorido, pero no le importó, amaba el comportamiento de Key. Todo era rápido con él, tanto que no le daba tiempo a pensar en nada más, lo agradecía en esos momentos.

-¡Oh! ¡Chicas es Jonghyun!- Una voz entre un grupo de unas seis muchachas avistó a Jong, este estaba sentado en una terraza tomándose un café. Sabía que lo de Hana y Key iría para largo así que parar a descansar un rato no le venía nada mal. El ver a aquellas jovencitas acercarse a él lo puso nervioso, le gustaba estar con las fans pero un respiro era lo que necesitaba ahora, no ser agobiado. Si la gente viera que atendía a esas pequeñas, en minutos tendría una cola infinita de fans pidiendo atención. Intentó disimular poniéndose sus gafas de sol y yéndose de aquel lugar. Demasiado tarde... Una de las muchachas le agarró el brazo para después ofrecerle un papel, quería su autógrafo.

-Ven, vamos por aquí- Guió Key. Ya habían salido de aquella tienda, un par de bolsas colgaban de sus brazos.

-Espera ¿Ese no es Jong?- Preguntó Hana mirando a un tumulto de gente, en el centro alguien muy parecido a Jonghyun firmaba autógrafos sin parar.

-Jaja sí, es él. ¿Qué te parece si aprovechamos para entrar allí?- La mueca de Key detonaba malicia, Hana sonrió aun con un poco de pena por Jonghyun pero accedió asintiendo sin más. Era el recreativo más famoso de aquel lugar por lo que si entraban podían encontrarse con muchas fans deseosas de autógrafos pero el revuelo de que Jonghyun estaba allí había hecho que aquel sitio quedara vacío. Oportunidad perfecta para divertirse sin preocuparse por nada.

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En casa de Hana, Jin Ki estaba contando los segundos para la vuelta de Hana. ¿Por qué la esperaba? Ah sí, su estómago le dolía... No había comido nada en un día. No debía tocar nada pero moría de hambre... Andaba del salón a la cocina y de la cocina al salón.

-Lo siento, debo comer- Sin más fue a la cocina comenzó a abrir todos lo cajones y puertas de los muebles sin encontrar nada que fuera comestible para él. Hasta que, bingo, se topó con el frigorífico. Al abrirlo sintió un escalofrío ¿Cómo podía desprender tanto frío aquella cosa? Acercó su rostro para sentir como su nariz se congelaba. -¡Wow! ¿Qué será esto?- Observó como había envases, cuencos y cosas que ni sabía lo que eran pero que lo dejaban anonadado. Inspeccionó un poco más aquello, cuando iba a cerrar la nevera se dio cuenta de que abajo había una especie de rábano. Eso sí parecía reconocerlo... Lo tomó en sus manos y lo olió, sí era lo que pensaba. ¿Qué podía hacer para cocinar eso? Se sintió frustrado al ver que no había nada a su alrededor para ni siquiera cortarlo. Cruzó sus brazos en señal de infinita frustración. Se dirigió al salón para sentarse en ese gran sofá. Había algo parecido a ese artilugio que Hana le había dado antes pero este tenía varios botones que sobresalían. Su mente automáticamente recordó el desastre del cuarto de baño. -Tú quédate mejor ahí quietecito...- Le habló al mando de la tele mientras lo dejaba en la mesa justo donde lo había encontrado.

No, no podía ser. De nuevo estaba atraído por algo que sabia no debía tocar. Maldición... Agarró aquel objeto y pulsó el primer botón. El salto que pegó no fue normal, un nuevo objeto endemoniado le estaba hablando, era la tele, la había encendido. Al caer sobre aquel sofá agradeció que fuera blando ya que de no haber sido así a su cuerpo se le hubiera sumado otro moratón. Se acercó con miedo hacia aquel objeto que desprendía imágenes. ¿Como era posible? Era un objeto grande pero plano como podían caber aquellas personas ahí. Inspeccionó todos los lados de la televisión ¿Qué clase de brujería era esa? Se concentró en observar lo que salía. Eran las noticias, estaban anunciando precisamente un concierto de SHINee. Lo vio, encima del escenario estaba ese tal Onew con cuatro tipos más, a dos los reconoció. Key y Jonghyun estaban en aquella pantalla al lado del hombre idéntico a él.

-¿Por este tipo me ha confundido? Demonios ¿Qué hace bailando de esa manera? Parece idiota- El solo conocía las danzas regionales, pensó que quizás en esa época en la que estaba esos eran bailes típicos pero igual le parecieron ridículos. Escuchó la voz de Onew, luego la de Jonghyun y por último todos juntos, reconoció que se escuchaban bastante bien. Tocó la pantalla al ver que enfocaban a ese tipo igual a él. Parecía estar mirándose en agua cristalina, se tocó su rostro con una mano y con la otra la cara que ahora estaba en primer plano en aquel objeto. -Si soy igual... ¿Por qué ella me trata tan mal? ¿Será que quizás soy su desahogo? ¿Me trata como en verdad quisiera tratar a ese patán?- Volvió la mirada a la imagen y golpeó fuerte. No debió hacerlo, el equilibro de la tele pendía de un hilo al ser plana su soporte no aguanto tal fuerza ejercida y cedió. La tele cayó hacia atrás, chocó con la mesa y después fue a caer al suelo. El enchufe fue arrancado de cuajo por la fuerza de la tele al caer y unos chasquidos salieron al tocar el suelo. Jin Ki intentó agarrarla antes de que llegara al suelo pero fue en vano, demasiado rápido. Dios la había vuelto a pifiar. ¿Cuando aprendería que en ese sitio no debía tocar nada? No quería ni imaginarse la cara de Hana al volver. Se sentía fatal pero no quería pensar en la reprimenda de la mujer así que se pasó la mano por la cara y respiró fuertemente. Decidió sentarse en aquel sofá hasta que llegara, ahora sí que no se atrevería a tocar nada más, o eso pensaba él... Ese mueble era bastante cómodo, se recostó para quedarse completamente dormido.

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-Key, creo que debemos liberar a Jong. Me parece demasiado cruel dejarlo solo con tanto alboroto- Expresó Hana mientras se terminaban de comer un cucurucho. Habían estado jugando en varias máquinas de aquel recreativo. La sonrisa de la joven ya no sería remplazada por la mueca triste que lucía horas antes. Su amigo había logrado su cometido así que para finalizar su misión terminaron con un rico helado.

-Jaja tienes razón, el pobre debe estar agobiado con tantas fans alrededor. Vamos- Dicho esto se levantó recogió todas las bolsas que contenían la ropa recién comprada para ambos y cogió de la mano a Hana. Al llegar observaron como el tumulto aun seguía creciendo y podía verse como un Jonghyun agotado pedía auxilio con su mirada. -¿Preparada para correr?

-Sí, Key, preparada- El método que siempre utilizaban en estas ocasiones. Arriesgado pero a la vez demasiado divertido. Asintió con una sonrisa de oreja a oreja. El silbido de Key atoró un poco sus oídos pero igual miró a Jonghyun. Este giró su rostro hacia sus amigos, se sabía aquella señal de memoria, sabía perfectamente lo que tenía que hacer a continuación.

-¡Noonas saranghae!- El grito tan adorable de Key hizo reír a Hana. Pero ver a aquellas chicas girar para comenzar a correr hacia él la hizo sentir miedo por unos segundos. La mano de su amigo la guió para que comenzaran a correr hacia la dirección contraria. Debían desaparecer antes de que aquellas chiquillas los alcanzaran. Varias veces se desorientó pero gracias a los tirones que Key le daba iba siguiéndolo muy de cerca. Reían, reían como niños mientras huían, podría decirse que aquel momento fue muy refrescante para aquella mujer que ahora corría dejando atrás cualquier rastro de tristeza.

Jonghyun ya estaba en el aparcamiento cuando llegaron, intentaba disimular que también había corrido hasta allí pero su respiración agitada lo traicionó. Sexy, si demasiado sexy ver a Jonghyun así. Cualquier cosa que hiciera ponía nerviosa a Hana y más tratándose de su ex. Jamás adivinó que lo hacía tan deseable pero siempre le sacaba aquellos pensamientos un tanto vergonzosos para ella.

-¡Dios! Son insaciables esas niñas ¿Os lo habéis pasado bien traidores?- Acusó con tono molesto Jonghyun ¿Los había descubierto?

-¿Te has divertido con tus fans?- Key admitió con eso que su acusación era cierta.

-No tanto como vosotros ¿Se siente bien abandonar a un amigo? Os he visto huir- Hana se sentía un poco culpable pero no podía evitar reírse con Key aunque sabía que Jonghyun no estaba molesto seriamente. Su tono era burlesco y su rostro estaba esbozando una sonrisa. -Sois dos malos amigos ¿Lo sabíais?

-Anda, si al final te hemos salvado. Vámonos- Las palabras de Key hicieron soltar una carcajada a Jong que se disponía a ir hacia el coche con el que abandonaría aquel lugar.

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-Mmm déjame Sung Hyo, no estoy para bromas- Jin Ki estaba hablando entre sueños. Notaba como alguien le hacía cosquillas.. Maldición ¿Como podía ser él? ¡Claro! Todo aquello era un sueño, seguro al abrir sus ojos encontraría a Sung Hyo intentando levantarlo. Pero ahora lamió su cara... -Espera ¿Qué...?- Sin más dilación abrió sus ojos. Unos ojos amarillos lo estaban mirando, su corazón se encogió del miedo. Esos bigotes estaban haciéndole cosquillas en la cara. ¿Qué era eso que lo estaba mirando? ¡Una criatura del diablo! Pegó un gritó tan fuerte que el gato salió pitando de un brinco. Jin Ki saltó de aquel sofá escondiéndose detrás para observar los movimientos de aquel animal que ahora rondaba por el salón. -¡¿Qué, qué demonios eres?! ¡Responde!- Se encontraba asomando solo sus ojos por encima. Se fijó que era negro completamente y bastante pequeño. Nano lo miraba de vez en cuando y eso lo ponía aún más nervioso. Un simple gato lo tenía acorralado en la parte de atrás del sillón y con el corazón apunto de salirle por la boca.

Al ver que no respondía comenzó a retroceder hasta llegar a la cocina, en el fregadero vio la tapa de una olla y una cuchara de madera de gran tamaño. No sabía de que se trataba pero quizás eso serviría para defenderse de esa pequeña bestia. Fue hacía el animal intentando espantarlo con los sonidos que trasmitía al chocar los objetos que traía en sus manos. Nano al verse amenazado emitió un leve rugido enseñando los dientes. Jin Ki retrocedió asustado, ese pequeño ser podía ser peligroso debía sacarlo de allí antes de que Hana llegara pero ¿Como? Volvió a acercarse con las piernas temblorosas. Aquella criatura se alejó hacia la cocina algo que molestó bastante al joven que intentaba llevarlo torpemente hacia la puerta.

-Bicho estúpido- Lo imitó, ahora estaba subido en la encimera sorteando las cosas que estaban encima. Al verlo pensó que podía caer algo, si Hana volvía toda la reprimenda sería para él no para ese animal. Extendió el brazo donde agarraba la cuchara de palo y fue a asustarlo, lo consiguió pero al saltar varios vasos y platos cayeron al suelo partiéndose en trocitos. -¡No!- Gritó mientras saltaba hacia delante, veía como todo estallaba en su cara al intentar coger algún que otro objeto. Sintió un leve corte tanto en su mano como en su pómulo derecho. Hana iba a matarlo de eso estaba seguro. Estaba sentado en el suelo apoyado en aquella encimera, herido y viendo como todo a su alrededor estaba hecho un caos... Entonces sintió como un polvo blanco caía encima de su cabeza. Nano había empujado un paquete de harina hacía un lado vertiendo lo que contenía. Se veía patético, pero sonreía tontamente por la astucia de aquella criatura. En el fondo le había ganando un animal que ni el sabía que existía. Pensaba que era bastante inteligente pero comprobó que quizás se equivocaba.

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Hana se despidió saliendo del coche con varias de las bolsas llenas de las prendas que Key y ella habían comprado, Jonghyun quiso acompañarla hasta la entrada de su casa pero ella se negó. Estaba entrando en el ascensor cuando la mano de Key la detuvo.

-Te olvidas de devolverme el móvil cosita- Hana se relajó y sacó el móvil de su amigo del su bolsillo. -Gracias, bella. Ah... Y mañana me contarás que te ha causado esa pequeña herida en el labio...- Sonrió pícaramente, la besó fugazmente en los labios y se fue corriendo. Sabía que no podía inventar una excusa tonta así que tenía que pensar en algo convincente para el incisivo Key.

Al entrar en casa lo que vio le quitó cualquier pensamiento tanto positivo como negativo...

-¡¡¡Jin Ki!!! ¡Estás muerto!



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Al filo de la espada

Os traigo hoy, bastante tarde (Lo sé), mi nuevo fic. Espero que os guste ya que esta historia llevaba mucho tiempo en mi cabeza y por fin la saco para que florezca :)





Introducción
 


Natsuki siempre había ansiado, con toda su alma, ser guerrero imperial pero un pequeño detalle le impedía cumplir su deseo, haciendo que este se truncara por completo. Era mujer. Si alguien supiera sobre sus anhelos lo más seguro es que le cortaran la cabeza. Pero lo sentía, sabía que su vida era la de un guerrero dedicado e instruirse en el arte de la guerra para proteger a su pueblo. Desde pequeña había dado signos de rebeldía en ese aspecto tal y como decía su madre pero su corazón así se lo dictaba. Aunque su cuerpo obedeciera a sus “aburridas” tareas de mujer, su mente se trasladaba a aquel lugar que una vez su padre, ya fallecido, le mostró. Sin pensarlo dos veces, un día, decidió cortar con su vida y convertirse en un hombre, tanto física, como mentalmente. Le apenaba dejar sola a su madre pero sabía que podía valerse por si misma. Ahora iría hacia su sueño y nadie le impediría llegar hasta él... El nombre de Taiyo sería su pasaje seguro hacia la aventura más increíble de su vida.
 
En el 2045 donde el mundo ha sido totalmente explotado y devastado. La gente vive en constante peligro, los antiguos rascacielos, derruidos, son refugio para los más temibles delincuentes. El exterior, aún más peligroso, es lugar de constantes conflictos y catástrofes. La tierra como se conocía años atrás dejó de existir. L.Joe forma parte de la ínfima parte de seres humanos que intenta restaurar el orden en las calles. Estos son llamados “guerreros” y son instruidos desde pequeños para ser implacables en cualquier ámbito de combate. Utilizan cualquier tipo instrumento que su alrededor les brinde para ganar sus batallas y no se abstienen en matar si es necesario. 
La gente les teme, ya que intentando hacer el bien a cualquier precio, comienzan a desviarse de para lo que en verdad han sido entrenados. L.Joe avistó este horrible cambio gracias a Anna, su novia. Ambos luchaban para intentar atraer más gente a su causa y poder volver a vivir en paz. Pero un suceso terrible cambió por completo todo lo que construyó con Anna.
 
En el Periodo Sengoku, una joven que se rebela contra las costumbres más arraigas. Y en un futuro muy lejano, un chico que ha perdido la esperanza de un mundo mejor con la pérdida de su novia. Se encontrarán bruscamente para un mismo destino. Salvar lo que queda del mundo y restaurar la fe en el ser humano.



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Al filo de la espada by Laura Ramírez Patarro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.