Capítulo 1: El camino más fácil
Capítulo 2: Los mecanismos del destino
El joven deslizaba el pincel por el
lienzo, tantos años de aprendizaje sirvieron para algo, se dijo
mientras esbozaba lo que parecía un caballo. Torció bruscamente
hacia un lado cuando brincó por el susto que le provocó aquel
sonido. Era su sirviente, había entrado rápidamente en aquella
estancia llena de paz, ahora solo la respiración del recién llegado
se escuchaba. Jamás lo había tratado como tal, incluso tenían una
gran amistad pero nunca se acostumbraría a la brusquedad con la que
irrumpía su espacio. Lo miró bastante molesto para que soltara lo
que venía a decirle con tanta urgencia. Era joven pero tenía varios
años más que Jin Ki, de mirada perdida y rostro peculiar. Siempre
había sido su mano derecha, protegiéndolo de cualquier peligro. Su
mejor amigo.
-Jin Ki, tenemos problemas- Avisó sin
más. Ahora pasó su mirada por el lienzo de su señor y frunció el
ceño. -¿Se supone que eso es un caballo?- La expresión del joven
cambió a una bastante más fruncida.
-Se ve a simple vista que lo es, eres
tú el de vista distraída- Atacó Jin Ki con su orgullo herido.
-¿Qué demonios pasa ahora, Sung Hyo?- Cambiando de tema al ver que
el hombre aún giraba su cabeza para observar mejor el supuesto
caballo.
-Debemos huir, huir muy lejos- Ahora se
encontraba revolviendo cajones y estantes, sacando todo de su sitio.
-¡Para, Sung Hyo! ¿De qué demonios
hablas?- Sin más se puso en pie y agarró a su amigo por el brazo
para detenerlo.
-No hay tiempo para explicártelo
ahora, solo debemos irnos antes de que te encuentren- Se soltó con
brusquedad y volvió hacia los cajones.
-¡Sung Hyo!- El grito hizo que este
dejara lo que estaba haciendo, se puso de pie y observó el suelo
como si estuviera por confesar una travesura.
-Jin Ki, a... a Bu Yong la han matado,
está... está muerta Jin Ki- Al decir esto los ojos del joven que
recibía la notica se agrandaron, no podía ser, eso era imposible.
-¿Qué? No Sung Hyo, eso es imposible.
Debes estar equivocado, ayer... ayer mismo vino a molestarme con lo
de siempre... No ahora no puede... No puede estar muerta...- Sus
palabras cada vez eran más débiles, aunque la odiaba por recordarle
siempre su matrimonio concertado con ella, jamás le desearía la
muerte... ¿Qué estaba pasando? Su cuerpo tambaleó y si no fuera
por la ayuda de Sung Hyo hubiera caído al suelo.
-La gente te está acusando, Jin Ki.
Dicen que tu eres el asesino. Vienen a por ti. Debemos irnos- Lo dejó
sentado mientras volvía a lo que estaba haciendo, ahora estaba
poniendo todo encima de una tela blanquecina para después cubrirlo
todo con ella a modo de saco. Jin Ki aún seguía digiriendo todo lo
que su fiel amigo le acababa de comunicar. -Vamos amigo, debemos
irnos- Intentó poner en pie a Jin Ki pero este lo empujó a un lado.
-¡No! ¡Soy inocente, no tengo por qué
irme como un cobarde!
-Déjate de tonterías, no te
escucharán. Solo debemos irnos antes si quieres vivir Jin Ki- Volvió
a su lado agarrándolo de un brazo pero él volvió a soltarse.
-¡No! ¡Esto es algo imposible, soy
inocente!
-Lo sé, yo te creo pero ellos no. Ayer
Bu Yong vino aquí y nadie más volvió a verla. Está más que claro
lo que piensan sobre esto Jin Ki... Por favor, huye... Hazlo por mi.
Venga vayámonos- Sung Hyo tenía toda la razón, debía haber algo
que hacer para mostrar su inocencia. Si se dejaba atrapar solo lo
ejecutarían sin más. Dejo que ahora sí lo llevara fuera de la
estancia sin mirar atrás...
-¡Alto!- Se escuchó una voz detrás
de ellos, si paraban estarían perdidos. -¡Alto!- Corrían como alma
que llevaba el diablo, no divisaban nada ya que estaba cayendo la
noche pero debían correr sin más.
-¡Jin Ki, por aquí!- Indicó gritando
Sung Hyo girando un poco a su derecha, debía seguirlo. Siempre
confiaba en la magnifica orientación de su amigo.
Lo que vio podía salvarlos por ahora,
era una especie de hueco en la superficie que se había formado por
la raíces de aquel árbol, el suelo estaba inclinado en esa ladera
así que el ángulo era perfecto para un improvisado escondite y que
los perseguidores pasaran de largo...
Sung Hyo entró derrapando pero Jin Ki
tropezó, al gritar por el golpe ambos se pusieron en alerta.
Afortunadamente no parecían haber sido descubiertos.
Pasaron varios segundos hasta que
alguien pasó delante de ellos, solo se podían ver sus piernas. Era
algo extraño, su vestimenta no era el típico hanbok. Sus piernas
estaba cubiertas solo por una tela ceñida a ellas y su calzado era
algo bastante peculiar, Jin Ki frunció el ceño ¿Quién era ese
individuo de ropajes tan extravagantes? Quiso sacar un poco su cabeza
de aquel hoyo pero Sung Hyo se lo impidió, debían estar inmóviles
y sin hacer ningún ruido. Aquella persona estaba girando sobre sí
misma como si estuviera perdida, desorientada... Adivinó que era un
hombre puesto que ahora gritó en signo de frustración.
-Sung Hyo, creo que necesita ayuda-
Susurró Jin Ki girando hacia su amigo.
-No más que tú, calla si no quieres
que te linchen antes de probar tu inocencia- Quizás tenía razón,
así que esperó observando de nuevo los pies del hombre ante ellos.
-¡Alto!- Se volvió a escuchar aquella
voz entre la oscuridad de la tarde que ya imperaba en aquel bosque.
Aquellos pies giraron en el sentido contrario a la voz para escapar
de ella. Jin Ki observó que al tipo se le cayó algo, sintió una
curiosidad tremenda por saber que era aquello pero debía esperar.
Varios pies pasaron frente a ellos, por sus vestimentas se podía
adivinar que eran soldados, estaban persiguiendo a aquel extraño
pero ¿Por qué? ¿No iban tras ellos dos? Salieron al ver que ya
desaparecían por el bosque.
-Ese chico nos acaba de salvar el
cuello, Jin Ki- Afirmó sin más Sung Hyo emitiendo un leve suspiro.
-Y por nosotros el perderá el suyo,
Sung Hyo- Contestó con leve tristeza. Por un momento se le olvidó
pero al sentir un pequeño destello del suelo observó que provenía
del objeto que había perdido aquel desconocido, se agachó para
recogerlo. Era algo precioso: redondo, dorado y con grabados pero no
sabía de que se trataba, llevaba una cadena por lo que pensó que
quizás era un colgante. Observó detenidamente, por una parte lucía
unos símbolos negros en la circunferencia blanca de aquel objeto;
por otra parte unas ruedecillas que por su astucia y deducción
entendió que movían las agujas de la parte delantera. Quizás era
algún método para contar algo pero no tenía tiempo para averiguar
el qué.
-Tienes razón, pobre chico- Giró
hacia Jin Ki y al verlo agachado fue hacía él. -¿Y eso?
-No lo sé pero se le ha caído al tipo
que ahora andaban persiguiendo- Dicho esto se colocó el objeto a
modo de colgante y lo ocultó debajo de su hanbok.
-Debemos continuar, no sabemos cuando
volverán- Sentenció Sung Hyo dirigiendo sus pasos hacia el norte.
Pasaron dos días y por fin divisaron
una aldea, fueron a la posada más cercana para reponer fuerzas.
Estaban ya comiendo cuando el tema de Bu Yong surgió de nuevo.
-¿Sabes quién ha podido ser?-
Preguntó Sung Hyo con tono bastante triste, le tenía un cariño
especial a aquella mujer y su amigo estaba perdido por algo que no
había hecho. Sacar el tema era algo delicado pero tenía que hacerlo
para que Jin Ki sacara todo aquello para descargarse.
-No lo sé... No sé quién puede tener
esos pensamientos de quitarle la vida a otra persona, de verdad no lo
sé...- Su mirada estaba perdida, quizás ahora se daba cuenta de la
situación y andaba analizando todo a su alrededor.
-Será muy difícil probar tu inocencia
¿Por qué no lo olvidamos y nos vamos lejos?- Tal pregunta removió
sentimientos en Jin Ki, debía haber alguna manera, algo que pudiera
probar que era inocente...
-Si tan solo...- Por alguna extraña
razón miró su pecho, sacó aquel objeto y lo observó. ¿Por qué
le atraía tanto? ¿Por qué sentía esa tristeza? ¿Por qué en ese
mismo instante lo estaba llamando? -Solo desearía poder probar mi
inocencia, estar en un mundo donde las pruebas fueran fundamentales,
donde yo pueda estar con la mujer que ame...- Recordar su vida como
prisionero de las decisiones de los demás lo hizo soltar varias
lágrimas cerrar sus ojos y apretar fuertemente aquel objeto que sin
darse cuenta brillaba ferozmente.
Al abrir sus ojos no observó a su
amigo devorando la comida como segundos antes... Observó un precioso
cielo estrellado y un frío que calaba los huesos. Estaba de pie,
inexplicablemente estaba de pie. Muchas luces de cosas enormemente
grandes a su alrededor lo cegaban ¿Qué estaba pasando? ¿Donde
estaba? Parecía estar en un lugar muy alto pero no estaba seguro,
miró aún mas a su alrededor. Su mirada se paró en un punto,
aquella figura preciosa que por alguna razón lo atraía. Era una
mujer, sus ropajes dejaban ves su esplendida figura y su pelo largo
ondeaba con cada ráfaga de viento helado. ¿Por qué esa extraña
sensación? ¿Por qué sentía que ella era quien lo había llamado?
Se fijó que los pies de la joven
estaban casi a la orilla de aquella especie de muro, sus instintos
sabían perfectamente lo que la muchacha estaba por hacer, así que
para impedírselo, de su boca solo salieron unas palabras:
-¡No lo hagas!

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