Capítulo 6: Casta
Capítulo 7: Un viejo amigo
-Señor, como verá, este elegante
traje lucirá en usted perfectamente, su color combina a la
perfección con sus ojos- El sastre le estaba mostrando una lujosa
vestimenta en un verde agua resaltada con bordados ocres en forma de
espiral invertida que le daban un aspecto majestuoso e impecable.
-Odio esos bordados, muéstrame otro-
El monarca mostró una mueca de desagrado y tiró de los ropajes que
le ofrecía el hombre que le estaba aconsejando. -Porquería, simple
porquería- Después de ver con desgana lo anteriormente mostrado lo
dejó caer en el suelo.
-Lo siento su majestad- El súbdito se
disculpó mientras retrocedía para escoger otro conjunto de ropa.
-No te molestes en mostrarme más como
el anterior o tendremos un problema- Ahora lo miraba amenazante,
avisando de su enfado por hacerle perder su valioso tiempo. El hombre
lo miró atemorizado y giró para dejar el conjunto que había
escogido segundos antes. Esta vez observó de entre varios, uno que
le llamó bastante la atención, quizás ese podría salvarle de una
muerte segura.
-Mi señor, quizás este sea de vuestro
agrado- Se acercó lentamente con sus piernas temblorosas. La tela
entre sus manos se balanceaba con su cuerpo, podría decirse que
parecía un flan recién servido. Thiago le arrebató rápidamente
los ropajes, puso sus brazos estirados frente si para ver con más
claridad los detalles de estos. Observó como el imperante color
negro de la túnica se entrelazaba con bordados ocres imitando el
follaje de la naturaleza. Las mangas se abrían desde los hombros
dando un toque original con el que podía mostrar su vestimenta
debajo de aquella túnica, una camisa de un blanco glacial con mangas
ahuecadas seria su complemento perfecto. El talle quedaba justo en su
cintura, lo que podría resaltar su figura, algo que le encantaba.
-¿Mi señor?- La temblorosa voz del sastre lo sacó de su ensoñación
ese iba a ser su vestuario de hoy.
-¿A qué esperas? Hoy vestiré este
atuendo, trae todo lo demás- Volvió a admirar la túnica, y de
reojo vio como el hombre tropezaba por el temor que le consumía,
Thiago sonrió al ver que ese hombre como todos los de su alrededor
obedecían sus ordenes con rapidez. Ya fuera por respeto o por miedo,
le daba absolutamente igual pero se divertía al ver a esas personas
decaer en su presencia.
El Alatista posó sus patas
elegantemente en el patio real, los sirvientes atónitos observaban
como el majestuoso animal irrumpía frente al palacio. No había
ningún aviso de visita por lo que sus gestos y ademanes eran de
preocupación. Alertaron a la guardia por sí era algún enemigo
intentando hacer un movimiento en contra del reino. Alguien bajó de
la criatura, su cabeza estaba cubierta por una capucha de color
ceniza, la capa entera tapaba todo su cuerpo pero dejaba entrever que
sus movimientos eran de alguien bien formado en las artes de la
elegancia. De lejos se notaba que se trataba de alguien con sangre
noble.
-No podéis pasar sin antes hacer un
anuncio de vuestra llegada- Uno de los guardias que llegaron allí
para procurar mantener al tipo alejado de la entrada a palacio.
-Esto es algo insólito ¿Desde cuando
a aquí yo tengo que ir pidiendo audiencia?- El encapuchado habló
contundentemente, sin perder la calma que lo caracterizó desde que
había irrumpido en aquel patio real.
-Lo sentimos, si no os identificáis no
podemos dejaros pasar- El mismo guerrero argumentó, ahora poniéndose
un paso más cerca del desconocido. Las personas de alrededor miraban
incrédulas la escena.
-Bien ¿Si así lo quieres?- Con un
movimiento rápido de su cuerpo se puso justo delante del soldado,
pero cuando este iba a atacar con su lanza el extraño sin ningún
esfuerzo paso el brazo de su oponente hacia su axila, aplicó presión
con su antebrazo hacia arriba y con un doloroso grito el guardia
soltó su arma. El otro quiso arremeter también contra el que
fácilmente se deshizo de su compañero, solo logró que ese lo
desarmara con pasmosa facilidad. Rozó el hombro de aquel hombre con
su lanza, recibiendo un golpe bastante doloroso en el vientre para
luego recibir otro a la altura de la clavícula. Sin respiración
soltó la lanza que fue a parar a manos del rápido desconocido. Sin
más dilación y tirando la lanza a un lado, aquel individuo que en
varios segundos había derrotados a ambos guardias, corrió hacia la
entrada. Todos los presentes aun consternados comenzaron a gritar por
ayuda y refuerzos pero era tarde, ese hombre ya estaba cerca de la
alcoba real...
-¿Qué es ese alboroto? Odio que no me
dejen disfrutar del silencio de las mañanas- El monarca aún
sostenía la prenda entre sus brazos, al escuchar ruido fuera se la
colocó plegada en el antebrazo. -Anda ve a ver que es lo que pasa-
Ordenó al sastre que traía los demás complementos para vestir al
regente.
-Sí, mi señor- Con rapidez fue hacia
la puerta pero justo cuando iba a abrirla alguien entró bruscamente.
Era el encapuchado que había formado el escándalo de afuera hace
segundos.
-¿Qué demonios significa esto?- El
monarca lucía una mueca de desagrado al ver al extraño entrar de
esa forma en sus aposentos.
-Con tu edad y aún te comportas como
un crío... No cambias Thiago- La voz de aquél hombre hizo que el
rostro del joven se pusiera rojo de ira.
-¿Quién eres y que te crees para
hablarme así? ¡Guardias!- Ahora había tirado el ropaje que tenía
en su brazo y se acercaba al extraño. Sabía que un movimiento en
falso podría desatar una pelea, por lo que se preparó mentalmente
para utilizar su poder.
-Dejate de estupideces Thiago, tu poder
es cada vez más débil, podría derribarte de un solo un golpe- Sin
decir más tiró de su capucha hacia atrás para dejar al descubierto
su cabeza. Era un joven de facciones delineadas, su boca pequeña
hacía resaltar sus ojos grandes de color azul celeste, su nariz
larga y delgada le daba un toque de elegancia a su rostro. Era
realmente guapo. Thiago lo reconoció al instante.
-¿Na-Nathar?-Tartamudeó torpemente
mientras sus ojos se agrandaban por la sorpresa de ver a aquel hombre
frente a él.
-¿Tan sorprendido de verme aquí que
ahora también tartamudeas?- El monarca no alcanzó a responder nada
ya que varios guardias se presentaron en aquella estancia.
-Mi señor, no pudimos detenerlo...-
Alcanzó a decir uno de ellos, venían bastante agitados como si
hubieran corrido durante horas.
-¡Largo de aquí!- Ordenó
sorprendentemente Thiago sin despegar la vista del joven Nathar.
-Pero señor, no es seguro que deje
permanecer a este...
-¡¿Quienes han sido los incompetentes
que lo han dejado pasar?! ¡Vosotros! Vuestro rey os dará castigo
por eso después, ahora: ¡Largo de aquí!- Interrumpió de nuevo el
regente que ahora si recorría con su mirada cada rostro de los
guardias presentes. Estos incrédulos obedecieron y salieron de la
alcoba de su majestad. También le hizo un gesto a su sastre para que
abandonara la habitación. -No te preocupes... Es un viejo amigo...-
Avisó antes de que cruzara la puerta aquel sirviente.
-Ya veo como llevas todo esto “Amigo”-
El joven Nathar puso énfasis en la palabra amigo mientras comenzaba
a pasearse por alrededor de Thiago, mirando la decoración y alguna
que otra vez los ojos del noble.
-Muy valiente de tu parte aventurarse a
venir aquí... Solo- Giró su cuello hacia Nathar, con una sonrisa
falsa en sus labios.
-Ja, sabes perfectamente lo que pasaría
si me ocurriera algo entre estas paredes, esto no me quita valentía,
pero siempre traigo mi as debajo de la manga, Thiago- Presumió el
joven que ahora paraba enfrente de un espejo. Se miró un par de
veces antes de pasarse la mano por su flequillo para retocarse el
peinado.
-Qué tonto de mi parte pensar tu
visita, solo. Disculpadme...- Se inclinó en forma de respeto fingido
y con una mueca un tanto siniestra en su rostro.
-Si, muy tonto por tu parte...- Su
afirmación provocó el visible enfado de Thiago que sonrió
visiblemente molesto.
-Bien ¿Qué trae por aquí a tan
valeroso Guerrero?- Con tono irónico, burlesco y lleno de odio. Para
cambiar de tema totalmente.
-Aunque te odie tenemos asuntos que
tratar ¿De verdad pensaste que no iba a llegar a mis oídos lo de
tus “negocios” con la zorra de Asitafna?-
Al insultarla Thiago asumió que ella no podría haberle filtrado esa
información, pero ¿Entonces quien lo estaría traicionando? Actuó
fingiendo sorpresa ante tal revelación.
-¿De qué estas hablando ahora mismo,
Nathar? ¿Insinúas que tramo algo en tu contra?- Fijó su mirada en
esos ojos azules que ahora sonreían sin explicación lógica.
-¡Ja ja ja! Idiota de mi usar un tono
de pregunta en vez de uno de afirmación. Sé lo que tramas con la
“dama” Asitafna-
Hizo un énfasis en la palabra dama para ironizarla.
-Bien,
supongamos que sé de que hablas... ¿Qué es lo que tramo con
Asitafna?- Caminó hacia una mesa en la que había varios vasos y una
botella con licor. -¿Gustas?- Preguntó sin immutarse ante tal
acusación.
-No
estoy para juegos Thiago- Se acercó peligrosamente al monarca que no
se movió un ápice, desafiante. Sostenía un vaso que había llenado
ya segundos antes, con un leve movimiento salvó de verter su
contenido.
-Nathar,
calmate viejo amigo. ¿Crees que amenazándome con lo de mi hermana
dejaré de hacer mis propios planes? Estás muy equivocado- El hombre
que tenía enfrente cambió su expresión a una de total confusión.
-¿Aún
no comprendes la magnitud del asunto? Justo por eso ella se fue
Thiago, tu no mides las consecuencias. Hace mucho que no lo haces...
He sido un estúpido al venir aquí, en un rincón de mi mente
pensaba que tal vez, solo tal vez, podía hacerte volver a tus
sentidos...- No soltaba la solapa del camisón que lucía el regente
que había agarrado segundos antes. Cerró sus ojos en total
decepción, esto solo hizo soltar una carcajada al noble.
-Nunca
mostré otra cara, Nathar. Solo que ahora mi yo verdadero está libre
como siempre quise, solo cuando ella vuelva podré cumplir todo lo
que añoro. Eso que tanto teméis, lo conseguiré...- Se soltó con
un movimiento sin falta de elegancia y puso el vaso en la mesa de
donde lo había cogido.
-Pudiste
elegir... Ahora como supondrás yo estaré ahí para impedir tus
planes y para ayudar a tu hermana a detenerte. Ella aún piensa en
ese Thiago de antaño pero claramente se equivoca, aún así yo la
apoyaré... Siempre- Se giró y dejó espacio entre él y el monarca.
Estaba en conflicto con sus sentimientos pero seguro de lo que acaba
de anunciar.
-¿Sabes?
Podrías haberlo tenido todo: poder, influencias, amigos... Y a mi
hermana...- Al decir la ultima palabra los ojos de Nathar se
agrandaron, lleno de ira se abalanzó contra Thiago, pero en el
ultimo segundo dudó. -Justo eso es lo que te falta... Ambición.
Solo eres un estúpido enamorado de la hermana de tu futuro dios. ¡Ja
ja! Creo que eres tu el que aún no se ha dado cuenta...
-Sin
tu hermana no eres nadie y yo haré lo que sea por impedir que esté
contigo- Fijó su mirada en los ojos del regente y se dirigió hacia
la puerta con paso firme.
-Ella
por su propio pie vendrá a mi, no lo olvides- Dicho esto Nathar paró
en seco por unos segundos pero terminó por irse de la estancia. -¡No
lo olvides Nathar!

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